Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

100 días de duelo, angustia y espera


 

 

Este domingo se cumplen exactamente 100 días desde la masacre de Hamas en el sur de Israel. El fatídico sábado 7 de octubre quedará registrado en la historia de Israel, el mundo judío y la humanidad, como el día más mortífero para el pueblo judío desde el Holocausto. Y es imposible resumir en forma tajante qué es lo peor. En principio, claro que lo único absolutamente irreversible es la muerte, por lo cual el asesinato de más de 1200 personas, la mayoría israelíes pero también ciudadanos extranjeros que trabajaban en los kibutzim , es el peor precio cobrado a Israel por los terroristas, por su propia existencia.

Pero es también terriblemente preocupante la agonía de los secuestrados. En su momento eran algo más de 240. Hace unos 50 días fueron liberados más de 100 en el marco del alto el fuego. Incluyendo en el cómputo oficial a los  4 secuestrados hace ya 9 años y a tres civiles que antes se pensaba desaparecidos y ahora se confirmó que están en Gaza, son 136 aquellos a los que se sigue esperando en Israel.

También ahora, cien días después, las familias viven el horror de la incertidumbre, el temor constante, sabiendo que cada día que pasa aumenta el peligro en el que viven sus seres queridos en manos de terroristas. No sólo de los enfermos  y de los hombres de mayor edad, para quienes el peligro es realmente inminente. También-y esto es especialmente aterrador- para las jovencitas 15 mujeres en manos de asesinos violadores. Imaginar lo que ellas han pasado y siguen sufriendo, cuando ya sabemos de terribles violaciones en distintos escenarios del horror el 7 de octubre , es indescriptible.

Quizás uno de los peores ejemplos de lo que esta situación significa, es escuchar a las madres de algunas de ellas diciendo abiertamente ser conscientes de que sus hijas pueden estar embarazadas de esos monstruos y que al volver tendrán que abortar.

¿Y si no las devuelven? ¿Y si las mataron? ¿Y si abortar luego , cuando lleguen ya tarde, pone en peligro sus vidas?

Y hay otras preguntas duras. Si vuelven…¿podrán recuperarse? ¿Podrán volver a una vida normal o la pesadilla vivida las dejará no sólo marcadas-eso es ineludible- sino heridas para siempre de una forma que no les permita disfrutar siquiera de haber vuelto al seno de sus familias?

Es aterrador pensar en esos escenarios.

Y en los túneles oscuros y fríos, en la soledad, en la esperanza que quizás sus captores tambié les quitaron, además de haberles quitado la libertad y la vida que tenían. Es que ya lo contaron algunos de los secuestrados que volvieron. Ofir Engel contó que le dijeron que en Israel nadie los espera ni los busca. A Mia Schem un médico le dijo que no saldrá de allí con vida. Y tanto, tanto más.

Y uno escribe y hierve la sangre. Como ya he escrito días atrás , no sé qué es más fuerte, la ira o el dolor. Pero no hay que competir. Hay lugar para ambos.

Cien días pasaron y el Estado de Israel y el pueblo judío tienen más claro que antes quiénes son sus amigos y quiénes no. Amigos no son necesariamente los que concuerdan en todo, claro que no. Pero sí quienes en un momento así entienden sin dudar ni un momento de qué lado deben estar.  Quienes entienden que piense lo que piense cada uno sobre tal o cual político en el gobierno y sobre el conflicto con los palestinos en geeral, tras una masacre como la del 7 de octubre Israel tenía no sólo el derecho sino la obligación de defenderse.

A los 100 días del horrror, ese horror que no terminará hasta que no vuelva todos los secuestrados, agregamos, para terminar, un recordatorio puntual a los que salen a manifestar.

-Salir a las calles a protestar contra Israel a los gritos de “From the river to the sea Palestine will be free”, están abogando por la destrucción de Israel, por más que lo adornen con cánticos falsos sobre los derechos palestinos.

- Quienes salen en la situación actual a protestar contra Israel, no están apoyando a los palestinos sino a la organización terrorista Hamas, que sume a los palestinos en tragedia. También a aquellos que lo apoyan.

- A los medios de comunicación, a los numerosos periodistas en todo el mundo libre que cubren esta guerra – y claro está que no se puede generalizar-les exhortamos a comprender qué está en juego. Deben saber que esto no se mide por cantidad de cuerpos sin vida, aunque haya muchísimos más muertos palestinos que israelíes. Esto se mide en intenciones. Hamas perpetró una masacre de características genocidas claras y  anunció que su intención es perpetrar más porque Israel no tiene derecho de existir. Israel lanzó una guerra dura, fuerte, claro que sí , pero para defenderse, no para exterminar a la población palestina. Trató de separar civiles de terroristas exhortando por múltiples vías a la población a alejarse de la zona de ataques, mientras que Hamas intentó evitar que lo hagan. La alternativa, no hacer nada para garantizar que no muera ni un civil palestino, no era una opción, ya que eso habría significado que seguirían muriendo numerosos israelíes.

Ningún país que quiere vivir puede permitirse quedarse de brazos cruzados ante tal ataque.

Bendita sea la memoria de todas las víctimas.

A los 100 días, seguimos esperando y exigiendo la recuperación de todos los secuestrados.

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(14 de Enero de 2024)

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