Fuente: twitter del Congreso Judío Latinoamericano
Durante la pandemia de la Peste Negra, que eliminó a más del 60% de la población europea en el siglo XIV, las comunidades judías fueron menos afectadas ¿Saben por qué?
Si bien hoy la costumbre de netilat iadaim (lavado ritual de manos) no reemplaza ni cumple la función del lavado de manos con agua y jabón, hasta hace no mucho era una verdadera práctica higiénica.
Esto permite entender (en contextos como el actual) por qué las poblaciones judías de Europa sufrieron menos muertes durante la epidemia de la Peste Negra.
El aislamiento (vivían en barrios separados) y sus hábitos de higiene, en especial el lavado de manos, hicieron que la Peste Negra no afecte tanto a las comunidades judías de Europa y también que evitaran el contagio.
Hasta el día de hoy, el lavado de manos constituye parte de cada celebración en nuestra tradición. En cada festividad, ya sea en Pesaj (pascua judía) o Rosh Hashaná (año nuevo) es uno de los preceptos específicos, un paso más que hay que cumplir cuando nos juntamos en familia.
Quienes siguen la tradición más estrictamente, realizan este lavado de cada mano por separado antes de cada comida y también, por ejemplo, apenas se levantan o luego de tocar zapatos, procedimiento sanitario similar -por cuestiones higiénicas- al lavado que conocemos hoy.
Esto, como muchos aspectos de nuestra tradición, representa simbolismos: algunos señalan que el agua en el judaísmo simboliza la sabiduría. Las manos son nuestra interacción con el mundo físico. Al lavar nuestras manos, estos dos mundos, el espiritual y el físico se unen.
Volviendo a la historia, durante la Peste Negra, el hecho de que las comunidades judías hayan padecido menos, generó asesinatos y pogroms. Se corría el falso rumor de que los judíos envenenaban el agua o infestaban al resto y que por eso ellos no estaban tan afectados.
BONUS TRACK: El sabio judío Maimónides (Rambam), fue uno de los primeros médicos en reconocer el valor del lavado y la limpieza de las manos para mantener una buena salud. En 1199 sostenía: “Nunca olvide lavar sus manos después de tocar una persona enferma”.