Amos Oz (1939-2018).
Israel perdió este viernes a uno de los gigantes de su literatura, al fallecer el escritor Amos Oz, el más famoso fuera de fronteras, galardonado en su país y en el exterior. Sucumbió finalmente al cáncer del que padecía, a la edad de 79 años. “Murió en paz, mientras dormía, rodeado de sus seres queridos”, comunicó su hija Fania Oz-Salzberger.”A todos quienes le amaron, gracias”, resumió.
Oz estaba casado con Nili, con quien tuvo a Fania, Galia y Daniel.
Autor de aproximadamente una treintena de libros, varios de ellos traducidos a por lo menos 40 idiomas, Oz era indudablemente una de las plumas más destacadas de Israel. Nacido en 1939 en Jerusalem, cuando la hoy capital israelí era parte del Mandato británico en Palestina, se instaló a los 15 años en un kibutz, un modelo comunitario al que también dedicó parte de su escritura.
Pero no dedicaba la escritura únicamente a lo que en Israel se conoce como “literatura bella”-prosa y poesía sobre historias ficticias o reales- sino también a la crítica política, por lo cual fue autor de cientos de artículos publicados en diferentes medios del mundo, también del propio Israel. Siempre manifestaba admiración por los grandes logros de su país, y decepción por la paz no lograda, exigiendo a su propio gobierno dar pasos claves para avanzar hacia ella. Defendía sus posturas políticas con firmeza, siempre como sionista de izquierda crítico de los enemigos de Israel pero también de su propio gobierno, que consideraba no dada los pasos necesarios para resolver el conflicto con los palestinos. Defendió siempre la idea de dos Estados, o sea la creación de un Estado palestino junto a Israel, más que nada como garantía de una vida en paz., como salvación del propio Israel.
“ No soy pacifista que anda con ramas de olivo bregando hacer la paz y no la guerra”, dijo repetidamente. “A la agresión hay que responder con firmeza. Pero hay que buscar la paz. Soy sí, podríamos decir, un luchador por la paz”.
“Aunque discrepábamos en muchos temas, apreciaba profundamente su aporte a la lengua hebrea y a la literatura hebrea renovada”, escribió el Primer Ministro Biniamin Netanyahu.”Amos Oz era de los más grandes escritores de Israel y a través de sus libros expresó con gran talento y sentimiento, importantes aspectos de la vivencia israelí”.
El Presidente del Estado Reuven Rivlin, parafraseando el título de uno de los grandes libros de Amos Oz, el autobiográfico “Historia de amor y oscuridad”, lo despidió diciendo: “Historia de amor y luz, y ahora, una gran oscuridad”. Calificando a Oz de “gloria de los creadores, gigante de espíritu”, Rivlin agregó: “En la víspera del shabat, nos embarga una profunda tristeza”.
Hace ya años se habla de Amos Oz como candidato al Premio Nobel de Literatura. Él mismo nunca quiso hablar en términos ni de decepción ni de expectativa al respecto. Señalaba que no escribía para recibir premios y que al mismo tiempo apreciaba profundamente cada reconocimiento que se le otorgaba.
Y sin duda, éstos fueron muchos, en su propio país y el exterior.
En Israel fue distinguido entre otros con el máximo galardón que da el Estado a sus figuras destacadas en distintas áreas, el Premio Israel, en 1988. Recibió el Premio Goethe de Literatura, el Tolstoi considerado uno de los más importantes de Rusia, por su última novela “Judas” publicada en el 2014.Y también en España fue reconocido, recibiendo el Premio “Príncipe de Asturias” en el 2007.
Tiempo atrás Oz-cuyo nombre significa “osadía”-dijo que desearía que le recuerden por los libros que escribió. “Sólo por los libros, nada más”.
“Historia de amor y oscuridad”, “Mi querido Mijael”, “La Caja negra”, “Amigos” y muchos más, mostraban diversos aspectos de la realidad israelí. Lograba interiorizarse profundamente en caracteres, tipos humanos y diferentes idiosincracias que convivían en la realidad del Estado judío. Hace pocos años, le preguntamos en una entrevista sobre su libro “Amigos” (en hebreo “Javerim”, que también podía traducirse como “Miembros” en relación al kibutz descripto) por qué éste dejaba una sensación de angustia, de gente infeliz que lidia con innumerables problemas en su vida personal. Su respuesta fue sencilla: “Yo no escribo sobre familias felices, que por supuesto las hay. Las que son felices, son todas felices de la misma forma. Yo escribo sobre cómo cada una lidia con la falta de felicidad”.
Amos Oz disfrutaba en especial, así comentó tiempo atrás en una entrevista, de la enseñanza. Era Profesor Emérito de Literatura en la Universidad Ben Gurion de Beer Sheba. El mismo había estudiado Literatura y Filosofía. Algunos de sus libros fueron incluidos como parte del programa obligatorio de estudios de Literatura para los jóvenes israelíes de secundaria.
Comenzó a escribir a los 22 años, cuando el Estado de Israel era aún muy joven, por lo cual se considera que fue uno de quienes sentaron las bases de la literatura israelí moderna. En sus obras, que comenzaron a publicarse en los años 60, describió tanto los tiempos previos a la independencia como los primeros años del Estado y la evolución de Israel a lo largo de los años.
Consideraba-tal cual escribió una vez- que “mi verdadera biografía es lo que escribí toda mi vida, mucho más que el cúmulo de documentos que tengo en mi cajón, mi cuenta de banco o las estaciones por las que pasé en mi vida”.
En el 2016, en una entrevista a la BBC, se refirió a críticas que había recibido por sus posturas de izquierda diciendo que ”me han llamado traidor muchas veces en mi vida, inclusive últimamente, pero creo que estoy en buena compañía”. Y agregó con el estilo firme que le caracterizaba, sin levantar la voz: “La historia está repleta de hombres y mujeres que se adelantaron a su tiempo y fueron acusados de traición por algunos de sus opositores”.
Pero su línea siempre fue también la de la defensa del Estado de Israel y su derecho a vivir en paz y seguridad. “Es legítimo criticar a Israel”, comentó. “Pero cuando se dice que hay que borrar a Israel, ese es el punto en el que el antisionismo se convierte en antisemitismo”.
Con el fallecimiento de Amos Oz, Israel ha perdido a uno de los gigantes de su literatura.