Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Pensamientos , tras el peor fin de semana desde la masacre


 

Desde el 7 de octubre, cuando la masacre de Hamas, Israel vive combinando dolor y esperanza. Van juntos, ineludiblemente. Si no, no se podría seguir adelante. Dolor por todo lo perdido y esperanza que se recupere a los secuestrados y se logre derrotar a la organización terrorista Hamas, que continúa amenazando a Israel.

Escribiendo estas líneas este domingo 24 por la tarde, tras el más cruento fin de semana desde la masacre del sábado 7 de octubre, parece imponerse el dolor.

Este domingo se amaneció en Israel con otra larga lista de caídos en combate en la Franja de Gaza: 15 soldados , algunos en su servicio  militar regular y otros reservistas, que cayeron en enfrentamientos con Hamas  en la Franja de Gaza. Y un décimo sexto cayó en la frontera con Líbano por disparos de Hezbolá. Y comienzan a publicarse las historias personales, sobre las vidas tan truncas prematuramente…y el corazón se desgarra.

 Como la del oficial que casi no conoció a su hijo menor que nació durante la guerra y al que alcanzó a ver sólo unas horas un día libre y cayó poco después de volver a la guerra.  Y su hija cumple 2 años el mismo día en que a él se le dará sepultura. Y el soldado que llegó a unas cortas vacaciones desde Gaza, vivió intensamente el fin de semana con sus seres más queridos y este domingo, al confirmarse su nombre entre quienes ya no volverán , su hermano analizó retrospectivamente sus últimos días diciendo “hubo numerosos detalles pequeños,  en todo lo que hizo antes de volver a Gaza, que ahora me hacen entender que parecía sentir que se estaba despidiendo”. Y el padre que había estado con su hijo en unas horas libres y el jueves súbitamente sintió “como que me estaban arrancando el corazón y los pulmones”, enterándose después que a esa misma hora, en Gaza, tenía lugar el enfrentamiento con los terroristas en el que su hijo perdió la vida.

Lo peor es por supuesto los que se van, los que ya no podrán amar, trabajar, disfrutar a sus familias.

Pero pensar en los que quedan es no menos desgarrador.

En las mujeres con niños pequeños cuyo mundo se desmorona y que en algún momento tendrán que contarle, cuando crezcan, por qué papá no vino más, por qué está sólo en fotos.Y en las jóvenes que perdieron al amor de su vida, quizás su primer amor, antes de convertirse en familia. Y tantos, tantos más…

Por todo este sufrimiento, esta guerra no puede ser en vano.

También los familiares de los caídos , aquellos que se manifiestan públicamente, destacan que sus seres queridos- esposo, hijo, hermano, padre- paticiparon en una guerra justa por la seguridad de Israel,en defensa del país y el pueblo. Sabían que arriesgaban sus vidas pero estaban dispuestos a hacerlo ante el salvaje ataque lanzado por Hamas y las proclamaciones de los propios terroristas que habrá otros 7 de octubre.

Por eso, es importante que Israel defina con claridad sus objetivos en la guerra. ¿Es realista proclamar que se puede alcanzar la meta de desmoronar la infraestructura militar de Hamas y derribarlo como régimen que gobierna Gaza, para que ya no pueda constituir una amenaza para Israel, y al mismo tiempo devolver a todos los secuestrados? Ambas metas son claves y de primordial importancia. Hamas sabe que Israel lo ve así y es por eso que seguramente el jefe de Hamas Yehia Sinwar está rodeado de secuestrados, para que le sirvan de escudos humanos.

Inclusive si ese escenario concreto no es el exacto, está claro que la presencia de los secuestrados en Gaza impone ciertas limitaciones a Israel.

Las familias de los secuestrados, que lógicamente los quieren de regreso en casa de inmediato, recalcan que el gobierno debe dar prioridad a la liberación de sus seres queridos. En la práctica, eso es casi detener la guerra. El hecho es que Hamas no está dispuesto a negociar siquiera un nuevo acuerdo para la liberación de secuestrados, en tanto Israel no haya detenido totalmente su ataque. O sea, no alto el fuego sino fin de la guerra.

¿Puede Israel permitirse eso tras el horror de 1200 asesinados el 7 de octubre y 153 caídos desde el comienzo del operativo terrestre contra Hamas?

Claro que con no menos energía podemos preguntarnos si acaso Israel puede permitirse no hacer todo para liberar a los 129 secuestrados que se estima aún están en Gaza, inclusive si cabe suponer que no todos están con vida. No sólo por los valores que siempre caracterizaron a Israel, que no se abandona  a nadie en el campo de batalla sino también porque sin que se recupere a todos los secuestrados, no hay victoria.

Con esta compleja situación de fondo, cabe recordar que las Fuerzas de Defensa de Israel asestan durísimos golpes a Hamas, destruyen numerosos blancos claves de su infraestructura armada y recaban tambián valioso material de Inteligencia que aporta a la continuación de los combates. “Es duro, pero estamos ganando la guerra”, nos dijo un oficial en la unidad del portavoz militar, asegurando que “aunque falten aún cosas que hacer, podemos afirmar que el norte de la Franja de Gaza ya está bajo nuestro control”. Aclaró que “en el sur será largo” , recalcando que el hecho que hay víctimas, y cada una es un mundo entero, no significa que Israel esté perdiendo.

Es importante destacar los logros, que son muchos. Y también infundir esperanza en la ciudadanía. Pero sólo con información precisa y exacta. La credibilidad es clave para poder seguir lidiando con el gran desafío de vivir esta guerra, cuyo escenario central es evidentemente el campo de batalla, pero cuyas repercusiones, en todo sentido, se sienten en cada esquina de Israel.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(24 de Diciembre de 2023)

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