Agradezco a Dios tener cincuenta pirulos y estar fuera del mercado de cuerpos y almas uruguayo. Nunca tuve tinder, ni badoo, ni ninguna de esas redes con la finalidad de encontrar un alma gemela, aunque sea por un ratito. Lo mío era face to face. Mi vida amorosa transcurrió en el siglo pasado.
Gracias a mis amigas y sus experiencias, me entero de cómo es el mundo 2.0. Es un basural contaminado. La gente está mal de la cabeza y a nadie le importa nada del otro. Lo pensé mientras leía éstos tweets que cito.
El tweet con referencia al romance casual tiene más de 20.000 likes, porque aunque se diga lo contrario, tanto hombres como mujeres aman el romance. Si por romance entendemos un detalle, no mandar veinte whatsapp por hora.
Soy una vieja chota, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos: “Romance casual” es otro nuevo invento de estos días. ¿Dónde queda la palabra romance a secas? Ya no hay comedias románticas como “Cuando Harry conoció a Sally”, “Cuatro bodas y un funeral” y “La boda de mi mejor amigo”.
¿Acaso en el XX no había relaciones con cariño? Extraño a Mr. Darcy. Quiero romanticismo del SXXI, sin volver a la época en que las mujeres no tenían cuentas bancarias. Eso era dependencia, no romance. Aspiro a una sociedad con mujeres fuertes, empoderadas que disfruten del aroma de una rosa. Si tuviera un “festejante”, me encantaría que me regalara un libro que no leí de mi autor preferido. Que lo supiera porque se lo conté, no porque me stalkeó en las redes. Sabría si me gustan las novelas o los cuentos cortos.