Con el Profesor Yoram Yovell, psiquiatra e investigador del cerebro
Se acerca Pesaj, la festividad central del calendario judío, caracterizada por ser una fecha en la que la familia amplia, extendida, celebra reunida, y todos sabemos que este año la noche del Seder será muy distinta. En el mundo judío todo, en el que las comunidades son parte de las sociedades en las que viven, en sus respectivos países, las instrucciones son abstenerse de encuentros inclusive con familia cercana, para frenar la propagación del virus, lo cual influirá también sobre Pesaj. En Israel, la orden es explícita, haciendo referencia al propio Pesaj: “No viajen al Seder a ningún lado, tampoco a los parientes más cercano, ni hijos ni abuelos. Que cada uno se quede en su casa”, dicen las autoridades
No es fácil en lo personal y tampoco en el ámbito nacional comunitario, saber que por primera vez en 3.000 años, cada uno tendrá que celebrar solo con aquellos que viven en su casa. Ni con hijos grandes que ya viven afuera, ni abuelos, ni tíos, sobrinos, primos ni nietos.
El Profesor Yoram Yovell, psiquiata, investigador del cerebro, escritor y requerido conferencista, profesor asociado en la División de Neurociencia Clínica en el Hospital Hadassah Ein Kerem de Jerusalem, tiene un consejo práctico muy emotivo.
Su limitación es que sirve más que nada dentro de Israel, donde la enorme mayoría de la población es de fe judía y suele celebrar Pesaj, aún cuando no se trata de familias religiosas en términos de observancia diaria.
“Yo sugiero que durante el Seder que cada uno haga en su casa, abran la puerta. La mayoría de la gente vive en departamentos en edificios. Yo aconsejo abrir las puertas para que los vecinos se vean y se oigan, aún cumpliendo con las instrucciones sobre la distancia a mantener”, recomienda. “Así, tendremos la sensación que estamos todos juntos simbólicamente, y podremos oír y sentir que estamos todos en lo mismo”.
El Profesor Yovell fue invitado por la organización Media Central a disertar este lunes en una conferencia telefónica con algunos periodistas, entre los que nos contamos, sobre los efectos psicológicos y emocionales de la crisis Corona. Publicaremos una nota por separado sobre el tema. Pero no quisimos dejar de resaltar este punto, que despertó gran emoción entre los participantes.
“Este será el primer Seder en 3.000 años de historia judía, en el que las familias extendidas no podrán reunirse para celebrar. Hasta en la España de la Inquisición y en los ghettos las familias se reunían para no olvidar esta noche tan especial. El no poder hacerlo, es muy difícil, porque además, estamos diseñados para vivir en un gran marco familiar. Y estimo que esto tendrá consecuencias. Sin embargo, hay lo que hacer”.
A los israelíes les recomendó abrir las puertas de sus casas.
Y a las comunidades judías de la diáspora, les recomienda aprovechar las ventajas tecnológicas que existen hoy para conectarse con familiares a través de Zoom por ejemplo, u otras plataformas. “No podrán saborear la comida y ni sentir su aroma, pero sabrán que siguen estando juntos a pesar de esta separación. Y esto es muy importante”