Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Israel vive la peor ola terrorista en años


Al perpetrarse este martes por la noche un nuevo atentado terrorista-el tercero en ocho días-, esta vez en la ciudad mayormente ultraortodoxa Bnei Brak, ascendió a 11 la cantidad de víctimas mortales del lado israelí en la última semana. En este nuevo ataque, perpetrado por un terrorista palestino, fueron 5 los muertos: dos civiles israelíes, dos civiles extranjeros que estaban trabajando en Israel y un policía israelí, miembro de la minoría árabe cristiana, que llegó al escenario del atentado junto con un compañero para neutralizar al terrorista. Un balazo lo alcanzó  y fue el otro policía quien logró abatir al asesino.

El terrorista era Diaa Hamarshe, de 27 años , palestino de la aldea Yabed junto a Jenin, quien se hallaba en Israel en forma ilegal y estaba trabajando al parecer en la propia zona en la que cometió el múltiple asesinato. Años atrás había estado preso en la cárcel en Israel por vínculos con actividad terrorista del Jihad Islámico, aunque ahora se dijo que también estaba ligado a Al Fatah.

Los dos atentados anteriores- el de Beer Sheba, con 1 muerto por embestida con automóvil y otros 3 muertos acuchillados, y el de Hadera, con 2 muertos por disparos- fueron cometidos por árabes ciudadanos de Israel ideológicamente identificados con ISIS.  Los múltiples asesinatos desataron una larga serie de condenas de numerosas figuras de la sociedad árabe israelí, ante todo de Mansur Abbas, el jefe del partido Ra´am que es parte de la coalición de gobierno.

Cabe recordar que en total, en el mes que está por terminar, fueron 10 los atentados , aunque en los 7 primeros hubo “solamente” heridos.

Son varios los puntos a destacar en esta situación.

1)    Esta  ola terrorista , además de imponer a Israel la necesidad de extremar cuidados y hacer todo lo necesario para frustrar posibles nuevos atentados, también le impone dilemas nada sencillos. ¿Seguir en la tesitura de tratar de hacer todo para distinguir entre los terroristas y la población inocente o tomar medidas drásticas, aunque afecten también a la población no involucrada? Este es un dilema muy real ya ahora, dado que Israel aprobó una serie de medidas presentadas como gestos especiales para con la población tanto en Gaza como en Cisjordania, por la llegada del mes sagrado del Ramadan. Se volvió a permitir que familias visiten a terroristas de Gaza presos en Israel, se aumentó la cantidad de permisos de trabajo para palestinos de Gaza que entren a Israel y se aumentó la cantidad de permisos de visita a Israel para palestinos , incluyendo la posibiliad de orar en la mezquita de Al-Aksa. ¿Seguir adelante con esto como si aquí no hubiera pasado nada? ¿O frenarlo? ¿Seguir adelante deteriorará más la situación porque creará frustracion y furia o servirá por un lado para minimizar el riesgo que entre algún terrorista y por otro para enviar un mensaje terminante a los palestinos y al mundo que Israel no va a tolerar el terrorismo?

2)    Esto está relacionado no sólo a los atentados en sí, sino a su aliento y celebración, los cuales crean una atmósfera enardecida que sirve de tierra fértil para el próximo atentado. Al respecto se manifestó en el canal israelí N12 uno de los grandes expertos en el mundo árabe, el periodista Ehud Yaari.  Opinó que una de las primeras reacciones debe ser aclarar a la organización terrorista Hamas –que es el gobierno en Gaza desde junio del 2007-que si no se retracta explícitamente de sus entusiastas felicitaciones por todos los últimos atentados, Israel cancela todos los permisos de trabajo a gazatíes en Israel y también la entrada del emisario especial catarí que mensualmente llega con valijas de dólares para repartir a familias necesitadas de la Franja, lo cual es un ingreso importante para Hamas.

Las felicitaciones de Hamas y Jihad Islámico se expresan, con palabras de amenaza y profundo odio, no sólo cuando el atentado es cometido por un palestinos, como este martes, sino siempre que mueren israelíes. También los ataques que fueron obra de ISIS fueron glorificados por los terroristas palestinos.

Israel debe avisar al mundo, opinó Ehud Yaari, que no lo tolerará, y que mientras eso ocurra, se terminaron todas las facilidades especiales.

3)    El Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó el atentado, diciendo que “la muerte de civiles israelíes y palestinos no conduce a nada”, como tratando de crear un equilibrio, aunque la enorme mayoría de los palestinos muertos son víctimas de choques armados en los que ellos mismos habían participado. En Israel se reveló que del despacho del Ministro de Defensa de Israel Beni Gantz se aclaró a Abu Mazen que se espera que condene.

De todos modos no se da gran valor a su condena dado que en la práctica suele tener una retórica sumamente incitadora y también paga sueldos a terroristas presos y a las familias de los que murieron matando israelíes.

4)    Un fenómeno especialmente condenable, es el de las reacciones de felicidad palestina por las muertes en Israel. Palestinos salen a las calles a celebrar, reparten golosinas , también a niños, marchan por las calles con eslóganes antisemitas y anti israelíes festejando que haya habido asesinatos en Israel.  Y yo me pregunto qué dicen madres palestinas a sus hijos en esta situación, cómo explican de qué se trata. ¿No les da vergüenza enseñar que es bueno festejar el asesinato? ¿No se detienen a pensar en el significado de un mensaje así?

Nuestra pregunta retórica suena ingenua, claro está.

El mayor problema al respecto es que ineludiblemente  me pregunto si acaso estaré equivocada al estimar que los palestinos quieren para su vida lo mismo que yo para mi familia. Sigo pensando que eso es lo lógico. El problema es que esa no es la mayoría que se manifiesta, sino que la voz cantante la tienen los que salen a la calle enardecidos en Jenin a gritar “millones de mártires marchan hacia Jerusalem”.

5)    Israel debe tomar medidas drásticas contra todo aquel que se prepare para perpetrar atentados, también dentro de la sociedad árabe israelí, de la cual salieron los autores de los ataques en Beer Sheba y Hadera.  Pero aquí hay que tomar extremos cuidados de no poner a todos en el mismo cesto. La condena de los últimos ataques ha sido enorme y amplísima desde la ciudadanía árabe de Israel. Claro que también hay islamistas peligrosos, no se han muerto los últimos al ser abatidos tras los atentados que cometieron. Pero sería un error generalizar. Con los terroristas, hay que ser implacables. La respuesta a quienes quieren ser parte y convivir en paz, debe ser la confirmación de que eso es posible. Qué mejor prueba de ello, que la muerte este martes de uno de los policías que trató de frenara al terrorista: era un árabe cristiano israelí.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(29 de Marzo de 2022)

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