Con el Brig.Gral.(Ret) Amal Assad, líder de la protesta drusa contra la ley de nacionalidad.
“La ley de nacionalidad deja la sensación que el país ya no es mío porque no soy judío. Pero no socavará mi sentimiento de pertenencia absoluta a Israel”.
Israel se encamina a las elecciones del 9 de abril y cada ciudadano deberá votar de acuerdo a sus preferencias políticas, los temas que le preocupan y su visión respecto a quién atenderá mejor sus intereses y necesidades. Uno de los temas que más divisiones creó en los últimos meses, fue la promulgación en junio del 2018 de la ley conocida como “Ley de Nacionalidad”, que de hecho es la Ley Fundamental (o Básica): Israel, Estado Nación del Pueblo Judío.
Las discusiones sobre la misma fueron numerosas. Pero probablemente uno de los mayores símbolos de la grieta que creó, fue la reacción de la comunidad drusa israelí, una minoría pequeña cuantitativamente (que asciende a menos del 2% de la ciudadanía israelí), pero especialmente respetada y valorada por su aporte al país. A pedido de su propio liderazgo ya en los años 50, los drusos son la única minoría no judía en que los varones hacen servicio militar por ley, y no como voluntarios.
Una de las figuras más conocidas de la comunidad drusa israelí es Amal Assad, hoy de 63 años, nacido en Osafíe, el tercer oficial druso en llegar al rango de Brigadier General. Combatió en la guerra de Iom Kipur y resultó herido, fue alto oficial en los Paracaidistas y se desempeñó en diversos cargos de gran responsabilidad en las Fuerzas de Defensa de Israel. Cuando finalizó su servicio militar tras 26 años dedicados a Tzahal, participó corto tiempo en política, fue el primer druso en ser parte de la Comisión Directiva de la Industria Militar, y luego pasó a negocios privados. Continúa trabajando siempre en pro de la comunidad drusa y de la sociedad en general . Encabeza asociaciones sin fines de lucro que apoyan la integración y la educación en pro de una sociedad que garantice igualdad de oportunidades para todos.
Y en los últimos meses, se ha convertido en el líder de la protesta de los drusos contra la ley en cuestión, considerando que ésta socava su condición de ciudadano israelí con plenos derechos. Su pedido no es derogarla, ya que los drusos reconocen plenamente la condición de Israel como Estado Judío, sino enmendarla de modo que se diga explícitamente que Israel es también un Estado democrático con igualdad para todos.
Conversamos recientemente con Amal Assad.
P: Amal ¿en qué punto se halla hoy la lucha de la ciudadanía drusa israelí contra la ley de nacionalidad en su terminología actual?
R: He enviado una carta al Primer Ministro pidiendo que la ley sea enmendada. Nos es importante seguir luchando en este sentido. Y hemos llevado a cabo varias acciones de protesta, marchas en distintas ciudades, tras las que nos encontramos con diferentes figuras del espectro político israelí.
P: Entiendo que la lucha no es contra la esencia misma de la ley, que proclama que Israel es el Estado nación del pueblo judío, sino contra el hecho que no menciona a las minorías de ciudadanos no judíos ¿verdad? Y los drusos son sin duda especialmente singulares en su vínculo de fondo, de hermandad absoluta con la ciudadanía judía, como parte integral del Estado de Israel.
R: No sólo que los drusos no tenemos ningún problema con el hecho que Israel es el Estado nación del pueblo judío sino que todo lo contrario. Hemos luchado para que eso sea así y seguiremos haciéndolo. Siempre saludamos y honramos la bandera de Israel y nos paramos firmes en homenaje al himno nacional.
Banderas israelíes y de la comunidad drusa en la protesta en la Plaza Rabin meses atrás, en la que se exigía enmendar la ley.
P: Más allá de las discusiones sobre el texto de la ley ¿cree que la intención era discriminar?
R: Sí, creo que esa fue la intención. Quizás no necesariamente a los drusos, pero esa fue la sensación que nos quedó. Esta ley me aparta de mi país al decir que Israel es sólo de los judíos. ¿Y qué pasa entonces conmigo?
P: La ley dice que Israel es el Estado nación del pueblo judío, habla de la dimensión de determinación a nivel nacional, no dice nada contra los otros ciudadanos.
R: Yo siento que esta ley sí determina que el país ya no es mío porque no soy judío. ¿Acaso ya no soy israelí?
P: ¿Pero dónde ve usted eso en la ley? La lay tiene por cierto aspectos problemáticos, pero no dice en ningún momento que los ciudadanos no judíos no sean parte del país. Lo que recalca es la determinación desde un punto de vista nacional, como Estado judío.
R: Yo considero que se plantea de forma que nos pone en otro plano.
P: ¿Cómo explicaría usted su identidad?
R: La identidad drusa es absolutamente israelí.
P: ¿Se ha roto la alianza entre el Estado de Israel y sus ciudadanos drusos?
R: Nosotros nos sentimos muy heridos por la ley, pero nuestra alianza es con Israel, con el país en el que nacimos y vivimos, no con políticos que cambian en las urnas, así que es más fuerte que nunca.
P: ¿Cómo presentaría usted el mosaico israelí y la integración de todos sus grupos, a pesar de sus reservas respecto a la ley?
R: Hasta la promulgación de la ley, tanto yo como mis dos hijos explicamos en distintas partes del mundo cómo en Israel vivimos en plena igualdad y en democracia sin parangón en toda la región. Explicamos cómo árabes, drusos y judíos, viven en armonía y son iguales ante la ley. Hoy me resulta más difícil dar esas conferencias.
P: ¿Por qué? ¿Acaso cambió algo en el terreno?
R: Yo simplemente me pregunto ahora cuál era el problema en incluir en la ley una mención explícita del concepto de la igualdad ante la ley.
Hay quienes piden que la Declaratoria de Independencia de Israel sea proclamada como ley fundamental. Los expertos tanto juristas como en Ciencias Políticas, dicen que eso es imposible por diversas razones.
P: ¿Puede entender a quienes sostienen que la ley era necesaria porque hay crecientes intentos de desdibujar el carácter judío del Estado a través del slogan “un país de todos sus ciudadanos”?La intención de los diputados árabes que repiten esa frase no es garantizar igualdad sino socavar el carácter judío del Estado.
R: No hay ninguna contradicción entre la condición de Israel como Estado nación del pueblo judío y su carácter de Estado democrático que garantiza igualdad de derechos a todos sus ciudadanos, también a los no judíos. La mayor parte de la población es de fe judía y no hay que ver con ningún tipo de preocupación los slogans de los árabes.
P: Amal, usted es un oficial de alto rango, ahora en la reserva. La comunidad drusa israelí ha alcanzado puestos importantes, altos rangos. También hoy hay altos oficiales drusos. ¿Alguna vez se sintió extraño, sintió que no era parte integral?
R: Nunca. Y tampoco esta ley socavará mi sensación de pertenencia absoluta. Pero quiero garantizar que sigo viviendo en un país en el cual todos somos iguales sin diferencias de ningún tipo. También quiero vivir en un país democrático en el que todo ciudadano sea fiel al Estado y esté dispuesto a luchar por el país.