Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Cosas que hay que decir sobre Israel, el plan de reforma, las protestas y el gobierno


A raíz de las nuevas manifestaciones que han tenido lugar en Israel- las de la protesta contra el plan de “reforma” judicial, que ya llevan 17 semanas y la de quienes defienden la reforma que fue el jueves pasado- hay varios puntos que deben ser aclarados.

 

*Ante todo, tanto por la forma en que se discute en Israel como en comunidades judías de la diáspora, es importante recalcar: criticar al gobierno de turno por tal o cual propuesta, por tal o cual plan o por la composición misma de la coalición, no es sinónimo de atacar a Israel.

Claro que un gobierno democráticamente electo, como el actual y todos los que le antecedieron en Israel, es en gran medida símbolo del país. Pero precisamente en tiempos tan álgidos como el actual, es sumamente importante saber distinguir entre una línea del gobierno con la que se discrepa, por un lado, y por otro Israel como país  y como pueblo.

 

* En los últimos años el Primer Ministro Netanyahu fue el promotor principal de comentarios críticos a todo el que discrepaba con su postura, tildando de “izquierda”- como si fuera un insulto o una postura ilegítima- a quienes estaban del otro lado, no del suyo. Siempre, en un tono que quita legitimidad y casi presenta a quenes discrepan, como enemigos del pueblo y traidores de sus valores.  Estas últimas son mis palabras interpretándolo, no una cita . Siguiendo sus pasos, algunos de sus ministros y diputados de su coalición, abrazaron el estilo y lo “mejoraron”, o mejor dicho lo llenaron de veneno, con expresiones que realmente prefiero no repetir aquí.

Esto, aunque tildaban de “izquierda” también a figuras políticas que nada tenían de esa postura, cuyo “pecado” era criticarlo a él. Con esta lógica, figuras como Avigdor Liberman, Gideon Saar, Zeev Elkin y Naftali Bennett, de posiciones muy conservadoras de derecha en temas del conflicto con los palestinos , fueron colocadas en la misma bolsa con los centristas Beni Gantz y Yair Lapid, además de muchos otros grandes sionistas sí identificados con razón con el campo de la izquierda propiamente dicha.

Por esas demasiado fáciles y ligeras etiquetas, que siempre son simplistas y problemáticas, puede el lector que escucha los discursos de figuras del gobierno creer que de su lado están los amantes del país y la tradición judía y del otro un público sin valores que no tiene límites para criticar al gobierno con el que discrepa, izquierdistas extremistas a los que no les importa arriesgar a Israel.

*Si bien está claro que la mayor parte de la “izquierda” está contra la reforma judicial tal cual fue presentada por el gobierno , y que los partidos de la coalición de derecha la apoyan, las líneas que dividen a las partes no son esas exactamente. Aquí no es derecha contra izquierda, sino un encare liberal democrático frente a un bloque con ideas ultraconservadoras, que no sólo busca imponer un plan de revolución judicial con aristas peligrosas sino que también apoya eximir completamente a los ultraortodoxos de un servicio en pro de la comunidad, sea militar o social, entre otras propuestas con las que la mayoría de la población no está de acuerdo.

Por eso fueron muchos los ministros del partido Likud que no estuvieron presentes en la manifestación. Dicho sea de paso, el propio Primer Ministro Netanyahu-que prefiere una solución de común acuerdo según ha estado diciendo últimamente –no fue. La mayoría no se anima a hablar públicamente y los únicos que han osado criticar algunas líneas de su propio gobierno han sido el siempre osado diputado David Bitan- que hasta dio a entender que el ministro de Justicia no está actuando de acuerdo al espíritu del Likud y debería ser defenestrado- , el ex Presidente de la Kneset Yuli Edelstein y el ex embajador en la ONU Dani Danon. Todos, aclaremos, apoyan una reforma judicia, pero no así.

La división tampoco es entre religiosos y laicos. En la manifestación del jueves, sí, casi todos los presentes eran religiosos, favorables a los sectores más radicales del sionismo religioso. Pero en numerosas manifestaciones de los opositores a la reforma, siempre hay religiosos. Este sábado de noche, en Modiin, vimos numerosos religiosos, hombres con kipá cubriendo la cabeza, mezclados con sus compatriotas laicos, también “armados” como ellos con la bandera de Israel, protestando contra un plan que consideran nocivo para Israel.

*El último punto, por hoy, es especialmente irritante.

Porque el jueves pasado, en la manifestación de los defensores de la reforma judicial , lo que hubo fue una abierta incitación que nada tenía que ver con la legítima crítica a ciertos puntos concretos del sistema judicial que deben ser corregidos. El propio Ministro de Justicia Yariv Levin se manifestó sobre la Suprema Corte con el tono propio de un político de bajo nivel que apela a los sentimientos más bajos como cualquier populista promedio, dijo que la Suprema Corte “en lugar de defender a nuestros soldados defiende a vecinos de los terroristas”. No sólo que es una aberración que el titular de Justicia mienta tan descaradamente sino que es inadmisible que haya pronunciado un discurso de ese tono, absolutamente incitador contra los Jueces Supremos, agregando otro eslabón en el esfuerzo que ya lleva años por quitarles legitimidad y presentarlos como opuestos a los intereses y necesidades del pueblo

Y la más clara prueba de la bajeza fue la preparación de enormes retratos de la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia Esther Hayut, de su ex Presidente Aharon Barak  y de la asesora jurídica del gobierno Gali Baharav-Miara, en el piso, para que los manifestantes los pisoteen. Exactamente como se hace en Irán con la bandera de Israel. Desconocemos de quién fue la iniciativa, pero fue algo que nadie podía dejar de ver.

 

Y no, que no salgan a compararlo con las banderas palestinas en las manifestaciones anti reforma. Esas banderas, que son absolutamente siempre iniciativa individual de manifestantes-con cuya presencia en esas protestas discrepo absolutamente- no son comparables con lo que recién contamos, en una manifestación organizada por el propio gobierno, financiada en parte por el propio partido Likud, en la que el orador principal fue el ministro de Justicia.

Dicho sea de paso, si de iniciativas individuales se habla, pues el hecho que en la manifestación a favor de la reforma algunos hayan considerado oportuno llevar carteles pidiendo la liberación de Igal Amir, el terrorista de extrema derecha que asesinó al Primer Ministro Itzjak Rabin, es inaceptable. Pero no podemos manchar a todos por una iniciativa retorcida de algún extremista.

 

 

A modo de resumen, diremos: criticar todo estos puntos que hemos planteado, es a nuestro criterio defender a Israel, un país maravilloso que siempre apostó por la vida y cuyo pueblo, afortunadamente, tiene claro qué es lo que puede amenazar su existencia como Estado judío y democrático.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(30 de Abril de 2023)

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