Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Israel entre vacunas, fake news y Netanyahu


 

Es imposible olvidar el entusiasmo inicial al comenzar en Israel el 19 de diciembre por la noche la campaña nacional de vacunación contra el Coronavirus, con un aluvión de ciudadanos fijando turnos y hasta presentándose sin haberlo coordinado, para inocularse lo antes posible. Semanas después, llegó una nueva etapa en la que el ritmo comenzó a bajar. Tras la vacunación de un alto porcentaje de las capas etarias en mayor riesgo y justamente al anunciarse que podía ya vacunarse toda la población de 16 años en adelante, parecían destacarse más las dudas que las certezas.

En el juego entraron con mayor fuerza las “fake news” que circulan intensamente también en Israel sobre supuestos peligros de la vacuna, basados en general en especulaciones carentes de fundamento. Está claro que sólo el tiempo responderá a determinadas interrogantes que algunos se plantean hoy sobre la vacuna , pero lo increíble es que quienes defienden la postura de no vacunarse por ello, hacen caso omiso de la absoluta certeza sobre el Coronavirus: es letal. Y quienes se curan, especialmente si estuvieron graves,  en general lidian con efectos duros y nocivos que les deja la enfermedad aún cuando el virus ya no está en el cuerpo.

A pesar de las dudas, la vacunación ha ido avanzando. Hasta  este domingo 14 de febrero de mañana, ascendían a 3.832.387 los vacunados con la primera dosis (más del 41% de la población), de los cuales 2.464.280  (algo nás del 26% de la población) también recibieron la segunda.

Volvamos a la discusión.

En Israel, a la polémica de fondo sobre la vacuna, se agrega un elemento propio de la división política profunda que existe en el país y la cercanía de las elecciones que se llevarán a cabo el 23 de marzo: Netanyahu. Claro está que entre quienes se oponen a la vacuna, hay tanto gente que votó o vota a Netanyahu y quienes no lo han hecho ni piensan hacerlo ahora. Esto no pasa por “derecha” o “izquierda”. Pero entre quienes se oponen fervientemente al Primer Ministro y desconfían de todo lo que hace, aparece también el papel protagónico jugado por Netanyahu en el tema de la vacunación, como justificación de dudas sobre la vacuna.

Es indudable que Netanyahu fue celero en la coordinación con Pfizer de la llegada rápida de vacunas a Israel. Ordenó iniciar los contactos al respecto muy temprano, varios meses atrás. Su propio empuje personal en contactos directos con el Director General de Pfizer Albert Bourla, con quien habló personalmente muchas veces, fue de gran importancia.

También es cierto que presenta el gran avance de la vacunación como logro personal suyo, y eso es  es sólo parte de la verdad. Si bien sin las vacunas en Israel no se habría logrado nada, un elemento clave es el impresionante sistema de salud pública israelí que hizo posible la organización de la campaña nacional de vacunación, y que es justamente legado de la época de gobiernos laboristas. La afiliación de todos los ciudadanos de Israel, por ley, a una de las cuatro cajas de seguro médicas, el sistema computarizado que permite un control ordenado de todo el territorio nacional, y el entusiasmo que pusieron los equipos médicos y los voluntarios para ocupar los puestos de vacunación, fueron y son imprescindibles en este emprendimiento.

Sería un error y más que nada una injusticia quitar valor al rol jugado por Netanyahu en todo esto, pero también sería faltar a la verdad centrarlo todo en él.

También es cierto que parte de su motivación por ejemplo al esperar los cargamentos de vacunas en el aeropuerto y tomarse fotos con las enormes cajas de fondo, es la ganancia política. Y con elecciones en puerta, más aún. Si eso lo empujó a cumplir con mayor rapidez lo que de todos modos es su deber como Primer Ministro, o sea a hacer lo máximo para que la población se pueda vacunar lo antes posible, esta motivación no quita al hecho que la vacunación era clave para Israel.

Pero la legítima discusión sobre cómo maneja Netanyahu el tema-y ni que hablar la muy necesaria discusión sobre lo mal que el gobierno de Israel manejó la pandemia en sí- no es el tema central sobre la vacunación con el que abrimos la nota. La discusión sobre la vacuna sí o no va mucho más allá de Netanyahu.

En esta discusión surgen conceptos como “el derecho de cada uno sobre su cuerpo”, la “libertad de decidir” y otros derivados. No los subestimamos en absoluto, muy especialmente cuando se basan en un temor auténtico de la gente. Pero consideramos que hay que dedicar tiempo a buscar las opiniones de todos los científicos y expertos, que son la mayoría, que explican por qué la vacuna es segura y qué se sabe hasta ahora en la experiencia mundial, en lugar de dedicar más esfuerzo a los fake news que circulan.

Y ni que hablar del hecho que lo que más miedo debe dar es la enfermedad, no la vacuna.

Pero por sobre ello hay que recordar que la decisión de vacunarse o no , no es algo meramente personal e individual, sino que afecta a la sociedad toda. Quien vive en una caverna aislado del resto, que haga lo que quiera. Quien es parte de la sociedad y se moviliza en ella, tiene la responsabilidad de tomar en consideración el efecto de su decisión sobre los demás.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(14 de Febrero de 2021)

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