A pocos días de la identificación de los restos de Eduardo Bleier
A comienzos de semana fueron identificados los restos del desaparecido Eduardo Bleier, enterrados en el Batallón de Infantería N°13.
44 años después de su desaparición. se aclaró la oscuridad que envolvió su muerte.
Pedimos a su hijo Gerardo Bleier, conocido periodista y escritor-que tenía 14 años cuando su admirado padre desapareció-, esta entrevista. Quisiéramos agradecerle públicamente por el encuentro que mantuvimos, en el que la entrevista propiamente dicha fue sólo una pequeña parte de una larga conversación enriquecedora, en la que se mezclaron el dolor y una gran calidez. Nos significó mucho.
Este jueves 17 de octubre se publicará una versión más amplia de la entrevista, en la edición impresa de Semanario Hebreo.
P: Gerardo, Uruguay celebra, aún en medio del dolor que va de la mano de todo esto, la identificación de los restos de tu papá. Para ti y tus hermanos, esto es ante todo, algo personal, muy íntimo. Como hijo ¿en qué cambiará tu vida, tu sentir, este hecho?
R: Se trata de una experiencia sanadora, en lo personal, porque se cierra un ciclo, el de la incertidumbre del qué de verdad ocurrió con sus restos, que estuvieron sin embargo 44 años ocultos en el mismo lugar, el Batallón 13. Y en el plano espiritual y político más profundo, una regeneración de su ser y estar, ahora en la memoria purificada por un lado, y por otro, una celebración política de la verdad sobre el horror. Horror que en el caso de la situación de los detenidos desaparecidos se reproduce hasta que aparecen los restos y puede entonces procesarse la verdad más completa.
P: Está por cierto la dimensión nacional y también la judía…que no sé si llamarle “dimensión comunitaria judía”, porque el tema no pasa por activismo institucional comunitario, sino por la condición judía de tu papá, que él tenía muy clara y era una parte fuerte de su identidad. ¿Es importante combinar, recordar, mencionar ambas partes? O sea….fue detenido por comunista pero al igual que en otros casos, fue torturado doble por ser judío, así se afirma.
R: Absolutamente. Su judeidad es parte sustancial de su personalidad, no sólo religiosa en su infancia y adolescencia, sino también espiritual y cultural en su ser posterior cuando eligió ser comunista. Y no hay que olvidar nunca, que la saña barbárica del nazismo y el fascismo lo fue al mismo tiempo contra judíos y comunistas casi que por las mismas razones: la pretensión de superioridad. Aunque no es posible ahora para mi analizar todos los componentes de aquella crisis civilizatoria de los años 20 y que hoy en algunas regiones reemerge es necesario, ante la aparición de los restos de mi padre, su significación humana y política, resaltar que los torturadores le gritaban mientras lo golpeaban “judío rojo” y otras cosas, por esa misma pretensión de superioridad que en realidad encubre el pánico de algunos antiguos grupos de privilegio a tener que defender sus espacios de influencia de modo innovador y dinámico, en lugar de por designio divino de un Rey.
P: No quiero hacerte mal con ninguna pregunta…y tú dirás a qué respondes y a qué no. ¿Cómo te quedaron grabados aquellos días en los que desapareció…aquella incertidumbre que les embargó en la familia? ¿Qué pensabas, siendo un pibe muy joven, sobre lo que estaba pasando tu papá?
R: No puedo decir que estaba preparado porque no estaba preparado, pero advertido sí sobre que podría tener lugar una detención. Nunca el horror que finalmente ocurrió a partir de las prácticas salvajes del terrorismo de Estado y mucho menos la condición de detenido desaparecido, la negación de su existencia al fin. Esa circunstancia fue terriblemente dolorosa desde el punto de vista existencial. Pero en el código genético y en la transmisión de valores que de él recibimos teníamos los insumos espirituales para hacer frente al drama. y sobre todo, para no permitir que el fascismo además de asesinarlo, castrara la capacidad de disfrutar de la experiencia vital de la existencia, la capacidad de amar, estudiar, gozar de la música tanto como él gozaba.
P: ¿Qué es lo que más extrañaste de él cuando lo hicieron desaparecer?
R: Al referente intelectual.
P: ¿Qué recordas de tus conversaciones con él sobre su condición judía?
R: La profunda significaciín de la tradición en cuanto fenómeno espiritual y cultural jamás fue objeto de duda en mi padre, que sí, en cambio ,debatió otros problemas políticos, pues priorizaba sobre cualquier consideración nacional o religiosa la cuestión social y las formas de emancipación de la potencia de libertad de lo humano respecto de sus condicionalidades. Digamos un poco en broma, dicho esto anterior con el lenguaje de los sesentas. En lo familiar por lo demás, en el profundo amor a sus padres y hermanas, profundo amor y respeto, vivenció obviamente la judeidad hasta el fin de sus días.
P: ¿Por qué, en tu opinión, Eduardo Bleier se convirtió en un símbolo tan grande?
R: Era una de esas pocas personas que logran equilibrar lo humano y lo pasional, la ternura y el carácter, la relfexión y la acción. Y era éticamente incorruptible en un tiempo histórico en que ya comenzaba a debilitarse la noción de lo social éticamente correcto.
P: ¿Qué hay hoy en Gerardo Bleier de su padre?
R: Memoria espiritual, con todo sus componentes, respeto hacia la dignificación de la experiencia humana que con su propia acción ejemplificó, compromiso con la verdad, en todas sus dimensiones, subjetivas, histórico políticas y existenciales.
P: Me imagino que hablar de Eduardo Bleier el desaparecido , con todo lo terrible que eso sugiere, es mostrar sólo parte de la historia. Ahora cuando están próximos a darle sepultura ¿cómo quisieras que realmente se recuerde a tu padre?
R: Como un hombre que decidió entregar todas sus energías a los proceso de democratización de las relaciones sociales sin reparar en las mezquindades propias de las disputas políticas de poder estatal, sino operando sobre ellas: en los valores con los cuales se vive.