Mundo Judío

Mi Sinaí

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 69. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 69
Simjat Torá
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 9/10  18.37
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

ALMAS EN LA LLUVIA

Por Yosef Y. Jacobson

Si D-os es " perfecto", como dice el judaísmo, ¿qué lo impulsó a crear el universo? ¿Qué vacío necesitaba llenar?

La respuesta que nos da la mística judía es que D-os deseó matrimonio. El matrimonio requiere de alguien distinto a uno mismo con quien compartir la vida, esa es la razón de la unión entre el hombre y la mujer. D-os eligió la humanidad como su novia.

Este matrimonio, fue una montaña rusa de afecto y romance pero también de peleas y disgustos. En cada generación, algunos consejeros matrimoniales incitaron al divorcio mientras otros proclamaron la muerte del Novio. Pero la relación ha perdurado porque ambos compañeros saben intrínsecamente que se pertenecen. Cuando se corren todos los velos, el hombre manifiesta evidentemente su anhelo de unirse con D-os.

Según la Cábala, la temporada de las Altas Fiestas es la experiencia anual del matrimonio cósmico entre D-os y humanidad. Podríamos hacer un paralelismo entre los cinco momentos claves espirituales de esta temporada y las etapas de un clásico cortejo prenupcial. Las fiestas nos invitan a viajar de nuevo a través de este proceso y rejuvenecer la relación.

El Cortejo

El mes hebreo de Elul precede las Alta Fiestas. Este mes se describe en las enseñanzas del Jasidismo como el momento en el cual "el Rey sale al campo a encontrarse con Su gente, saludándolos con bondad y ternura, mostrándoles alegremente su rostro". Nosotros, a su vez, "abrimos nuestros corazones a D-os".

Este tiempo nos proporciona una oportunidad de conocer D-os.

El Novio se Declara

Cuatro semanas después, en la víspera de Rosh Hashaná, Él le propone matrimonio.

El mundo se vuelve loco, dice el maestro cabalista rabino Isaac Luriah. "Durante la noche de Rosh Hashana," escribe, "la conciencia que anima el universo se fragiliza y debilita". Los grandes místicos judíos, de hecho, se sentian físicamente débiles durante la noche de Rosh Hashaná.

Toda la existencia se creó a raíz de esta propuesta de matrimonio. Si nosotros nos negamos, entonces toda la creación fue en vano. El cosmos entero espera nuestra decisión.

La Novia se Compromete

En la mañana de Rosh Hashaná, un penetrante sonido se eleva de la Tierra: el lamento del shofar. Es un lamento simple, que expresa el anhelo del hombre por conectarse con lo Divino.

Hemos decidido. Nuestra respuesta es sí.

La Boda

El día de la boda llega: Iom Kipur. Un día descripto en la Cabalá como "el momento de la unidad" en el cual cósmicamente el novio y la novia se unen para la eternidad.

En la tradición judía, el novio y la novia ayunan el día de la boda. En el día que nos unimos con D-os nos abstenemos también de comer y beber. El Talmud nos enseña que en el momento de la boda perdonan todos los pecados del novio y novia.

Es por eso que este día se llama Iom Kipur, "el día de expiación".

La ceremonia de boda comienza con la emotiva melodía de Kol Nidre en que removemos el poder de los votos y aficiones que nos atan. Durante estos profundos momentos, intentamos liberarnos de la conducta compulsiva, los hábitos negativos, los resentimientos, enojos, miedos y envidia.

La boda judía tradicional culmina cuando los novios entran a un cuarto privado (jeder ijud en hebreo) para estar un momento solos, exclusivamente el uno con el otro. Iom Kipur finaliza con Neila, la oración del cierre, llamada así por como el sol de Iom Kipur se pone, las puertas del cielo se cierran—con nosotros dentro.

Durante Neila, cada alma está sola con D-os.

La Celebración

Cuando los novios salen del cuarto privado, empieza la fiesta. De Iom Kipur saltamos a la fiesta de los siete días de Sucot, descrita en la Torá como "el tiempo de nuestra Alegría".

Estos días están alborozados de festejos y felicidad, celebrando la unión entre D-os y Su gente.

La Unión

El banquete de bodas ha terminado. Los invitados y parientes han vuelto a casa. En la consumación de la relación, los novios experimentan intimidad por primera vez, sus vidas se fusionan como marido y mujer.

Desde aquí, en los siete días de Sucot, alcanzamos el cenit de las Altas Fiestas: Shemini Atzeret y Simjat Torá, descripto en la Cabalá como el "tiempo de intimidad con la Divinidad". Durante estos dos días colmados, la alegría alcanza su éxtasis; D-os y Su pueblo se funden en un todo. Una semilla Divina se planta en cada uno de nuestros corazones.

Es por esto que recitamos oraciones especiales para la lluvia en la fiesta de Shemini Atzeret. ¿Qué es la lluvia? En medio de la intimidad entre el cielo y tierra, las gotas procreadoras del cielo fertilizan, nutren y son absorbidas por la madre-tierra, que en el tiempo darán nacimiento a sus "verdes hijos".

¡ESTE ES MI SEFER TORÁ!

Por Ruth Benjamin

Henryk era muy pequeño en 1945, cuando la Guerra acabó y los sobrevivientes intentaban rastrear frenéticamente a sus parientes. Había pasado la mayoría de su vida con su niñera que lo escondió de los Nazis por pedido de su padre. A pesar del gran riesgo, la mujer lo hizo pues amaba al niño.

Todos los judíos fueron asesinados, y la niñera de Henryk no pensó que el padre, Joseph Foxman, sobreviviría la destrucción en Auschwitz. Por consiguiente decidió adoptar al chico, bautizándolo en la Iglesia y enviándolo a estudiar catecismo con el sacerdote local.

Era Simjat Torá cuando su padre vino a buscarlo. La niñera acongojada empacó su ropa y su libro de catecismo, enfatizando al padre que el muchacho se había vuelto un buen católico. Joseph Foxman tomó a su hijo de la mano y lo llevó directamente a la Gran Sinagoga de Vilna.

En el camino, le dijo a su hijo que era judío y que su nombre era Abraham. Cuando pasaron por la iglesia y el muchacho se persignó reverentemente. Su padre, a pesar de la gran angustia, no dijo nada. Tenía que mostrar a su hijo su Judaísmo, el Judaísmo viviente, y de esta manera recuperaría su esencia.

Entraron en la Gran Sinagoga de Vilna, ahora un remanente del pasado, de la era de una vida judía vibrante. Allí encontraron a algunos sobrevivientes judíos de Auschwitz que habían llegado a Vilna y trataban de reconstruir sus vidas y su espíritu judío. En medio de la severa realidad de su sufrimiento y las pérdidas terribles, estaban cantando y bailando con alegría, celebrando Simjat Torá.

Abraham miraba con sus ojos muy abiertos a su alrededor y tomó un Sidur andrajoso con un toque de afecto. Algo de muy adentro respondió a la atmósfera, y él estaba contento estar allí con su padre. Sin embargo, se negó a unirse a la danza.

Un hombre judío que lleva un uniforme del Ejército soviético no podía apartar la vista del muchacho, y se acercó a Joseph. "¿Este niño es... judío?" Preguntó, con un toque de temor en su voz.

El padre contestó que el muchacho era judío y se lo presentó. El soldado miró fijamente a Henryk-Abraham, y luchó para detener las lágrimas. "Durante estos cuatro años terribles, he viajado miles de millas, y este es el primer niño judío vivo que veo en todo este tiempo. ¿Te gustaría bailar conmigo sobre mis hombros"? Le preguntó al muchacho que lo miraba fascinado.

El padre le dio permiso, y el soldado alzó al niño en sus hombros. Con lágrimas rodando por sus mejillas y con su corazón lleno de alegría, el soldado se unió en la danza.

"¡¡¡Este es mi Sefer Torá!!!" Lloró con emoción.

Abe Foxman, el director nacional de la "Liga de Anti-difamación" -el Abraham de nuestra historia- recuerda esto como su primer sentimiento consciente de una conexión con el Judaísmo y de ser un judío.

SHEMINI ATZERET Y SIMJAT TORÁ

Inmediatamente después de los siete días de Sucot viene la alegre festividad de dos días de Shemini Atzeret y Simjat Torá (en Israel la festividad se "compacta" en un solo día).

Esto es análogo a un rey que invitó a sus hijos a celebrar durante varios días. Cuando llegó el momento de irse, les dijo: "¡Hijos mios! Por favor, quédense un día más; ¡es dificil para mi vuestra partida!" (Midrash)

Se encienden las velas de la festividad en ambos días, se hace kidush y se disfrutan de comidas suntuosas en ambas noches y días de esta festividad. No trabajamos, conducimos, escribimos o tocamos artefáctos eléctricos. Tenemos permitido cocinar y cargar fuera de casa.

Shemini Atzeret

En Shemini Atzeret ("el octavo de retención") aún nos sentamos en la sucá (de acuerdo a la costumbre de muchas comunidades), pero sin recitar la bendición de la sucá. A pesar de esto, las "cuatro especies" no se toman este día.

En Shemini Atzeret el rezo matutino incluye el servicio de Izkor, como también una plegaria especial por la lluvia, comenzando oficialmente la temporadas de lluvias del Mediterraneo.

Simjat Torá

El segundo dia es llamado Simjat Torá ("la alegria de la Torá"). Ya no comemos más en la sucá. En este dia concluimos, y comenzamos de nuevo, el ciclo de lectura anual de la Torá, un logro que produce una alegría sin paralelo.

El punto central de Simjat Torá es la procesión de las hakafot, en las que marchamos, cantamos y bailamos con los rollos de la Torá alrededor de la mesa de lectura en la sinagoga. Las hakafot se hacen dos veces, una en la noche y mañana en Simjat Torá, y en algunas comunidades también en la noche de Shemini Atzeret. Todos reciben una aliá en Simjat Torá, incluso los niños.

Las hakafot son un evento que uno no se debe perder.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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