Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Seis años sin David Fremd, asesinado en Paysandú por ser judío


 

 

Nos atrevemos a hablar en nombre de todos los judíos uruguayos, sin que nadie nos haya nombrado para ello: ninguno de nosotros olvidará jamás aquel terrible 8 de marzo del 2016, al confirmarse que David Fremd, queridísimo miembro de la comunidad judía sanducera, había sido asesinado a cuchilladas. No olvidaremos el estremecimento y estupor al entender que en la tranquila Paysandú, frente a su negocio, un uruguayo antisemita convertido al Islam, lo había matado a puñaladas a los gritos de “Alá es grande”.

 No. No en Uruguay. No en Paysandú. No podíamos creerlo.

Junto a nosotros, quedaron estremecidos no pocos compatriotas no judíos, no sólo los que conocían al bueno de David, sino que simplemente eran buenos ciudadanos amantes de la convivencia en paz, sin distinción. Ese fue precisamente el lema de aquella impresionante marcha por Paysandú en condena del crimen y repudio al odio que había matado a David.

No podíamos creer que haya sido cometido un asesinato así en Uruguay.

Pero en realidad, no teníamos que sorprendernos ya que el fenómeno del irracional antisemitismo y del Islam extremista que difunde odio, ya era bien conocido, y todos sabíamos que cruza fronteras. Que envenena mentes por doquier. Que indoctrina con su demonización del judío y de Israel, y llama a matar. De fondo hay toda una ideología feroz y bien manejada por quienes se creen dueños de la verdad.

Por eso Guille, el hijo mayor de David (z”l), dijo claramente en aquellos terribles y tan tristes días posteriores al asesinato, que “a papá no lo mató un loco suelto”. Creer que era un “loco suelto” podía no quitarle responsabilidad al asesino puntual, pero sí desligarlo de algo más grande que nos sigue acosando y que quizás espera el momento de volver a atacar.

Hay que estar atentos siempre. No en Paysandú precisamente sino en el mundo todo. Sí, también en Uruguay. Es que el odio irracional antisemita levanta cabeza y no se limita a comentarios venenosos en las redes. Hay quienes intentan traducirlo en acciones.

Y más allá de estos pensamientos que compartimos aquí, sobre el fenómeno de fondo y el significado de lo que ocurrió, queremos recordar a David. Ese buen judío, buen uruguayo, buen sanducero, enamorado de su familia y de la comunidad de la que era parte. Esa persona noble que siempre buscaba cómo ayudar a los demás.

Y no, no son cosas que se dicen porque ya no está. Son cosas que David se ganó en vida.

Vayan nuevamente, este 8 de marzo y siempre, estas palabras de solidaridad acompañadas de un fuerte abrazo, directo al corazón de Susi, su esposa, de Guille, Rafa y Gabriel-sus hijos- y sus familias, así como al resto de sus seres queridos que lo extrañan y no lo olvidarán jamás.

Susi, Guille, David de bendita memoria, Gabriel y Rafa

 

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(8 de Marzo de 2022)

Editoriales anteriores Ver mas

Esta página fue generada en 0.0517530 segundos (5086)
2024-04-20T07:59:02-03:00