Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Catar, su fortuna y el mensaje de cómo la usa y cómo no


 

Catar, el pequeño  emirato del Golfo Pérsico que es sede del Mundial de fútbol, es un país sumamente poderoso económicamente, que con el propósito de blanquear  su imagen, gastó entre 220 y 240 mil millones de dólares para construir la infraestructura necesaria para el campeonato internacional. Según algunos informes , miles de trabajadores extranjeros perdieron la vida en los trabajos preparatorios para el Mundial, por las condiciones terribles en las que se los emplea.

Una impresionante caricatura  de Yotam Fishbein en el Yediot Ahronot de hoy, muestra una mano en la que la punta de la manga del traje dice FIFA, que  levanta una alfombra verde con forma de cancha de fútbol, mientras la otra mano barre con un enorme escobillón a numerosas personas debajo de la misma. De allí salen cráneos, cuerpos y manchas de sangre. La acusación es evidente: FIFA es responsable por evadir las críticas a Catar  y de hecho dar legitimidad a la situación a través del ocultamient.

Catar gasta fortunas financiando elementos que incitan al terrorismo , a las alas más radicales del Islam fundamentalista, y a mezquitas –también en Europa- desde las que se llama a guerra santa, jihad, otra forma de decir terror.  Según escribió el destacado periodista israelí Ben Dror  Yemini en un artículo titulado “El Mundial de la Vergüenza”, Catar también compra influencias con su dinero. En la década pasada, sostiene, Catar ha invertido 1.300 millones de dólares en universidades y centros de investigación en Estados Unidos, con lo cual impide que allí alguien escriba algo contra el peligro  del Islamismo en el mundo.

El problema no es el dinero de Catar , que llega del petróleo y del gas, y que muchos quisieran tener, como es lógico. El problema es en qué se lo usa.  En realidad, también la forma en que no se lo usa.

Y vuelvo a citar un editorialista de Yediot Ahronot, el diario israelí que abrió su edición de este domingo con el tema del Mundial y una hermosa foto de un niño catarí pateando una pelota.

Sever Plotzker, analista de temas económicos en el rotativo, analiza el comportamiento de Catar desde el punto de vista de la situación palestina,comenzando por la descripción del terrible incendio ocurrido días atrás en la Franja de Gaza en el que murieron 21 personas, entre ellas varios niños con sus madres y abuelas, a causa de las sustancias que tenían almacenadas en la casa para poder calentarse cuando no hay electricidad.

No entraremos aquí en todo lo que podría hacer la organización terrorista Hamas, gobierno en Gaza desde hace más de 15 años, si dedicara a las necesidades de la población parte de lo que dedica a su infraestructura armada.  Aquí nos limitaremos al tema de Catar propiamente dicho, que según explica Plotzker, podría con  10 mil millones de dólares, construir dos estaciones de producción eléctrica en Gaza, proporcionando así a la población palestina de la zona una solución concreta a un problema de la vida diaria. Para ellos, son monedas, muchísimo menos por cierto de lo que costó el Mundial.

Desde hace ya varios años, Catar introduce sí sumas importantes a Gaza, para pagar 100 dólares por mes a familias palestinas carenciadas. Sin minimizar la importancia de este paso, que también ayuda en parte a mantener la calma, tanto Catar como el resto de los países petrolíferos del Golfo, podrían hacer muchísimo más en pro de los palestinos. Aparecen en sus discursos, pero mucho menos en sus acciones.

Plotzker cita un informe del Fondo Monetario Internacional según el cual la invasión rusa a Ucrania precipitó un gran aumento en los precios de las materias claves para la producción de energía. Esto significa que los países árabes exportadores de energía, pasan de ganar 3 trillones de dólares el año pasado a 5 trillones este año y el próximo. “Un 1% de estos ingresos fantásticos bastaría para crear condiciones de vida normales, un sistema de instituciones de salud y educación  avanzadas y una red de electricidad, agua e industria desarrolladas para millones de palestinos en Gaza  y Cisjordania”, detalla. Y agrega la triste conclusión: “Pero eso, por supuesto, no ocurrirá. Los jeques del petróleo y el gas mesoriental guardarán los cientos de miles de millones en sus bolsillos  y/o los despilfarrarán en lujos despliegues innecesarios”.

No supeditar avances hacia la paz al estancamiento que defienden en la práctica los palestinos cuando no aceptan propuestas de acuerdos, es una cosa. Positiva a nuestro criterio, y fue precisamente eso lo que se logró con los Acuerdos de Abraham que como tantas otras propuestas, fueron rechazadas por los palestinos. Pero que figuras árabes se llenan la boca con discursos en pro de los palestinos y no hagan  en la práctica ni una milésima parte de lo que podrían con su enorme poderío económico, es otra muy distinta.

Esto no se verá en las canchas de Catar.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(20 de Noviembre de 2022)

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