Mundo Judío

¿Cuáles son los libros de tema judío que más se venden? Cocina judía

Por la Esc. Esther Mostovich de Cukierman   

Estábamos recorriendo librerías en Buenos Aires, pocos días antes de Rosh Hashana, el Año Nuevo en el calendario hebreo. Hice esa pregunta en tres librerías. En todos los casos la respuesta fue la misma: “Los libros de cocina judía”. Me pregunto, ¿los habrán comprado para leerlos o para cocinar?¿Qué se busca de un libro de cocina hoy en día? ¿Aprender a cocinar o tal vez algo más? 

            Nuestras abuelas no tenían libros de recetas. Las recetas de antes se anotaban a mano en una libretita personal. Se preparaban con “una taza casi llena de azúcar” o “la harina que tome la masa”. Pero las abuelas ¡cocinaban! Y las hijas las ayudaban. Las  muchachas de hoy no están en la cocina, se van a estudiar y trabajar. Se sientan en la computadora y calientan la comida que compraron congelada en el supermercado. ¿Para qué se compran un libro de cocina?

              Veamos. Aprender a cocinar es importante. Recuerdo un festival de “Idish voj” ( Semana Idish) al que fuimos hace años cerca de Nueva York. Toda una semana hablando solamente en Idish. Hubo una primera noche de “ronda para conocernos”. Tuvimos que llenar cada uno las respuestas a una hoja con veinte preguntas. Una de esas preguntas era¿cómo se prepara el guefilte fish? (pescado relleno) .Me encontré con que todos hicieron fila para que yo les diera la receta. ¿Por qué yo? Porque era la única judía de Sudamérica, donde todavía el guefilte fish se prepara en casa. Hace años que las mujeres norteamericanas no necesitan saber del guefilte fish nada más que la marca del envase: Manisevich, Mothers, o los paquetes congelados de los almacenes de comida “kasher”( apta según la religión hebrea). 

 

¿Qué se aprende en una receta de comida judía?

¿Comida de dieta? No. La comida judía tradicional pasaba por la lengua y se deslizaba por la garganta y por la memoria. Nadie se preocupaba de contar calorías. ¿El colesterol? Todavía no se había inventado. Lo cierto es que los libros de cocina judía nos traen una forma palpable de identidad judía. Hacer la comida importa poco, lo importante es que la receta nos hace recordar el aroma y sabor de quiénes somos y de dónde venimos. 

De generación en generación (Foto: Ariel Jerozolimski)

 

¿Qué base tiene la comida tradicional judía? 

La kashrut.

Son prescripciones para la alimentación judía que vienen desde la Torá (Pentateuco). Todo libro de cocina judía comienza con algunas reglas de kashrut.  De los animales, sólo son kasher (puros) los que rumian (mastican por segunda vez los alimentos) y tienen pezuña (uña hendida en las patas). Lo cual elimina de la dieta judía la carne de caballo, camello, burro, cerdo, entre otros. ¿Cómo se mata al animal? “Como te he enseñado” dice el Señor a Moisés. (Deuteronomio, 12:21). La shjitá (matanza ritual) es Ley no escrita, con minuciosos detalles, que la misma Biblia  anuncia que ha entregado en forma verbal, para que se transmita de maestro a alumno, generación tras generación. Esa ley oral está recopilada por escrito en el Talmud. “No cocinarás al cabrito en la leche de su madre”, dice la Torá. Rabí Iosí, en Galilea, hace dos mil años, entendía que las aves no dan leche y  permitía comer aves con leche. Pero los rabíes del Talmud decidieron que las reglas de kashrut deben ser claras: ninguna carne va con leche. Ni se mezclan las ollas, platos y utensilios que se usan para leche con los que se usan para carne. Además, las aves de criadero son para comer, pero las aves silvestres, que viven en libertad, no. La vida del animal libre se respeta, ir de caza no es deporte para judíos.  Las reglas de kashrut han moldeado no solamente la vida del pueblo judío sino la literatura y hasta los cuentos populares.   

 

¿Por qué kashrut? Son las reglas de comida “pura” en la Ley hebrea, que respetan cuidadosamente los  judíos observantes. Judíos liberales podrán encontrar razones de salud y buena digestión en esas reglas. Por ejemplo, después de comer carne, hay que dejar pasar dos, tres o cuatro horas, (según el rabino del pueblo del que venía cada uno de nuestros abuelos) antes de comer lácteos. Eso tal vez es sano según los descubrimientos de la ciencia médica. Quizás, además, también sea indigesto comer mariscos, monos, ranas, serpientes o insectos, que para la ley hebrea son “treif” (impuros). Pero eso lo sabemos ahora, no hace mil quinientos años cuando los rabíes hebreos redactaron por escrito la Ley Oral en el Talmud. En aquel entonces, los rabíes lo aceptaron, simplemente, porque era la Ley del Señor. 

 

 Hay un cuento  sobre un mendigo que entró a pedir ayuda en casa de un judío observante. Le dieron comida y una bolsa de ropas de regalo. 

-¿Por qué le diste una bolsa tan grande?, preguntó la esposa, fastidiada.

-Era un pobre viejo. ¿Qué te molesta?

-Junto con las ropas, se ha llevado en la bolsa una de mis ollas “miljik” (lácteas), dijo la esposa. 

El marido se puso un abrigo, tomó su sombrero y abrió la puerta de calle. 

-Debo alcanzarlo, dijo.

-¿Para qué? No corras por esa olla. No me importa. El la necesita más que nosotros.

-Pero tengo que avisarle, dijo el esposo. Esa olla ¡no la puede usar para carne!

Y salió corriendo y gritando.

- ¡Oye, mendigo! ¡La olla que te robaste es miljik! ¿Escuchaste? ¡No la uses para carne!

 

        ¿Cuál pescado es “kasher” (apto)? Sólo el que tiene a la vez, escamas y espinas. Así, todos los moluscos, que tienen escamas pero no espinas, son “treif” (impuros). ¿Eso cómo se entiende? Hay un cuento sobre este punto. Las señoras de un  club Wizo de Long Island sólo pudieron conseguir para su almuerzo anual, el salón de un colegio de curas. El jefe de la cocina estuvo de acuerdo en recibir al rabino de la comunidad para dirigir la limpieza de la cocina y preparación de comida kasher. El menú sería de pescado y productos lácteos. Todo marchó bien hasta que el pescado llegó a la mesa. ¡Vino con todas las escamas y espinas en cada plato! Las señoras llamaron al jefe de la cocina. ¿Cómo se le podía ocurrir servir así el pescado?

-¡El rabino me lo explicó claramente!, dijo el jefe de cocina. El pescado kasher debe tener escamas y espinas. Así lo he servido, ¿qué pasa?

 

              El rabino y médico Dr.Abraham Twerski en su libro “ De generación en generación” cuenta un episodio de su niñez. Una tarde pidió helado y le contestaron:

-Ahora no puedes. Estás “fleishig” (has comido carne). Debes esperar para ponerte “miljik” (comer lácteos).  

 

            Twerski cuenta que la enseñanza de las reglas de kashrut fueron las que primero recibió para lograr el autodominio sobre sus deseos inmediatos. La idea de la kashrut es, en esta explicación,  enseñar a asumir responsabilidad por el propio alimento. Saber dominar los instintos desde la necesidad humana más elemental: el hambre. 

 

 

 

 

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