Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Libelo anti israelí en La Haya


 

Este jueves 11 de enero La Haya será escenario de una nueva muestra del absurdo internacional, cuando el representante de Sudáfrica plantee ante el Tribunal Internacional de Justicia las razones por las que acusa a Israel de perpetrar un genocidio del pueblo palestino en la Franja de Gaza. El hecho que incluyó en las decenas de páginas de la demanda una mención ligera de los crímenes de Hamas contra la población del sur de Israel, no reduce la gravedad de su iniciativa.

Recordemos que es especialmente grave que también Chile, Colombia, Brasil, se suman a la acusación, aunque no nos consta que vayan a participar en los debates en La Haya.

Pero abordemos primero lo que será decidido más rápido que la acusación de genocidio: el llamado a la Corte a emitir órdenes provisionales, en cuestión de pocas semanas, que incidirían indefectiblemente en la guerra. Lo más extremo sería ordenar a Israel que detenga la guerra, algo que equivaldría a dejar de atacar a Hamas y de destruir la infraestructura armada desde la que atacó a la población israelí. Mucho ha sido neutralizado pero lejos se está de destruirlo todo. Mucho falta por hacer.

¿Qué derecho tiene alguien a esperar que Israel deje de defenderse?

Y pasemos a la acusación que aunque se dilucidará en años- así es siempre en esta Corte- es la más seria: genocidio.

Acusar a Israel de genocidio en Gaza es no menos que un libelo de sangre, enmarcado en una supuesta preocupación por el Derecho Internacional y el bienestar de la población palestina. Es un libelo difamatorio porque todo aquel que ha escuchado algo de noticias sobre la guerra en Gaza en los últimos tres meses, tiene que haberse topado con las recurrentes informaciones sobre los llamados del ejército israelí a la población palestina a desplazarse hacia zonas fuera de sus lugares de residencia, a fin de alejarla de los combates . Fueron numerosos los llamados, publicados ampliamente por distintas vías, transmitidos a la población por múltiples canales de comunicación y todo tipo de plataformas, incluyendo el lanzamiento desde aviones de volantes con las instrucciones, acompañadas de mapas y detalles sobre los caminos humanitarios y las horas en las que la gente podría movilizarse.

Fueron tantos esos llamados que se criticó a Israel por desplazar población civil. Claro que es problemático ese punto , ya que esa movilización dificultaba seriamente el diario vivir de la gente. Pero con todas sus complicaciones, esa movilización de la población tenía como declarado objetivo salvar la vida de la gente. Esto debería bastar para ridiculizar la acusación de genocidio, en la que el tema no es sólo haber matado a mucha gente sino la intención de exterminar a un pueblo entero.

Quien socava a sabiendas parte del efecto sorpresa de un ataque avisando a residentes en un edificio que salgan porque será bombardeado debido a que lo que hay allí o lo que se hace desde ese lugar debe ser destruido, no está intentando aniquilar al pueblo palestino.

Quien presta ayuda a civiles palestinos hallados en medio de edificios abandonados, dándoles comida y agua tras días de estar absolutamente desconcertados en la zona de guerra, como ha sucedido en  numerosas ocasiones, no trata de aniquilar al pueblo palestino.

Quien atiende palestinos en sus hospitales no es genocida. Quien sigue prestando ayuda humanitaria aunque en medio de muchas discusiones-debidas al hecho que nadie atiende las necesidades humanitarias de los israelíes secuestrados por Hamas- no es genocida.

Si Israel quisiera exterminar al pueblo palestino en Gaza, ya podría haberlo hecho sin arriesgar a sus soldados, utilizando mucho más del poderío militar que tiene, que ha debido desarrollar ya que desde su nacimiento mismo fue atacado por enemigos que lo rodearon. Si quisiera eliminar a los palestinos todos, no arriesgaría introduciendo a sus soldados por tierra. Yendo a buscar calle por calle los túneles terroristas y los depósitos de armas y cohetes, Israel demuestra que lo que busca es neutralizar la amenaza.

Invertir esto y convertir a la víctima en victimario, es una enorme hipocresía.

Nuestro comentario no pasa por alegar que no hay civiles muertos. Claro que los hay, y muchos. En todas las guerras los hay, aunque en ninguna otra guerra los soldados o terroristas operan desde las zonas civiles como lo hace Hamas en Gaza. Esta es la razón de los muertos, por más esfuerzos que hace Israel, de acuerdo al Derecho Internacional.

La alternativa que algunos osan pretender sólo de Israel, era que Israel no ataque la infraestructura armada de Hamas, que no se defienda. Claro que en ese caso no habría muerto ningún palestino. Pero eso equivaldría a comenzar la cuenta regresiva hacia una nueva masacre, anunciada ya por los propios jefes de Hamas.

Hay que ser muy descarado para acusar a Israel de genocidio invirtiendo así los roles. El único criminal en esta guerra es Hamas. Israel tiene que aprovechar la tribuna de La Haya para dar vuelta la acusación y mostrar los crímenes de Hamas. Eso no es exactamente una respuesta a la acusación de genocidio, que debe ser refutada de todos modos, pero sí es un eslabón importante en la lucha contra el terrorismo.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(11 de Enero de 2024)

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