Entrevistas

Una visión directa desde Caracas, con la ex ministra y parlamentaria venezolana judía Paulina Gamus

“Por primera vez en mucho tiempo, hay esperanzas renacidas”.

Esta es una visión directa desde Caracas, con la ex Ministra y Parlamentaria venezolana judía Paulina Gamus.

A los 82 años, aún llena de energía pero ya no en la actividad política formal, Paulina Gamus habla abiertamente de la difícil situación en su país, analiza los problemas y las ilusiones de cambio y cree que no corre riesgo “porque a mi edad ya no soy un peligro para nadie”. Nos comunicamos telefónicamente con ella a Caracas esta semana, cuando de fondo se está viviendo una nueva etapa compleja en la crisis de continuo deterioro a nivel nacional.

Paulina Gamus comenzó su actividad política pública siendo primero Vice Ministra de Información y Turismo (1976-1978), luego Concejal de Caracas y desde 1984 Diputada en el Congreso durante dos años. De allí pasó a ser Ministra de Cultura entre 1986 y 1988. Volvió a la actividad parlamentaria  como Diputada  hasta 1998 y luego seis meses como Senadora, posición a la que renunció en el marco de los enfrentamientos y discusiones con el régimen de Hugo Chávez, optando por jubilarse. Hoy está totalmente retirada de la actividad política pero ha escrito dos libros, escribe artículos y tuitea sus opiniones.

En cuanto a su familia, esto es lo que nos cuenta sobre sus orígenes:

“Mi papá era oriundo de Alepo y mi mamá de Salónica, Grecia. Ambos llegaron a Venezuela con sus respectivas familias en 1929, se conocieron y casaron en Venezuela, en una comunidad judía que en ese entonces era bastante pequeña. Yo fui la mayor de cinco hermanos, cuatro mujeres y un hombre”, nos cuenta.

 “En mi familia todos mis hermanos también tuvieron vocación política. Mi hermano varón tuvo una figuración con un partido que en ese entonces se llamaba Unión Republicana Democrática, después se alejó a la política y se dedicó a su profesión de abogado. Mi hermana más chica fue del Partido Comunista de Venezuela, estuvo inclusive un año en Moscú, regresó totalmente decepcionada y después formó parte del Movimiento Al Socialismo, que fue un partido que se escindió del comunismo. Otra de mis hermanas, la tercera de nosotros, fue también de un partido de izquierda llamado primero Movimiento de Izquierda Revolucionario y después Movimiento Al Socialismo. Mis dos hermanas fueron izquierdistas, ahorita son antichavistas, por supuesto, y la única que tuvo realmente actividad parlamentaria y todo fui yo, pero ellas también tuvieron mucha participación política”.

Paulina tiene en Venezuela a su hija, casada con un médico cirujano. Tiene tres nietos, dos de ellos en Bogotá y otro en Miami, seis bisnietos, cuatro de ellos colombianos y dos estadounidenses.

 

Cuando cumplió 80, con su familia.

 

“Es una tristeza tener a la familia separada”-nos dice. “Eso en Venezuela nunca ocurrió, aquí el grupo familiar se mantenía siempre unido y creo que es una de las cosas más dolorosas que no han pasado. No sé quiénes van a volver a vivir en Venezuela, de mi familia creo que ninguno, pero lo importante es que puedan volver sin miedo”. Creo que es lo más triste que nos ha pasado: no hay una familia venezolana que no tenga uno o dos miembros fuera del país”.

Este es un resumen de la entrevista, en la que Paulina pide tutearla.

 

 

P: Paulina, creo que al hablar hoy con Venezuela lo primero es una pregunta general e ineludible: ¿Cómo estás?

R: Estoy con muchas expectativas, por primera vez en mucho tiempo con esperanzas renacidas. Todos éramos muy pesimistas, pero creo que tenemos nuevas razones para ser optimistas. Pero  vamos a ver.

P: Tú misma tuviste un choque con el chavismo cuando aún estabas en la política. ¿Cómo fue?

R: Fue en 1999. Yo pedí el derecho de palabra para denunciar la actitud y conductas del presidente del Congreso, que en ese momento era un coronel -chavista, por supuesto-, y en el momento en el que estaba hablando él movilizó unas turbas que rodearon todo el edificio del Parlamento con la intención de lincharme. Un oficial de la Guardia Nacional me sacó escondida en la parte de atrás de su vehículo, luego descubrieron que había hecho eso, que me había salvado la vida prácticamente, y lo trasladaron a la frontera, lo castigaron. Eso ocurrió en 1999. Yo no volví nunca más al Parlamento, renuncié y me acogí a la jubilación. Durante muchos años ni siquiera pude ir al centro de Caracas porque estaba tomado por estas turbas que agredían a todas las personas que tuvieran cara o aspecto de saber leer y escribir.

P: ¿Ya en aquellos momentos tú podías concebir que la situación en Venezuela llegaría a lo que es hoy?

R: A mí me tocó ser durante 1998 la agente de medios de la campaña del candidato de mi partido, que era Acción Democrática. Era un candidato que no tenía absolutamente ninguna chance para ganar. Me tocaba, por la parte de propaganda y publicidad, ver todos los mitines que hacía Chávez y ver cómo fue avanzando de tener, en junio de ese año, apenas 6% en las encuestas, a ser imbatible. Fui viendo todo ese proceso, por supuesto que con mucho temor, porque veía la violencia de su discurso. Ganó Chávez. Recuerdo que siendo yo Senadora, como a los 15 días o tres semanas, a los partidos que habían estado en el poder, Acción Democrática y el socialcristiano Copei, nos invitaron a una reunión en Miraflores para el proyecto de la Constituyente que él iba a convocar. Yo iba todo el camino pensando: “Bueno, este señor cuando yo le extienda la mano me va a dejar con la mano extendida, porque soy del partido que él acusa todo el tiempo, etcétera”. Llegamos, nos pusimos de pie todos cuando él entró a la sala, yo le extendí la mano, me la tomó y me dio un beso en la cara. Dio un discurso tan conciliador que yo creí que era otro hombre.

Claro, el tiempo fue demostrando que era simplemente un tipo de mil caras, que podía perfectamente cambiar, camaleónico, pero en el fondo era lo que habíamos visto en los mitines, un hombre violento.

P: Con una visión de país que cambiaba totalmente a Venezuela…

R: Exacto. Era un hombre violento dispuesto a cubanizar totalmente a Venezuela.. La verdad, yo nunca me imaginé que esto iba a suceder en Venezuela, fue sucediendo gradualmente. Yo me ponía bravísima cuando los cubanos en Miami decían: ustedes van por el mismo camino de Cuba. Nunca  llegamos a ser lo mismo que Cuba, pero sí muy parecido. Esta es una dictadura extraña porque aunque hay una represión cada vez mayor, y una fuerte censura -el gobierno se ha tomado todos los medios de comunicación independientes, y los que no se han tomado están totalmente castrados-, aún hay ciertos hilos de libertad.  Venezuela fue un país democrático, con consciencia democrática, lo que no ocurrió con Cuba, que tuvo una tradición democrática muy débil.

P: ¿Cómo explicar la situación actual, especialmente desde el 23 de enero?  

R: Esto que está sucediendo ahorita es inédito, no sé si se produjo alguna vez en otro país. un gobierno que ya no es gobierno pero que controla todo el poder de la fuerza militar, la represiva. Y, por otro lado, un presidente legítimo, reconocido así casi por todo el mundo, pero que difícilmente puede ejercer el mando por la represión armada.

P: ¿Cuál es la legitimidad de Juan Guaidó para proclamarse presidente?

R: Recordemos primero que nada que el tema parte del día 10 de enero, cuando  Maduro terminaba su período “legal”. Hubo unas elecciones el año pasado que fueron reconocidas como fraudulentas por casi todo el mundo, entonces el único poder legítimo en Venezuela es la Asamblea Nacional, porque fue electa por el pueblo en diciembre de 2015. De todas las elecciones cuestionables en Venezuela, esta fue una elección absolutamente transparente y ganó la oposición de una manera inequívoca.

El único poder legítimo en estos momentos es la Asamblea Nacional. De ahí parte la legitimidad de Juan Guaidó, que no era el presidente de Venezuela sino de la Asamblea Nacional, que como presidente interino ha asumido el poder porque hay un vacío de poder dado que Maduro no es legítimo, sino que usurpó el poder. Esa es la verdadera razón, no es que este señor decidió ser el presidente de Venezuela. Y el reconocimiento a Guaidó -uno de los últimos países en pronunciarse ha sido Israel- ha sido casi universal.

Juan Guaidó, Presidente interino de Venezuela. (Foto: Wikimedia Commons)

 

Los peligros de la calle y la represión

P: En los medios, como sabemos, se destaca siempre lo más dramático. ¿Temes por tu vida al salir a la calle? La sensación al mirar los noticieros es que eso es un peligro público.

R: Yo temo por mi vida más por los delincuentes que por el gobierno, aunque es casi lo mismo, prácticamente son iguales. Temer que me van a matar o que me van a poner presa, por mi edad… no creo. Yo a veces digo en broma que si me ponen presa me hacen un favor, porque tengo 82 años, si me apresan me dan casa por cárcel, entonces no tengo que salir a hacer ninguna compra ni nada, tendré a alguien que me haga las cosas. El único miedo que siento es, cada vez que voy a salir del país, el temor de que me digan que mi pasaporte está anulado o que me lo quiten. Yo no soy activista política, soy tuitera y no me reprimo de decir cosas contra el gobierno, he escrito mucho, durante dos años lo hice en El País de Madrid, escribo en periódicos nacionales, siempre artículos de carácter político. Nunca he tenido miedo de que me ataquen, creo que no soy un peligro, por mi edad y porque no soy activista ni estoy aspirando a ser candidata presidencial o a tener ningún cargo, simplemente soy opinadora.

P: Pero el riesgo en la vida diaria no es un invento.

R: No, claro que no. Fíjate que en estos últimos días de esta doble presidencia- por llamarla así, aunque para mí en realidad es una  sola, la de Guaidó- ha habido una represión terrible y peor ha sido en los barrios en los que el chavismo era fuerte. Hay más de 700 muchachos presos, de todas las edades, inclusive menores de edad, que los han torturado. Hay más de 30 muertos, asesinados, todos en los barrios marginales, o casi, que fueron chavistas. Ya no es la clase media, los “escuálidos”, como decía Chávez, la que ha sufrido la represión, sino que son realmente los ex chavistas, los que se cansaron de la burla y la situación terrible del país.

Pero volviendo a tu pregunta concreta sobre el peligro al salir a la calle: una cosa es salir a la calle y otra salir a protestar. Desde el año 2017, cuando hubo la matazón con cantidad de muertos y de detenidos que todavía están en la cárcel en condiciones enfermantes, el miedo funcionó. La  gente no volvió a salir hasta esta manifestación del 23 de enero, que fue apoteósica. En los barrios la manifestación es diferente, hay cacerolazos, hay gente que está armada y dispara al aire, la represión ha sido mucho mayor. La represión la hace un grupo que se llama FAES, que es un grupo paramilitar, contra los barrios marginales, contra la gente. Los aterrorizan y les disparan y los ponen presos. Yo vivo en un lugar de clase media, más o menos alta, y aquí es como si estuviéramos en Semana Santa, no se oye un ruido.  Todo el problema está en esas zonas del oeste de Caracas o el extremo este, que son las zonas de barrios marginales o semi marginales.

P: ¿Qué se sabe sobre lo que ocurre con los presos políticos?

R: Lo que se publica es verdad, se aplica terror a  los presos políticos. Hace poco en un viaje me encontré con la hermana de un oficial de la marina que ha bajado ya 20 kilos de peso encerrado con otros colegas acusado de ser sedicioso, golpista. Están metidos en una celda pequeña, que no tiene ventilación.  Hay una cosa que se llama “la tumba”, que es donde ponen a los presos y los dejan meses, sin luz, sin recibir un rayo de sol… Realmente la tortura aquí ha funcionado, quizás no ha llegado a los extremos de lo que fue en las dictaduras del sur, pero ha funcionado porque también están aquí los cubanos. La influencia de los cubanos, de la policía cubana, en el Ejército y la represión está presente.

P: Está claro que desde 2013, cuando asumió Maduro, todo se ha ido deteriorando más todavía, económica y políticamente. ¿Realmente hoy es mucho peor que con Chávez?

R: La llegada de Maduro al poder coincidió con la disminución del precio del petróleo, bajaron también las condiciones de riqueza que vivía Venezuela. Chávez logró una gran popularidad y apoyo internacional a punta de dólares, de billetes. Él decía que la espada de Bolívar caminaba por América Latina y nosotros decíamos que era la chequera de Chávez la que caminaba por América Latina, porque había una cantidad de adhesiones y solidaridades que tenían una base simplemente de agradecimiento por dinero. Eso ha cambiado, inclusive muchas islas del Caribe, hasta Haití, que recibió dinero de Chávez, ahora votan en contra de Maduro. Él habría podido cambiar muchas cosas, la política de Chávez en contra de la empresa privada, la política intervencionista… habría podido hacerlo si hubiera querido, pero fue lo contrario, él se cubanizó muchísimo más, se hizo mucho más dependiente de La Habana y de sus directrices y no quiso cambiar sino profundizar una supuesta revolución que no lo es en un país donde solamente la corrupción se ha llevado más de los recursos del país. La corrupción ha sido lo más obsceno que te puedas imaginar, no es que sea nueva, no la inventaron los chavistas, pero la llevaron a extremos obscenos. Además de corrupción, la forma de dilapidar el dinero. Maduro se encontró con un país donde la chequera se había agotado y no quiso hacer nada para corregir sino que, por el contrario, profundizó los errores que cometió Chávez en contra de la iniciativa privada.

Por supuesto, la situación llegó a lo que estamos viendo: un país endeudado, en default, que no paga su deuda; un país con hambre de verdad. Cada vez que Maduro aumenta los sueldos la gente lo maldice más, es el único país del mundo donde pasa, porque aumentan automáticamente todos los precios, se hacen inalcanzables. La gran mayoría de las personas que viven de un sueldo, profesores universitarios, médicos, ingenieros, incluso los profesionales universitarios, cada día la vida se les hace más difícil. Son pobres. Venezuela tiene más de 70% de pobres ahorita, incluyendo a toda esta gente que estudió… médicos, cirujanos… ahora casi nadie se hace una cirugía, por los precios, y por otro lado, los cirujanos no tienen suficiente dinero para poder ni siquiera cambiar un aparato que se les daña y tiene que ser comprado en dólares. Es una situación horrible para todo el país.

La posición de Uruguay

R: ¿Qué mensaje quisieras transmitir, como venezolana, al gobierno uruguayo? Su postura ha sido muy discutida tanto dentro como fuera del país.

R: A mí la posición de Uruguay realmente me ha dolido, porque siempre ha sido un país de libertades, de alma democrática y libertaria, aunque haya tenido una dictadura en un determinado momento. Es más, la escuela en la que yo estudié, la mejor de Venezuela en todos sus tiempos, la fundó un uruguayo. Allí formaban a la gente como seres humanos y ciudadanos solidarios. Para mí esa siempre fue la imagen de Uruguay: un país de solidaridad, de educación, de progreso. Y la verdad que lamento muchísimo que por razones de la política, que es transitoria y cambia de un momento a otro, ahora no haya ese apoyo que los venezolanos esperamos de un país como Uruguay. Mi cariño por Uruguay no va a disminuir porque el gobierno actual tenga esa posición, siempre seguiré pensando que es un país maravilloso. He tenido la oportunidad de ir varias veces y considero que tanto el país como la gente son magníficos.

 

¿Y ahora qué?

P: El aluvión de reconocimientos internacionales a Juan Guaidó da la sensación que es el comienzo de una nueva etapa y me imagino que más que nada, les transmite a ustedes allí que no están solos. Pero sería seguramente prematuro asegurarlo. ¿Cómo ves la continuación de todo esto?

R: La presión internacional es excelente, pero tengo la impresión- espero no equivocarme- de que aquí la salida va a ser negociada, pacífica y electoral.

Lo que dijo la Unión Europea y lo remarcó el Presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez,  que en ocho días tienen que convocar elecciones, es imposible. Para empezar, en ocho días no puedes cambiar un Consejo Nacional Electoral que está totalmente parcializado para el gobierno, un registro electoral que está absolutamente viciado, ni lograr que se inscriban los venezolanos que están en el exterior, que últimamente no han podido votar porque no se les permite. Lo que se puede hacer es decretar que va a haber una elección en determinada fecha y que se va a depurar el registro electoral y el Consejo Nacional Electoral. Eso puede ser parte de una negociación.

P: ¿Qué pasaría con Maduro?

R: Creo que fundamentalmente el gran problema de la cúpula gobernante es que  son delincuentes que no saben adónde se van. Son apestados que no tienen a dónde ir. A Estados Unidos no pueden ir, quizás los reciba México, no sé, es una idea mía…Rusia… Países de estos que han estado un poco en posición ambigua puede ser que lo reciban. Pero no pueden ir a ningún lado, están perseguidos, son narcodelincuentes. Ese es uno de los factores que deben ser tomados en cuenta con mayor importancia.

P: Aunque esta vez es distinto, presiones de afuera ya ha habido. La OEA ha sido terminante en el tema Venezuela. ¿Crees que esta vez el resultado será otro?

R: Sí creo que la presión los va a obligar, inclusive van a tener deserciones en las fuerzas armadas. La cúpula militar no tiene más remedio que seguir en esto, porque está toda podrida, está comprometida con la corrupción. Pero de alguna manera aquí va a pasar algo. Espero que no sea una decepción más, porque esta es una situación totalmente distinta a las del pasado. No sé si se ha dado una coalición de esa naturaleza, tan universal, en contra del régimen de Maduro. Aquí no es sólo Estados Unidos. Nadie puede acusar al “imperialismo yanqui”, como lo han hecho.

 

P: Es un punto importante. ¿Qué se responde a los que alegan, por cuestiones ideológicas o porque no entienden la situación, que es el “imperialismo” el que está promoviendo a Guaidó?

R: Estados Unidos ha jugado un papel estelar, pero esto es algo mucho más amplio. Está la Unión Europea, está Inglaterra, países de América Latina. Por primera vez muchos países de América Latina se han encuadrado con Estados Unidos en la misma línea. Son contados los países que apoyan a Maduro. Otro de los apoyos que tiene es el  movimiento terrorista Hezbolá.

 

“Los judíos no se fueron por antisemitismo”

P: La alianza que pactó Chávez con el Irán de Ahmadinejad era muy fuerte y conocida. Sigue bajo Maduro. Qué se dice en Venezuela misma sobre los vínculos actuales de Maduro con Hezbolá e Irán.

R: Aquí hay muchos rumores sobre la alianza de Maduro con Irán, con la Autoridad Nacional Palestina y con Hezbolá. Pero hay algo extraño.  La comunidad árabe musulmana en Venezuela se concentra  sobre todo en la Isla de Margarita, donde está el mayor número de palestinos y musulmanes. En la época de Chávez el gobierno convocaba a manifestaciones cada vez que había un muerto en Palestina, con empleados públicos, pero muy pocos árabes se sumaban a eso. De alguna manera, como Venezuela es un país con una población bastante pacífica, creo que los árabes que están aquí se han adaptado mucho, no podría decir  que hay un movimiento terrorista dentro de Venezuela. No hay terrorismo porque los terroristas están en el gobierno.

P: De todos modos, el que haya una comunidad palestina o árabes de otros orígenes, no significa que sean terroristas. Pero que el régimen de Maduro ha recibido reconocimiento de Hezbolá, de la Autoridad Palestina, es un hecho público.

R: Es cierto. De todos modos te diré que la situación en Venezuela es muy distinta de la de Chile en cuanto al tema palestino. Allí es una comunidad muy grande y activa contra Israel. Yo diría que en Venezuela eso no se ve. Las únicas menciones o actividades contra Israel salen de Maduro y de su gente. Antes, salían de Chávez y su gente. Pero en el pueblo venezolano eso no ha calado para nada. Aquí hay antisemitismo de Estado, oficialista, pero no en la gente, todo lo contrario. Creo que el antisemitismo del gobierno ha hecho que haya “prosemitismo” de muchísima gente que no es judía. No puedes decir que hay antisemitismo en el pueblo, uno no lo siente, para nada, a pesar de 20 años de mensajes antisemitas de los medios de comunicación del gobierno.

P: Yo vi un tuit de Juan Guaidó y otro de la Asamblea Nacional agradeciendo el reconocimiento de Netanyahu. Los  comentarios eran en su mayoría muy emocionantes, agradeciendo por el apoyo a la democracia.

R: Así es. Y en el día mundial recordatorio de las víctimas del Holocausto, el 27 de enero, también hubo un tuit de Juan Guaidó solidarizándose y recordando a las víctimas. La gente dice que los judíos se fueron de Venezuela por el antisemitismo, pero no es verdad. Gran parte de la comunidad migró por las mismas razones que los venezolanos no judíos: falta de oportunidades, miedo a la delincuencia, secuestros… Las cosas que han hecho que migre la clase media -ya ahora emigra todo el mundo, personas que no tienen ni educación ni recursos ni nada, la gente profesional, empresarios y demás- son las mismas para todos, razones de  tipo económico, profesional o de seguridad personal. Pero en cuanto a los judíos entre los migrantes, no creo que haya un solo judío que se haya ido por antisemitismo.

María Corina Machado, Coordinadora de “Vente Venezuela”, agradece al Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu por haber reconocido a Juan Guaidó como Presidente interino.

 

 

P: ¿Cómo es la situación actual en la comunidad judía?

R: Está muy debilitada, porque tú sabes que la gente que primero se fue es la que estaba en mejor posición y que también daba dinero para que las instituciones florecieran. Hay mucha gente judía pobre a las que las instituciones que quedan tienen que salir a apoyar. Te diré que es una  comunidad increíble. Las cosas funcionan. También las sinagogas y el colegio. Pero claro que hay menos judíos, menos gente. Pero no sientes que las cosas hayan dejado de existir. El colegio, que tenía 2.700 alumnos cuando ganó Chávez, creo que ahorita tiene 500, si acaso, pero sigue siendo un colegio judío.

 

Judíos y venezolanos

En proporción al tamaño de la comunidad judía en la ciudadanía venezolana, se puede ver como muy buena la participación destacada en la política nacional. Si bien Paulina Gamus probablemente deba ser vista como quien más recalcaba públicamente su condición judía, hubo otras figuras activas en política que la exteriorizaban menos pero nunca la ocultaban .

En la década de los 80 Ruth Lerner fue Ministra de Educación. Yvonne Attas fue Alcaldesa de Baruta, uno de los municipios de Caracas. Paulina misma recuerda a una Senadora que fue luego gobernadora del Estado de Zulia, Lolita Villar de Castro, que también era judía. Y en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, Ricardo Haussman fue Ministro de Cordiplan considerado un "super ministerio" de planificación. En ese mismo gabinete, Moisés Naim fue Ministro de Fomento. Gustavo Arnstein fue Ministro de Cultura. 

Ruth de Krivoy fue Presidente del Banco Central de Venezuela. Miriam Kornblith fue Vicepresidenta del Consejo Nacional Electoral en los primeros años del chavismo, cuando el régimen aún pretendía simular  ser democrático y tuvo que lidiar con fuertes presiones de la gente de Chávez. 

 

Tras su juramentación como Ministra de Cultura, enero 1986, con el Presidente Jaime Lusinchi.

 

Poster de la campaña al Senado

 

P: ¿Tu condición judía te  colocó en algún momento en la mirilla de otros, fue motivo de ataques?

R: Fui atacada verbalmente, muy pocas veces, por mi condición judía. No lo sentí nunca en el Parlamento, excepto dos ocasiones, que las tengo muy grabadas, en las que un tipo de la extrema izquierda y alguien de mi partido, que se molestó por un discurso mío y dijo “esa judía del fascismo” refiriéndose a mí. Salvo eso, nunca sentí que me trataran ni en mi partido, donde llegué a ser durante más de 15 años miembro de la dirección nacional y vicepresidenta… nunca sentí que me marginaran, me discriminaran o me trataran diferente por ser judía.

Discurso central en el Congreso de la República, 5 de julio de 1992, presentación central con motivo del Día de la Independencia de Venezuela.

 

 

A modo de resumen

 

P: ¿Qué es lo peor de la situación actual?

R: Lo peor es la crisis humanitaria, aparte de los presos políticos y de la represión. La falta de medicinas y de alimentos. Los hospitales están totalmente desabastecidos. Cualquier persona puede morir por falta de medicina, y de hecho ha habido muchos muertos por faltas de medicinas y de recursos en los hospitales, incluso en las clínicas privadas. Y la falta de alimentos. Que  la gente come de la basura es absolutamente verdad. La crisis social, represiva, de derechos humanos, y la crisis humanitaria en cuanto a medicinas y alimentos, son las peores, lo peor que le ha sucedido a Venezuela.

 

P: ¿Y cuál es la mayor esperanza?

R: Que la cúpula gobernante se vaya, que haya un cambio a un  gobierno democrático. Ahora, que Venezuela vuelva a recuperarse y que sea parecida a como fue, que mejore desde el punto de vista económico y social, va a llevar muchísimo tiempo. Creo que ha habido un deterioro no solo socioeconómico sino también humano, la gente se acostumbró a vivir de la dádiva. No es que no hubiera ocurrido en el pasado con los partidos políticos, pero el chavismo llevó la mendicidad al máximo, el vivir de la dádiva y no del trabajo. Yo nunca oí un discurso en el que Chávez dijera que había que trabajar. Tampoco Maduro. No lo dijeron jamás en su vida. Cambiar esa mentalidad es difícil. La transición va a ser muy difícil, porque en los próximos meses se van a tener que apretar las tuercas y todo el mundo va a añorar a Maduro al principio, porque eso siempre sucede.

P: ¿Algo más que quieras agregar?

R: Que tengo muchas ilusiones de nuevo y que espero no ser defraudada una vez más. Estoy ya muy vieja para seguir teniendo esperanza. Creía que nunca iba a poder ver el cambio. Ahora creo que lo voy a poder ver. Ojalá.  

Ana Jerozolimski
(05 Febrero 2019 , 06:19)

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