Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

¿Por qué celebro los 75 años de Israel?


 

Esta semana el Estado de Israel festeja su 75°cumpleaños-de acuerdo al calendario hebreo-, señalando un significativo aniversario redondo desde la declaración de la independencia el 14 de mayo de 1948. Este es un gran motivo de celebración. Y no sólo porque la declaración de independencia de Israel realizó un sueño de generaciones, haciendo justicia histórica al concretar la creación de un hogar nacional en la tierra ancestral del pueblo judío. Ese es el marco conceptual. 

Es motivo de gran celebración por lo que ha hecho Israel en estos 75 años, por todo lo logrado, aunque lejos está de poder decir “misión cumplida”.

-El primer gran desafío fue garantizar la defensa del Estado, atacado desde el primer día por los países vecinos, que mucho habrían ganado y mucho sufrimiento habrían ahorrado para sí mismos y para Israel, si hubieran optado por la convivencia en paz. Fue esa necesidad de luchar siempre por la supervivencia, lo que convirtió a las Fuerzas de Defensa de Israel en-así se suele decir- el ejército más poderoso de Oriente Medio. 

No es casualidad que inmediatamente antes de comenzar las celebraciones del Día de la Independencia, Israel recuerda a sus caídos, soldados y oficiales de las Fuerzas de Defensa de Israel, la policía y los diversos servicios de seguridad 24.213 desde 1860 hasta el presente (el cómputo es desde el comienzo de los disturbios y ataques a los judíos de la tierra de Israel) , así como a los 4.255 civiles asesinados en atentados.

El terrorismo con el que sigue lidiando Israel, no es una amenaza existencial como sí lo sería un Irán con poderío nuclear. Pero la necesidad de defensa no es sólo ante el peligro de extinción, sino también por  el legítimo deseo de garantizar una vida normal, sin constantes sobresaltos por atentados contra  la población civil israelí.

-No menos importante que los logros alcanzados en la defensa nacional, es el hecho que Israel haya desarrollado este gran poderío, sin dejar de ser un Estado democrático donde impera el gobierno del Derecho. 

Las discusiones actuales y los justificados motivos de preocupación de todos aquellos que se oponen al plan de “reforma judicial” presentado por el gobierno, en nada minimizan lo antedicho. E inclusive en medio de la gran polémica actual-parcialmente suspendida aunque claro que no finalizada- hay potentes rayos de luz, por la impresionante reacción popular de centenares de miles de ciudadanos que “armados” con la bandera de Israel, salieron a manifestar.

-Otro gran desafío con el que se comenzó a lidiar apenas nació el Estado, fue el recibimiento y la absorción  de judíos provenientes de más de cien países, que a veces huyendo del antisemitismo pero mayormente deseosos de hacer su vida en la tierra de sus antepasados,  se sumaron a los destinos de Israel. Especialmente difícil fue lidiar con el desafío de la inmigración masiva al declararse la independencia y en los años siguientes, cuando el recién nacido Estado judío carecía de medios para dar a todos lo necesario. Más que nada, tomando en cuenta la diversidad cultural de la que venían todos ellos. 

Y dentro de este gran esfuerzo, cabe destacar que a raíz de la guerra de independencia de Israel desatada por el ataque de cinco ejércitos árabes, 800.000 judíos del mundo árabe se convirtieron en refugiados y llegaron por diversas vías a Israel. 

No es secreto que hubo también errores en las políticas de absorción y  a veces actitudes discriminatorias, en los primeros años del Estado, ante los judíos llegados de los países árabes. En parte de ellos, el dolor perdura hasta hoy. A nuestro criterio, ello fue una mancha que no quita el valor de lo mucho hecho. La infraestructura del Estado y de las instituciones sionistas, se salieron de sí, inclusive corriendo sus enviados peligro de muerte, por traer a esos judíos a ser parte de la vivencia nacional. Y junto a las equivocaciones a lo largo del camino, lo central es el resultado: todos se convirtieron en dignos ciudadanos del Estado de Israel.

Judíos llegados del mundo árabe, sobrevivientes de la Shoá en Europa, judíos de la ciudad y de aldeas recónditas tierra adentro en Etiopía donde ni siquiera tenían electricidad, de América Latina y el mundo anglosajón, todos confluyeron en el Estado de Israel. Gente que había llegado de vidas cómodas y otros venidos del infierno en la Tierra, salieron adelante, cada uno por su lado y al mismo tiempo juntos.  Y eso no dependía únicamente de la voluntad individual  de cada uno de ellos, sino del Estado mismo, que vio en todos a sus hijos.

-Mucho se habla de los impresionantes logros de Israel en el campo de la ciencia y la alta tecnología. Son en efecto sin duda extraordinarios. Y la lista que podemos compartir aquí, con algunos ejemplos, es muy parcial, porque llenaríamos espacios enormes si los diéramos todos.

 De Israel ha salido el dispositivo  Rewalk  que no cura pero sí permite a paralíticos caminar. Robots quirúrgios y cámaras diminutas que permiten intervenciones y estudios antes impensables. El avanzado nivel de desalinización por el cual Israel se ha convertido en una potencia en el aprovechamiento del agua, a pesar de la escasez…o mejor dicho debido a ella. La Cúpula de Hierro que intercepta en vuelo misiles y los destruye antes de que peguen en los blancos buscados. El sistema Mobileye que sirve de gran apoyo al conductor y advierte a tiempo sobre lo que podrían ser inminentes accidentes de tráfico. La guía de tránsito Waze que ahorra tiempo en las carreteras y ayuda a llegar a destino. El  medicamento Copaxone para la esclerosis múltiple, desarrollado por expertos del Instituto Científico Weizmann. Métodos para multiplicar linfocitos como técnica en la lucha contra el cáncer.  Tecnologías de anti-virus en computadoras, ideadas por Checkpoint de Israel. Regeneración de neuronas…y tanto más.

Pero lo central no es sólo el alto nivel científico y tecnológico, sino el aporte que muchos de sus desarrollos han hecho a la humanidad en general.

Israel ha sido y sigue siendo generoso con la comunidad internacional en compartir conocimiento. MASHAV, la división de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores,  continúa trabajando y compartiendo la experiencia acumulada en una diversidad de áreas, con numerosos países del mundo, de América Latina, Asia y África. 

-Israel se ha destacado por su constante disposición a prestar ayuda humanitaria. Las noticias sobre una catástrofe, sea natural o a raíz de un atentado terrorista, en otras latitudes, ponen de inmediato en funcionamiento el resorte israelí. La unidad de rescate de las Fuerzas de Defensa de Israel han estado recientemente en Turquía tras el enorme terremoto, así como en tantos otros escenarios de horror, México, Nepal, el tsunami en Tailandia y muchos más. Tras el terrible terremoto en Haití, el hospital de campaña israelí instalado para prestar ayuda a los sobrevivientes, fue el primero en empezar a trabajar. Equipos de otros países, incluyendo Estados Unidos, pidieron unirse a él para trabajar juntos, al ver su alto nivel. Recordamos con emoción el relato de un querido amigo, que años atrás fue Cónsul en la embajada de Israel en Montevideo, Dani Saban, que había viajado en la delegación de vanguardia de la Cancillería israelí a Haití para evaluar las necesidades en el terreno.“Los habitantes locales se paraban alrededor del hospital de campaña que habíamos erigido en el lugar y cantaban a viva voz : ¡Israel, Israel, Israel¡. Era una forma de agradecernos por la ayuda que estábamos prestando”, relató.

Otra dimensión de esas ganas de compartir con el prójimo lo aprendido, se da también a través de una diversidad de cursos especiales organizados por hospitales, el ejército y distintas instituciones, a los que se invita también a palestinos y jordanos. Van desde ayuda en situaciones de emergencia, hasta temas agrícolas, pasando por una variada gama de aspectos de la vida diaria en los que las diferencias políticas no cuentan y sólo la cooperación sin fronteras tiene sentido. 

-Hay que detenerse también en Tzahal, la sigla hebrea que da el nombre a las Fuerzas de Defensa de Israel. No tiene sobre sus hombros una misión sencilla. La lleva a cabo honrando los valores centrales de la existencia del Estado. Maniobra entre la necesidad de defender al país y su gente con firmeza, sin perder de vista que del “otro lado”, no hay solamente terroristas sino, más que nada, gente, civiles, hombres, mujeres, ancianos y niños.

Con esto no estamos alegando que no hay casos trágicos en los que a raíz de operativos militares, mueren también palestinos inocentes. Sucede en todo el mundo donde hay enfrentamientos bélicos. Cada caso es una tragedia, un mundo entero para su familia. Pero esas desgracias no son jamás intencionales. Israel hace enormes esfuerzos para minimizar víctimas civiles del otro lado, a menudo a expensas de la seguridad de sus propios efectivos. 

El ejército israelí es además un marco igualitario, donde todos tienen las mismas oportunidades y valen por igual. En sus filas sirve la mayoría judía, pero también miembros de minorías que se consideran y son parte. Es el mejor marco que tiene Israel para una plena inserción en la sociedad. 

-La gran deuda pendiente es el logro de la paz con los palestinos. Han sido numerosos los intentos del lado israelí, de distintos gobiernos, por llegar a un acuerdo, y numerosos los rechazos del otro lado. A nuestro criterio, hay  que volver a intentar. Sin bajar la guardia, pero hay que redoblar los esfuerzos, aunque en los últimos años ha aumentado mucho la desconfianza en la posibilidad de un diálogo exitoso y en el actual liderazgo palestino. Pero estamos convencidos que una solución que permita separarse de los palestinos, sin atentar contra la seguridad nacional, es clave para Israel. No por los derechos palestinos a un Estado-que tendrían hace tiempo si no hubieran rechazado todas las propuestas que les fueron presentadas- sino por sí mismo, por Israel, por su derecho y necesidad de vivir en paz. 

Israel celebra su 75° cumpleaños con ambivalencia. Por un lado, nadie pensó llegar a este aniversario redondo en medio de una crisis seria que divide tanto al país. Por otro, no sólo los logros ya mencionados ameritan celebrar, sino también el profundo amor del pueblo al país, que hasta diríamos se manifiesta precisamente en lo agudo de la polémica actual,

Israel celebra con sus calles llenas de banderas y al mismo tiempo siempre alerta. 

Deseamos a Israel-y así también a aquellos de sus vecinos que no busquen matar y dañar- una vida en paz y prosperidad. 

Para los que analizan políticamente, recordaremos que la paz es lo que puede garantizar verdaderamente la seguridad.

Y para los creyentes, recordaremos el versículo de los Salmos, capítulo 29, en más de una ocasión citado por gobernantes y comandantes en mensajes a la ciudadanía y a los efectivos de las Fuerzas de Defensa de Israel: “Dios dará poder a su pueblo; Dios  bendecirá a su pueblo con paz”. Amén.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(26 de Abril de 2023)

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