Ana Jerozolimski / Directora Semanario Hebreo JAI

Editorial

Entre el 7 de octubre y Iom HaShoa


Escribo estas líneas cuando falta poco para un nuevo día recordatorio del Holocausto, Iom HaShoá.  Y me pregunto cómo se vive esta semana en diversos hogares de Israel y el mundo judío, más que nada dado que al horror del recuerdo de la Shoá, se agregó el trauma nacional y el espanto del 7 de octubre del 2023. También sobrevivientes de la Shoá estuvieron escondidos en refugios mientras terroristas intentaban entrar a esas piezas y asesinarlos, nazis musulmanes de la nueva era.

Y me pregunto cómo vivirán estos días en las distintas casas, si será sólo dolor del recuerdo o también orgullo por lo mucho logrado desde entonces, tanto a nivel nacional en Israel como a nivel particular, en cada familia, en el pueblo judío en general, cuyos hijos empujan hacia adelante y siempre apuestan por la vida.

Recuerdo una entrevista que realicé hace muchos años al destacado poeta israelí  Haim Guri, lamentablemente ya fallecido. Nacido en Tel Aviv, su primer encuentro con los judíos de la diáspora fue en 1947, cuando en carácter de oficial en el Palmaj, fue enviado a Hungría a contactarse con los jóvenes judíos que habían sobrevivido la Shoá y querían llegar a Israel y sumarse a las filas de la lucha por la independencia. Allí, en uno de los viajes en territorio europeo, iba acompañado por una jovencita, sobreviviente del Holocausto, huérfana como muchos de los demás. Casi no hablaba de lo que había vivido.

Guri y ella viajaban en determinado momento en un sitio incómodo, donde iban “como sardinas”, apretados, con mucho calor y mal olor.”¡Esto es un infierno!”- dijo él, aunque no había venido ni de opulencia ni de una vida de mimos en la tierra de Israel de entonces. Ella lo miró fijo, con rostro serio, y le dijo: “Guri…¿no me has dicho que eres poeta? Un poeta debe saber el significado justo de las palabras. Tú no tienes ni idea de lo que es el infierno”.

 

Nadie que no estuvo allí podrá captar cabalmente el significado de ese infierno. Las pilas de lentes, cabellos y zapatos que todos conocemos de haber visto personalmente o en fotografías del campo de exterminio de Auschwitz hoy convertido en museo, son sólo una mínima expresión de ello. El pozo en el que estuvo escondida dos años Noemí Bentancur y en el que casi la queman viva, era otra de sus manifestaciones. Y  el espíritu sombrío del padre de Sonia Bandrymer.Y el Libro sin título de Ana Vinocur. Y lo que vimos en una de las barracas de Auschwitz , además de los dientes de oro y las ropas que las víctimas debían sacarse en camino a las cámaras de gas: las prótesis de los lisiados.

En 1943, Himmler se reunió con oficiales de las SS y habló por primera vez en forma abierta del exterminio de los judíos. Se refirió a ello como a una “página gloriosa en nuestra historia”. Y agregó que “esta página no debe ser escrita porque la gente no nos comprende” y que “se debe seguir haciendo lo que hacemos, sin hablar sobre ello”.

 

Himmler no comprendía esa incapacidad de entender los designios de los nazis. Y una mente normal, no puede comprenderlos a ellos..

 

Las víctimas no volverán jamás. Su pérdida fue insustituible. Se llevaron consigo la riqueza de una dinámica vida judía en Europa. Pero no se llevaron el alma del pueblo. Eso es algo que los nazis no lograron asesinar,

 

Es más. A pesar del crimen, no sólo que el pueblo judío no desapareció, sino que con fuerzas renovadas, volvió a construir el hogar nacional en su tierra ancestral.

 

Uno de los elementos que nos resultan más simbólicos en el Día del Holocausto, es ver las delegaciones de oficiales israelíes, en representación de las Fuerzas de Defensa de Israel,  colocando ofrendas florales en los escenarios de la muerte en Polonia. Allí  va todos los años el Comandante en Jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, recorre cementerios judíos y rinde homenaje a las víctimas, también a sus antecesores , los luchadores del levantamiento del Ghetto de Varsovia, colocando una corona recordatoria en Mila 18, el bunker de Mordejai Anilevich.

 

Por esos lares están también numerosos jóvenes judíos llegados de Israel y de diferentes confines del mundo, con la bandera que recuerda el Talit, el manto de oración judío, adornada con la Estrella de David en su corazón, recordando y aclarando “Nunca Más”.

 

Es un grito fuerte y contenido. Es un acto de presencia, de aclaración, por las dudas, por si algún demente cree que el éxito en la obra de la muerte fue total  y que lograron erradicar al pueblo judío de la faz de la tierra.

Pues los terroristas volvieron a intentarlo.

No, no se puede comparar la envergadura de la Shoá con la del 7 de octubre, pero para quien lo vivió, la catástrofe fue total. Muchos sintieron que ese día, vivieron su Shoá. Lo central de aquella jornada de horror, es recordar cuán fuerte debe ser Israel, porque sigue habiendo nuevos nazis que quieren destruir al pueblo judío.

Y entre las multitudes que visitan lo que fueron los campos y hoy son monumentos silenciosos que gritan, están todos aquellos que se cubren con la bandera de Israel. El Estado judío no nació como respuesta a la Shoá. Tiene un sentido y raíces históricas, que justificaban su nacimiento aunque no hubiese habido seis millones de víctimas judías a manos de los nazis. Pero está claro que su existencia misma es la única venganza posible. Y lo más fuerte es que a raíz de los crímenes nazis no hayan surgido llamados de venganza, sino el espíritu de reconstrucción y emprendimiento.

 

Por eso, junto al día de congoja y recuerdo que es Iom Hashoa, tendremos bien presente que tan solo una semana después se celebra el Día de la Independencia de Israel, el Estado judío en el que también los sobrevivientes hallaron su lugar, mirando hacia adelante, aportando a la renovada soberanía nacional judía, tras haber vuelto del infierno. Y sí, también después de las enormes fallas de parte del Estado-gobierno y servicios de seguridad, incluidas las Fuerzas de Defensa de Israel- que no lograron prever debidamente y por cierto no impedir la masacre del 7 de octubre, el Estado de Israel en su tierra ancestral, deja en claro que los nazis no lograron su meta.

¡Am Israel Jai!

Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(21 de Abril de 2025)

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