Mundo Judío

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Pan de la Tierra, Bendiciones del Cielo - Recompensa Verdadera - El Benefactor Excluido del Cielo - La Bendición Posterior a las Comidas

 

 

 

 

 

                                      

 

 

 

 

 

 

 

 

No. 320

Horario de velas  en Montevideo 

15 de agosto  17.56

Ekev

                                                                                        

PAN DE LA TIERRA, BENDICIONES DEL CIELO

Por Menajem Feldman

Casi todas las bendiciones del libro de oraciones judío fueron instituidas por nuestros sabios y no son un mandato bíblico. La única excepción es el mandamiento de bendecir a D-os después de comer pan, como nos dice Moisés en la parashá de esta semana:

“Y comerás y te saciarás, y bendecirás al Señor, tu D-os, por la buena tierra que te ha dado.” (Devarim 8:10)

Con el tiempo, la bendición (a menudo llamada Bendición Después de la Comida) evolucionó y ahora es una serie de cuatro bendiciones compuestas a lo largo de más de un milenio. El Talmud explica quién compuso cada bendición y cuándo. Nos centraremos en las dos primeras:

“Con respecto al origen de las cuatro bendiciones de la Bendición después de las Comidas, Rav Najman dijo: Moisés instituyó para Israel la primera bendición de “Quien alimenta a todos”, cuando el maná descendió para ellos y tuvieron que agradecer a D-os. Josué instituyó la bendición de la tierra al entrar en la Tierra de Israel.” (Berajot 48a)

¿Por qué agradecemos a D-os con una bendición por el pan del cielo? El pan que comemos, pan cultivado de la tierra con gran esfuerzo y tiempo, es muy diferente del maná del desierto, que descendía milagrosamente del cielo cada mañana durante la peregrinación de 40 años. ¿Por qué, entonces, decimos la primera bendición, compuesta por Moisés para el maná milagroso, y no comenzamos directamente con la bendición compuesta por Josué cuando él y los judíos entraron en Israel y comieron pan natural cultivado en la tierra?

Quizás los sabios incluyeron la bendición compuesta por Moisés porque capta la esencia de su propósito.

Si bien gran parte de la parashá anterior está dedicada a recordar al pueblo judío que nunca debe olvidar la asombrosa experiencia en el Sinaí, la parashá de esta semana se centra en los peligros espirituales de entrar en la tierra de Israel.

Los milagros del Éxodo de Egipto y la travesía por el desierto estaban a punto de terminar. Moisés advirtió al pueblo que en la Tierra de Israel habría una gran tentación de atribuir el éxito a su propio poder y sabiduría. Ahora que cultivarían el pan con el sudor de su frente, podrían olvidarse de D-os y atribuir una cosecha exitosa a su propia capacidad para navegar y canalizar la fuerza de la naturaleza. Por lo tanto, Moisés nos recuerda que cuando comemos pan natural, cuando estamos saciados, cuando disfrutamos de la bendición, debemos reconocer a D-os como su fuente.

Quizás por eso los Sabios incluyeron las bendiciones de Moisés por el maná, el pan del cielo, junto con las bendiciones de Josué por el pan de la tierra de Israel, el pan de la tierra. El propósito de la Bendición después de la Comida es reconocer que el pan natural es una bendición de D-os, tanto como el pan celestial. Tanto Moisés como Josué nos enseñan a reconocer la verdad: que D-os se manifiesta no solo en milagros, sino también en la naturaleza; no solo en el pan celestial, sino también en el pan terrenal.

RECOMPENSA VERDADERA

[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Si escucháis las ordenanzas [de D-os] y las cuidáis y las cumplís...” (Devarim 7:12)

Si D-os impartiera Su bondad sobre nosotros aun cuando no la merecemos, nos estaría haciendo un flaco favor. En primer lugar, nos sentiríamos como niños pequeños a quienes sus padres pasan por alto su comportamiento infantil porque no se puede esperar de ellos un comportamiento adulto. Lo que es peor aún, se socavaría nuestra creencia en la justicia divina; viviríamos una vida de vergüenza y confusión.

La recompensa por observar los mandamientos de D-os es tan grande que se encuentra fuera de proporción con el esfuerzo que requiere su cumplimiento. Sin embargo, por las razones citadas, D-os hizo que la recompensa dependa de nuestros esfuerzos, y que el don de su recompensa infinita dependa del esfuerzo que refleja su naturaleza infinita e ilimitada.

Es por ello que debemos comprometernos a cumplir los mandamientos en apariencia menos importantes con la misma devoción con que cumplimos los que parecen ser más importantes. Esta actitud demuestra que para nosotros lo que importa es que D-os quiere que cumplamos dichos mandamientos, no nuestra evaluación personal de su nivel de importancia. D-os entonces nos otorga Su bondad más allá de lo que nos hemos ganado.

Likutei Sijot, vol. 9, págs. 71-75.

Deuteronomio (Devarim) 7:12 – 11:25

En la tercera sección del libro Deuteronomio, Moshé pronuncia su segundo discurso de despedida al pueblo judío. Exhorta en él a observar incluso los que parecieran ser mandamientos menores, aquellos que, en sentido figurado, una persona podría llegar a pisar con el talón (éikev, en hebreo). Luego continúa su repaso de los acontecimientos ocurridos durante los cuarenta años de travesía del pueblo judío por el desierto, enfatizando las lecciones por aprender de estos.

EL BENEFACTOR EXCLUIDO DEL CIELO

Por Hillel Baron

El rabino de Cracovia, Rabino Yoel Sirkes (1560-1640), conocido como "el Baj", tenía un discípulo adinerado a quien le enseñó a ser generoso con los dones que D-os le había concedido.

Un día, un posadero se quejó al Baj que alguien intentaba arrebatarle el arrendamiento de su posada, ofreciéndole al terrateniente grandes sumas de dinero. Si lo conseguía, el sustento del posadero se vería diezmado.

El Baj llamó a su adinerado estudiante y compartió la difícil situación del posadero. El discípulo conocía al terrateniente y accedió a interceder para asegurarse de que no alquilara la posada a nadie más. Sin embargo, primero debía viajar a la gran feria de Leipzig. Después, iría a la ciudad del posadero para atender el asunto.

El posadero le rogó que se ocupara primero de su asunto. Le preocupaba que, para cuando el comerciante regresara, ya hubiera perdido su hogar y su fuente de ingresos.

El hombre rico sentó al angustiado posadero y le dijo que debía fortalecer su fe. “No necesitas ayudar a D-os con tus cálculos”, le dijo. “D-os cuidará de ti. No temas”.

Cuando el posadero llegó a casa y le contó el plan a su esposa, esta, completamente angustiada, reprendió a su esposo por permitir que el hombre retrasara su ayuda.

Al final, sin embargo, todo salió bien. Cuando el hombre rico regresó de la feria, viajó al pueblo del posadero, habló con el terrateniente, consiguió que el posadero conservara su arrendamiento y le consiguió una garantía de que no alquilaría la posada a nadie más durante los próximos diez años.

El posadero y su esposa se sintieron aliviados, llenos de alegría e inmensamente agradecidos.

Muchos años después, el discípulo adinerado falleció, precediendo a su maestro. Se le apareció al Baj en un sueño y le dijo que deseaba contarle lo que le había sucedido al llegar al Cielo:

“Después de que mi caso fuera escuchado por la Corte Celestial, fui juzgado favorablemente y llevado al Gan Edén. El aroma del Gan Edén era como nada que hubiera olido antes, y todo lo que sentí fue bondad. De repente, vi un ángel caminando hacia mí. Me bloqueó el paso y comenzó a arrastrarme fuera del Gan Edén. Pregunté: ‘¿Quién eres? ¿Y por qué me sacas de este maravilloso lugar?’

“Dijo: ‘Soy el ángel creado por tu mitzvá de salvar al posadero y a su familia de la ruina financiera. Pero no tienes idea de cuántas lágrimas, cuánto dolor y cuántos conflictos matrimoniales causaste al retrasar tu ayuda hasta tu regreso de la feria.

“El ángel me trajo de vuelta a la Corte Celestial, quien dictaminó que tendría que esperar a las puertas del Gan Edén el mismo tiempo que hice esperar al posadero hasta que lo ayudé.

“Quería contarte esta historia para que otros aprendan sobre la importancia de no retrasar la ayuda a los necesitados”, concluyó el alma del hombre rico

LA BENDICIÓN POSTERIOR A LAS COMIDAS

“Comerás y te saciarás y bendecirás a D-os” (Devarim 8:10)

¿Disfrutaste de la comida? No te olvides de darle las gracias al dueño de casa. ¿Qué dices? ¿Que tú eres el dueño de casa? No, no… tú eres el invitado, en el mundo de D-os. Por eso, cuando termines de comer, no te olvides de decir la Bendición posterior a las comidas, llamada Birkat HaMazón.

Ahora bien, ¿a qué llamamos “comida”? A los efectos del Birkat HaMazón, todo lo que incluye pan es una comida. ¿Cuánto pan? El tamaño de una aceituna grande. Un pedazo de pan de ese tamaño pesa alrededor de 25 gramos.

¿No comiste pan? ¿Hoy cenaste carne con papas? ¿Te comiste una barra de granola con una lata de bebida energizante? Para esos casos, tenemos bendiciones más breves.

El Procedimiento

Quédate sentado allí donde comiste. Lo ideal es que quede un poco de pan sobre la mesa.

Antes de las bendiciones propiamente dichas, hay unos versículos de “precalentamiento”. Ahora, lávate la punta de los dedos (hay quienes se pasan los dedos humedecidos por los labios).

Una vez listo, di Birkat HaMazón en voz alta y en forma clara. ¿Estás contento de haber comido, no es cierto? Dila en hebreo o en el idioma que entiendas. En realidad, las bendiciones son cuatro: la primera fue compuesta por Moshé; la segunda, por Josué; la tercera, por el Rey David y el Rey Salomón; y la cuarta, por el Consejo de Iavne tras la revuelta de Bar Kojva. Y culminamos con una serie de breves plegarias y una colección de versículos.

Más Detalles

Si tres o más hombres adultos comieron juntos, uno formalmente invita a los demás a que se le unan en la recitación del Birkat HaMazón. Esto es lo que se conoce como Zimún. A menudo, el que lidera el Zimún sostiene una copa de vino.

Presta atención, porque hay agregados especiales para las festividades.

Puedes decir Birkat HaMazón mientras la comida esté en digestión, aproximadamente 96 minutos después de terminar de comer.

Para los más pequeños, hay una versión muy cortita: “Bendito es Hashem, nuestro D-os, Rey del Universo, Amo de este pan”.

 

VIVIENDO MASHIAJ

Por Lazer Gurkow y Aharon Loschak

ENCENDIENDO LUCES

El propósito del Galut es iluminar la oscuridad con la luz de la Torá y las mitzvot. Cuando venga Mashiaj apreciaremos la luz de la Divinidad porque habremos emergido de la oscuridad del Galut.

Cuando cae la noche y caminas por tu casa encendiendo las luces, asume una mentalidad de Mashiaj. Reflexiona en hacer desaparecer la oscuridad del Galut irradiando luz y utilizando la oscuridad para mejorar nuestra apreciación de la luz.

 

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