Fuente: facebook de Marcelo Kisilevski
Hoy coinciden los festejos musulmanes de Id El Adha, la Festividad del Cordero, con la conmemoración judía de Tisha BeAv, que recuerda la doble destrucción del Templo de Jerusalén, entre otras catástrofes acaecidas al pueblo judío.
No todos los años coinciden ambas fechas. El calendario musulmán es lunar como en el judío pero, a diferencia de éste, no se le agrega un mes bisiesto y, por lo tanto, las festividades musulmanas, incluido el mes de ayuno, caen cada año en otra fecha gregoriana y en otra estación climática.
Otro elemento a tener en cuenta: para una buena parte del judaísmo ortodoxo, ascender a la Explanada del Monte del Templo está prohibido por la Halajá. Pero esta disposición está discutida por algunos, que hallan que la prohibición en el Talmud no es inequívoca, y había sabios que lo permitían. El resultado es que muy pocos, relativamente, tuvieron intención de visitar hoy el lugar, y lo hicieron finalmente apenas unos 600, en comparación con las decenas de miles que visitaron el Kotel.
Lo que falta en los medios de comunicación explicar, es si hubo o no, como ha ocurrido en el pasado, algún tipo de comunicación y coordinación entre la policía israelí y el Waqf (organismo palestino a cargo de los lugares santos musulmanes) para repartir los horarios de visita entre ambos grupos religiosos. Lo que surge es que esta vez no lo hubo y, si lo hubo, el entendimiento fue desatendido.
La policía israelí, de hecho, prohibió la entrada de judíos hasta las 11.00 de la mañana, horario del fin del servicio religioso musulmán, y sólo entonces intentó permitir la entrada de judíos. Suena, cuanto menos, a entendimiento no escrito, pero no respetada por el sacerdocio musulmán que, una vez terminado el servicio, llamó a sus feligreses a permanecer para no permitir que los judíos"profanen" el lugar. Sólo entonces, la policía tuvo que irrumpir y dispersar a los vándalos, para pemitir que también los judíos pudieran rezar en el lugar más sagrado del judaísmo.
Lo que tiene lugar en torno al Monte del Templo es en realidad una lucha por la soberanía, en el que cada parte intenta fijarle hechos consumados a la otra. Muchos en Israel consideran que el gobierno israelí está dejando a los musulmanes hacer lo que quieren. Es lo que ocurrió en el caso de las excavaciones ilegales debajo de la Mezquita de Al Aqsa, que echaron por tierra valiosísimos restos arqueológicos de todas las épocas, no solo de las judías. Y es lo que ocurre todos los días, cuando judíos que usan kipá (o cualquier signo judío visible) no pueden visitar el lugar si no es con acompañamiento policial.
No por nada no existe la excavación arqueológica seria en el lugar, pues quien excava estará plantando bandera de propiedad y, por lo tanto, existe el empate y la disuasión, una especie de guerra fría con escaramuzas aquí y allá, como la que tuvo lugar hoy.