Gracias, Luis Gutman, quien selecciona las películas que veremos esta semana en el Festival de Cine Judío en Life Cinemas.
¿Cómo surge el primer festival de cine judío en Montevideo conjuntamente con LifeCinema?
Yo fundé en el 2003 -y desde entonces dirijo- el Festival Internacional de Cine Judío en la Argentina, FICJA. En conocimiento de su existencia, los directivos de Life Cinemas me contactaron con la intención de crear el Festival similar en Montevideo. Es así como hace ya casi 14 años atrás se inauguró en el Alfa-Beta de Pocitos el Festival de Cine Judío de Montevideo bajo mi dirección artística y con organización local por parte de Life Cinemas.
¿Cuál fue la evolución en el tema de la selección de las películas desde hace 14 años hasta la actualidad?
El principio rector ha sido siempre la calidad de los filmes. Vemos aproximadamente 40 películas por año para elegir las 9 ó 10 que conforman la programación. La evolución a la que alude la pregunta está dada por la producción mundial de películas que se encuadran en nuestra temática, la que -por supuesto- incluye cine Israelí, ya que Israel es el único Estado Judío que existe en el mundo.
¿Qué cambia con películas premiadas como Sinónimos con el Oso de Oro de Berllín? ¿estas son más difíciles de connseguir para un festival en Uruguay dónde los presupuestos son tan acotados?
Lo primero que se debe tener en cuenta en estos casos es que los productores de "Sinónimos" o similares pretenden en principio, como es lógico, la venta a distribuidores que procederán a estrenar estos títulos en el circuito comercial. Si esto sucede, ya no los tomamos en cuenta en nuestra programación, porque nuestro objetivo es presentar estrenos absolutos para el país. En cambio se dan casos como en la edición de este año, en los que procedemos a preestrenar filmes que luego son estrenados comercialmente -me refiero para este 14º año al film Portugués SEFARAD.
Hoy día hay películas como "El pastelero de Berlin" que tienen gran acogida en el público a nivel general en Uruguay y que están en el circuito comercial, considera que los festivales han ayudado en ese proceso de incorporar películas al circuito?
Sin duda. Particularmente en nuestro caso, diría que 14 años atrás no existía una noción tan cabal como hoy día de lo que llamamos "cine de temática Judía", del mismo modo como respecto del cine Israelí, que en los últimos años ha logrado participar en Festivales Clase "A" como Berlín, y también ha obtenido nominaciones al Oscar. En este sentido considero que el Festival de Cine Judío de Montevideo ha hecho pedagogía, y ha alertado a la comunidad Judía y a los cinéfilos en general. Además, los distribuidores se van atreviendo cada más a arriesgar con este tipo de películas la considerable inversión que significa un estreno comercial.
¿En qué incide al pensar en un festival de cine judío que los uruguayos judíos y no judíos tengan acceso y con mucho éxito a series israelíes como Fauda y Shtisel? ¿A su criterio eso suma espectadores?
Definitivamente sí. Se va creando una suerte de cautividad, se comienza a pertenecer a una "tribu cinematográfica". Sabemos positivamente que nuestro público aguarda con ansiedad cada nueva edición del Festival.
¿Cómo se hace para atraer al público joven a los festivales?
Solo puedo hablar por nuestro Festival. Antes que nada debemos derribar el prejuicio de que el cine de temática Judía "es para la bobe". Seguro que incluye a la bobe y al zeide, pero también el público joven. En esto deben ayudar las instituciones, porque el cine que presentamos es, además de entretenido, una herramienta histórica y cultural que contribuye a definir la identidad Judía.
¿Al momento de la selección de películas, usted tiene en cuenta la sensibilidad del público de las comunidades judías de Uruguay y Argentina para ver la crudeza de la vida cotidiana en Israel, ej, si hubiera una película que mostrara los recientes incidentes con los etíopes?
Creo que toda manifestación artística es política -no estoy siendo novedoso, por cierto. Si tener en cuenta la sensibilidad del público implicara privarlo de una muy buena película Israelí que mostrara una realidad no necesariamente agradable para la política oficial del Estado, estaríamos no solo ejerciendo censura previa sino traicionando la libertad de pensamiento que impera en el Estado de Israel.
Teniendo en cuenta el poco conocimiento que tienen las generaciones jóvenes sobre la Shoá, ¿cree usted que el cine fracasó a la hora de contar esa historia?
El cine no fracasó, más bien todo lo contrario. Setenta y cuatro años después del fin de la 2ª guerra mundial, siguen apareciendo películas que cuentan nuevas historias y revelan hechos hasta ahora desconocidos sobre la Shoá. Pero aquí tengo que dividir su pregunta. Si se refiere a jóvenes generaciones pertenecientes a la comunidad Judía, bueno, no estoy para nada seguro de que tienen poco conocimiento. Escuelas e instituciones hacen su trabajo para mantener la memoria. Y en el seno de las familias también es o debería ser un tema a transmitir. Ahora, si nos referimos a nuevas generaciones no Judías, el problema se constituye en inabarcable desde nuestra perspectiva, nuestro trabajo, y el propio cine. El desconocimiento es ignorancia, y la ignorancia es el germen de todo totalitarismo, que siempre buscará chivos expiatorios propiciando el antisemitismo, algo que ha reverdecido en forma alarmante en diversas regiones del mundo, Occidente incluido. Al respecto, debemos mantener el Festival abierto a la totalidad de la sociedad -es por ello que lo realizamos en un cine comercial y no lo recluimos en instituciones pertenecientes a la comunidad Judía. Y ciertamente concurre al Alfa-Beta una considerable cantidad de público no Judío. Es este, precisamente, un aspecto del que nos permitimos enorgullecernos.
Muchas gracias, Luis.