Días de luz para judíos y cristianos. Todos la necesitamos.

 

Mientras el mundo judío celebra Janucá, destacando la hermosa tradición de encender cada una de las 8 noches de la fiesta otra vela en el candelabro, la janukiá, el mundo cristiano se prepara para sus fiestas sagradas.

Y quiso el calendario que este año, la noche de la última vela, en la que el candelabro irradia la mayor cantidad de luz-motivo de inspiración para el puebo judío- sea también la noche de Navidad , tan importante para los creyentes cristianos.

“Este años nos tocó JanuChristmas”, nos dijo con una sonrisa el Padre Agustín Pelayo, franciscano de origen mexicano que está hace años en Israel, feliz porque sus superiores le acaban de renovar por otros tres años su servicio al frente de la comunidad católica en la iglesia de San Antonio en Iafo, Tel Aviv, donde se siente como pez en el agua, cómodo , feliz y respetado. Usando el término en inglés, se refería precisamente a la coincidencia entre la última vela de Janucá y la llegada de Navidad.

Nos contaba con emoción que horas después de nuestra conversación-infaltable todos los años a esta altura de diciembre- el Presidente de Israel llegaría a Iafo a saludar a los dignatarios de las distintas comunidades cristianas de cara a Navidad. Y que el Intendente de Tel Aviv Ron Huldai ya había participado días atrás en el encendido del árbol tradicional en el cruce conocido como Kikar Hashaón a la entrada de Iafo.

Ambos son gestos muy israelíes, tradicionales ya al acercarse las fiestas, como expresión de respeto a la minoría cristiana de Israel, compuesta tanto por ciudadanos israelíes de dicha fe como por trabajadores extranjeros que residen en Israel durante años y hasta forman familias y por quienes llegan por distintas razones por un tiempo.

Mucha agua pasó bajo el puente en las últimas ya varias décadas en lo que tiene que ver con las relaciones judeo-cristianas . Desde la impresionante impronta dejada por el Papa Juan XXIII, conocido por muchos como “el Papa bueno”, el vínculo entre judíos y cristiano ha ido mejorando constantemente.Siempre hay más que hacer y cosas que mejorar. Y no se trata en absoluto de tratar de convencer uno al otro sobre verdades teológicas sino de poder respetarse, trabajar en pro de las cosas comunes partiendo de los valores de humanismo, respeto al ser humano y su fe, a pesar de las diferencias.

Los cristianos seguirán convencidos que con Jesús llegó el Mesías, el pueblo judío continuará esperando el suyo, y nada de ello tiene que alterar la posibiidad del diálogo y la santificación, más allá de la fe, del hombre, centro de la Creación.

El lamentablemente fallecido Papa Juan Pablo II, de bendita memoria, que tenía clarísimo que el Cristianismo había nacido de raíces judías, llamaba al pueblo judío “nuestros hermanos mayores”. Para ser digno de semejante título, no basta a nuestro criterio con haber nacido antes. Es clave haber sabido respetar esa identidad  y fortalecerla. De eso se trata justamente Janucá, que recuerda la lucha contra la imposición del imperio helénico que profanó el Templo sagrado de Jerusalem.

Pero esto no pasa solamente por la dimensión religiosa ni tampoco solamente por la nacional, ambas presentes en Janucá. La luz que pone fin a la oscuridad es un mensaje de esperanza para quienes lucha por la justicia y contra el odio. Y vaya si habrá ejemplos en el mundo de hoy, desde la guerra de Rusia contra Ucrania, hasta los cristianos masacrados por fundamentalistas islámicos y los tantos ciudadanos del mundo que viven bajo opresión de sus gobernantes.

Por doquier sería necesario encender cada noche una nueva vela . De esperanza, para que la luz apague a la oscuridad.

Vayan desde aquí, de corazón, nuestros mejores deseos de Feliz Navidad a nuestros lectores cristianos , a todos los cristianos de buena fe de Uruguay. Y a  quienes celebran la fiesta no por cuestión de Fe sino por su dimensión religiosa, que sean estos días de regocijo junto a vuestros seres queridos.

Y a los cristianos de Medio Oriente, les deseamos que no sufran persecuciones ni vean su libertad coartada como ocurre hoy demasiado a menudo. Lo mejor que les podemos desear es que vivan libremente, como los cristianos del Estado de Israel.