Uruguay en la OEA. Una retirada dolorosa.

Este jueves 27 de junio se dio otro paso atrás en la política exterior de nuestro país, en el complejo tema de Venezuela, cuando el subsecretario de Relaciones Exteriores Ariel Bergamino anunció el retiro de Uruguay de la 49 Asamblea General de la OEA, en oposición a la presencia de una delegación enviada por Juan Guaidó en representación de Venezuela.

Antes de comentar dicho paso, consideramos oportuno-e inludible- plantear aquí la posición del  Vice Canciller Bergamino, tal cual fue publicada en Montevideo Portal. Así dice la información:

"A partir de esta situación que desnuda un progresivo y sistemático vaciamiento de la institucionalidad y la normativa de esta organización, Uruguay se retirará de esta Asamblea", manifestó Bergamino durante la primera sesión plenaria de la reunión, que se realiza en la ciudad colombiana de Medellín.

Esta mañana, Bergamino dialogó con Puntos de Vista (Radio Uruguay) sobre esta decisión. "Es la culminación de un proceso que se inició un buen tiempo atrás, de prácticas (de la OEA) alejadas de su normativa y su institucionalidad", dijo.

"El episodio en torno al no reconocimiento de credenciales de los delegados venezolanos es uno más de una larga cadena de episodios", dijo Bergamino.

"Adoptamos la decisión en forma madura, serena y con convicción. No significa irse de la OEA, o alejarse de los países que lo integran. Es defender la institucionalidad de la OEA, que está siendo vulnerada", dijo el vicecanciller.

Agregó que si uno "observa el accionar de la OEA en los últimos años, verá una serie de hechos que coadyuvan a esta erosión de la institucionalidad", como por ejemplo no prestar atención a "problemas graves", como fenómenos migratorios, el proceso de paz en Colombia o la persecución de periodistas y líderes sociales y ambientalistas en América.

"No somos ni pro-Maduro ni anti-Guaidó. La situación de Venezuela es grave y hay que prestarle atención en forma equilibrada", agregó.

Contó luego que Juan Guaidó lo llamó tras anunciar la decisión.  "Fue la primera llamada que recibí, cuando aún no había terminado de retirarme de sala, cuando caminaba al lobby", dijo. "Quería saber, preguntaba la razón y alcance de la decisión. Se la expliqué claramente. Hacemos un trabajo de interlocución con el Gobierno y la oposición. Me he reunido varias veces y mantengo un contacto bastante cotidiano (con Guaidó)", dijo.

Contó que charló un rato con él y explicó la posición uruguaya. "No reconocemos la presidencia (de Guaidó) y sus representantes, pero reconocemos en él a un diputado en ejercicio y a un referente ineludible en el escenario político venezolano", aclaró. Señaló que entre las reuniones bilaterales previstas para hoy hay una con representantes de la oposición, "pero en carácter de eso, de representantes".

"Hay que ser muy cuidadoso y eso es lo que tratamos de señalar con la actitud de retirarnos de las sesiones", puntualizó.

 

Hasta aquí la posición del subsecretario, explicando el por qué de la retirada uruguaya y el rechazo a la representatividad de Juan Guaidó.

 

Nos parece muy bien que Uruguay sea muy “cuidadoso” en su política exterior. Pero en lugar de que la preocupación central sea respecto a si la OEA ha estado erosionando la institucionalidad, creemos que la principal atención debería ser puesta en la violación constante y grave de los derechos humanos en Venezuela. Se acaban de cumplir 46 años del golpe de Estado en nuestro país. El recuerdo de aquellos oscuros años en Uruguay, debería ser suficiente para rechazar la situación que vive hoy Venezuela.

Bergamino menciona otros problemas graves de los que, alega, la OEA no se ocupa, dando a entender que se concentra indebidamente en el tema de Venezuela. Entre otros,  fenómenos migratorios y la persecución de periodistas y líderes sociales y ambientalistas en América. Es interesante la mención, ya que precisamente a raíz de la situación insostenible en Venezuela, millones de ciudadanos han migrado a otros países, convirtiéndose en refugiados. En nuestro propio Uruguay el fenómeno es conocido de cerca, por los numerosos venezolanos que llegaron al país. Y lo de la “persecución de periodistas y líderes sociales y ambientalistas en América”, aún sin minimizarlo, estimamos que el del encarcelamiento de presos políticos en Venezuela , no es menos grave.

“No somos ni pro-Maduro ni anti-Guaidó”, dijo el subsecretario. Pues aunque suena a muy equilibrado, en la situación actual, un país con la tradición democrática de  Uruguay, debería ser declaradamente anti-Maduro.

Uruguay no elogia a Maduro, pero tampoco lo condena como merece. Es mucho más exigente con Guaidó que con el dictador.

Es más: Uruguay fue el único país de los 34 reunidos en la OEA, que procedió de esta manera, retirándose de la sala. México, Bolivia y  Nicaragua dejaron sentada su crítica a la delegación en representación de Guaidó, pero optaron por quedarse, cabe suponer que para no hacer un desaire a la OEA como institución representativa de todos, más allá de discrepancias puntuales.

Recordemos que Guaidó no es solamente un diputado legítimamente electo-lo cual el vice ministro Bergamino reconoce-sino una figura que está legítimamente ocupando el puesto de Presidente interino,  por la situación jurídica anómala creada por el régimen de Nicolás Maduro. Lo analizamos habiéndonos valido de expertos venezolanos a los que consultamos y que por la situación en su país, pidieron no ser citados.

El 10 de enero de 2019 terminó el primer período presidencial de Maduro (que tampoco era legal ni legítimo) y se juramentó por supuestamente haber ganado las elecciones adelantadas de mayo de 2018. Pero con las elecciones fraudulentas, en realidad Maduro no fue reelecto presidente.

 

Hay tres artículos de la Constitución que aplican para que la presidencia recaiga en el presidente de la Asamblea Nacional (cargo que desde enero le correspondía al partido de  Guaidó), “Voluntad Popular”.

 

-El Artículo 233 estipula: el presidente de la Asamblea Nacional debe asumir el Poder Ejecutivo si el Ejecutivo electo tiene una falta absoluta, para posteriormente convocar a elecciones presidenciales. Este se adapta, pues no hay Ejecutivo electo.

 

- También aplican los artículos 333 y 350 que sentencian la legitimidad de lo que se redacta en la Carta Magna y exigen activarse ante el desconocimiento de la Constitución por parte de un gobierno que contraría sus principios y derechos humanos. El Poder Legislativo, que en el presente es reconocido a nivel internacional como la única institución legítima del Estado, tiene la responsabilidad de hacer cumplir lo que la Constitución establece.

 

Por ende, cabe resumir que el único poder legítimo hoy en Venezuela, es el legislativo, la Asamblea Nacional.

 

Es difícil entender por qué Uruguay se esfuerza tanto por entender a Maduro, por no presionarlo, por no colocarlo en una situación incómoda.

Recordamos una entrevista que realizamos años atrás con el Dr. Antonio Mercader, de bendita memoria, que fue Ministro de Educación. Nos contó, entre muchas otras cosas, una conocida anécdota de la diplomacia nacional. Relató que hace muchos años, en la era de comunicaciones no tan avanzadas como las de hoy, un embajador uruguayo en una instancia internacional, tenía que emitir su voto sobre un tema clave, pero no alcanzó a recibir indicaciones de Cancillería al respecto. Por lo tanto, decidió solo, de acuerdo a lo que le pareció mejor y más apropiado con la política y tradición uruguayas.

De Cancillería le preguntaron luego en base a qué instrucciones había votado.Su respuesta fue tajante: "En base a las Instrucciones del Año XIII".

Recordamos siempre esa anécdota y la contamos a menudo, con orgullo por la tradición de nuestro país.

Duele sentir que ese principio ya no siempre se cumple.