Al seguir de cerca el tema de la guerra entre Israel y Hamas desatada por la masacre del 7 de octubre, sea para cubrirla periodísticamente como por mero interés general en conocer sus detalles, el fenómeno más notorio que sobresale es la inconmensurable cantidad de propaganda anti israelí. El problema no es que haya críticas o discrepancias, algo más que lógico cuando de por medio hay un conflicto tan complejo. Lo que hay es una máquina bien aceitada y seguramente financiada a nivel mundial que difunde sin cesar materiales venenosos que deforman la realidad y atribuyen a Israel los peores crímenes del mundo, inundando las redes sociales y los medios. Es un verdadero aluvión cuyo objetivo es evidentemente presentar a Israel como sinónimo de criminalidad monstruosa y así fijar la percepción de su existencia misma como ilegítima.
Pero esto que acabo de escribir no es en realidad sólo idea mía. Es un “semi plagio”, ya que de hecho en estas líneas transmití lo que me escribió o grabó repetidamente un buen amigo no judío, muy interesado en la actualidad, que no deja de sorprenderse por este fenómeno. No publicamos su nombre no porque nos lo haya pedido sino porque consideramos que lo que nos comenta en mensajes privados debe quedar en ese marco.
“Esto es de nunca acabar. Es impresionante la dimensión de este fenómeno, hay mucha gente involucrada en esto, no es casual ni espontáneo”, nos dice.
Y elabora: “Esto es terrible porque con este bombardeo permanente de materiales anti israelíes, por más que hagas un esfuerzo titánico para combatirlo y demostrar que mucho de esto es mentira , esto queda ahí en el inconsciente colectivo y está haciendo un daño terrible”.
Le preocupa que a raíz de este veneno que circula en las redes “hay un montón de gente que está convencidísima de que los judíos son la personificación del mal” y sostiene que “es tal la cantidad de cosas que publican los enemigos de Israel que es difícil remar contra esta tormenta”.
Nos manda un artículo de un judío que se presenta como estudioso del Holocausto y no entiende cómo osa decir las barbaridades que dice y acusar a Israel de genocidio. “Pensá lo que quieras”, dice como hablándole al “experto”, “pero no puede ser que ni pongas un poco de contexto, que no entiendas que tus palabras son como dulce de leche para las moscas antisemitas, que todo esto es tan desequilibrado”. Y se horroriza por ver cuántos elementos que hacen imperioso entender por qué Israel está en guerra, son alevosamente omitidos.
Ahondamos en la acusación de genocidio y nuestra amigo comenta con gran lógica: “Los genocidios suelen ser antojadizos y no provocados por las víctimas. Acá tenés a las víctimas eligiendo un gobierno que se prepara durante años para atacar al otro bando, hace un mini genocidio y secuestra bajo tierra cientos de personas, sabiendo perfectamente que ese era el señuelo perfecto para generar una guerra civil urbana, la peor de las combinaciones para una población civil”.
Y luego se pregunta retóricamente: “¿Qué antecedentes de ese tipo de guerra se pueden citar con menos índices de destrucción de infraestructura y ratio de bajas civiles versus militares? ¿Cómo va a decirte este tipo que Israel hace un genocidio sin recordar que Hamas tiene a los rehenes y parece que hace todo para retenerlos?”.
Se angustia al seguir intensamente las redes. “Es de nunca acabar”, comenta. “No sé si es una guerra que se puede ganar, pero no se puede bajar los brazos, porque mucha gente que se presenta como defensora de Palestina, no sabe y no quiere oir la verdad, o al menos otros matices. Están ciegos, con el cerebro lavado, es lamentable”.
Recordamos: no es judío. Y conoce la verdad sobre Israel.
Ana Jerozolimski
Directora Semanario Hebreo Jai
(20 de Julio de 2025)
Ana Jerozolimski y Semanario Hebreo Jai. Todos los derechos reservados.
Te invitamos a revisar nuestras políticas de publicación y citado