Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

El acuerdo entre Israel y Líbano: ¿un nuevo eslabón en la búsqueda de la paz?


El gobierno israelí aprobó este jueves de mañana casi por unanimidad-con un voto en contra- el acuerdo que determina la frontera marítima con Líbano, el Primer Ministro Yair Lapid lo firmó en su oficina en Jerusalem y la delegación oficial israelí, encabezada por el Director General del Ministerio de Energía, partía hacia la frontera con Líbano, para la ceremonia de la firma oficial e intercambio de copias. Del lado libanés el acuerdo fue firmado en Beirut por el Presidente Michel Aoun.

No se trata de un acuerdo de paz entre ambos países, y con la organización terrorista Hizbala, brazo de Irán en Líbano, jugando un rol tan central en el país de los cedros, las amenazas no desaparecen. Pero es un paso adelante. Aunque Lapid hable de "un acuerdo que fortalece nuestra seguridad" y para Líbano la importancia del acuerdo pase únicamente por su dimensión económica, con la esperanza que el yacimiento de gas Kana (Sidón) tenga realmente las grandes cantidades de gas que los expertos vaticinan, es clave que Beirut vea en este acuerdo con Israel un pacto que le conviene.

Claro que lo ideal para garantizar buena vecindad y vida en paz, sería una profunda comprensión del derecho de Israel de vivir con seguridad, así como Líbano ve el suyo propio.La ausencia de odio y de quienes usan el territorio libanés como base de ataques contra Israel y de preparación de guerras futuras contra el Estado judío.

Esto sería lo normal.

Pero también puede ayudar que Líbano comprenda que una guerra sería una catástrofe, y que mejor concentrarse en desarrollar su tan golpeada economía, dedicarse a desarrollar su sociedad y no permitir que terroristas arruinen su vida atacando desde allí a Israel y obligando así a Israel a responder con fuerza, como ya ha ocurrido repetidamente.

Cuando el otrora presidente de Egipto Anwar el-Sadat viajó en noviembre de 1977 a Jerusalem y habló ante la Kneset, Parlamento de Israel, no era sionista ni amaba al Estado judío. Simplemente, había comprendido que otra guerra sería nefasta para su país, y que de todos modos no la ganaría. Se encontró con un sabio interlocutor, tan valiente como él, el entonces Primer Ministro israelí Menajem Begin. Juntos, supieron hacer la paz. Una paz fría hasta hoy, pero mucho más fructífera que cualquier guerra.

El acuerdo con Líbano, reiteramos, no es un acuerdo de paz. Pero en la práctica, aunque no lo proclamen, es una forma de confirmar implícitamente el reconocimiento por parte de Líbano, del Estado de Israel. No lo dirán, ni siquiera aceptan una foto conjunta de la ceremonia de firma del acuerdo ni un apretón de manos entre los jefes de delegación. Pero en el texto del acuerdo dirá claramente que es entre Líbano e Israel. No es poca cosa en esta región a menudo demente en la que se halla la tierra de Israel.

Es un paso adelante. Insuficiente, no exento de dudas, pero clave, histórico. A nuestro criterio, un motivo para festejar.

Esperamos que no lo arruinen los terroristas pro-iraníes, capaces de osar hundir nuevamente a Líbano con sus aventuras de odio. Ojalá que esta vez comprendan que no se lo pueden permitir.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(27 de Octubre de 2022)

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