Mundo Judío

Mi Sinaí

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 91 Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 96
Tazría-Metzorá
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 16/04  17.56
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

PALABRAS Y PIEDRAS

Por Yanki Tauber

En Mezhibuzh, el pueblo natal de Rabi Israel Baal Shem Tov (fundador del Jasidismo, 1698-1760), dos residentes locales estaban envueltos en una amarga disputa. Un día, se estaban gritando fuertemente en la sinagoga local, cuando uno de ellos grito “¡Te voy a partir en pedazos con mis manos!”

El Baal Shem Tov, que estaba en ese momento en la sinagoga, les dijo a sus discípulos que formen un círculo, tomando cada uno la mano de su compañero, y que cierren los ojos. Rabí Israel mismo cerró el círculo poniendo sus manos sobre los hombros de los dos discípulos que estaban a su derecha e izquierda. De repente, los discípulos gritaron espantados: detrás de sus ojos cerrados vieron al hombre furioso despedazando realmente a su vecino ¡tal como había amenazado!

Las palabras son como flechas, dice el salmista, y como brasas ardientes. Como flechas, explica el Midrash, porque un hombre está en un lugar y sus palabras causan daño en la vida de otro a miles de kilómetros. Y como una brasa cuya superficie se ha extinguido pero cuyo interior permanece encendido, así también las palabras malevolentes continúan haciendo daño mucho después que su efecto externo se ha evaporado.

Las palabras matan en muchas formas. A veces ponen en acción una cadena de eventos que las convierten en profecías autocumplidas; a veces se desvían del objetivo de su saña para golpear a algún inocente; y a veces se vuelven como un boomerang para perseguir a quien las originó. Pero no importa la ruta que tomen, las palabras odiosas inevitablemente llevan a acciones odiosas, posiblemente años o incluso generaciones después que fueron dichas. La naturaleza humana es tal que los pensamientos buscan encontrar expresión en palabras habladas, y las palabras buscan realizarse en acciones, frecuentemente por caminos sinuosos que la persona original que las dijo no deseó ni anticipó.

Pero el poder de las palabras es más profundo que su potencial de traducirse en acción. Incluso si este potencial nunca se realiza, incluso si las palabras habladas nunca se materializan en el “mundo de la acción”, aun así existen en un mundo más elevado y más espiritual, el “mundo del habla”. Porque el hombre no es sólo un cuerpo, sino también un alma; no es sólo un ser físico, es también una criatura espiritual. En el plano físico, las palabras habladas pueden ser significantes sólo como acciones potenciales; en la realidad del alma, son reales.

Esto es lo que el Baal Shem Tov quiso mostrarle a sus discípulos dándoles un vistazo al mundo de las palabras habitado por las almas de los dos combatientes verbales. Quiso que entendieran que toda palabra que expresamos es real, tanto si tiene frutos o no en el “mundo de la acción” en el que reside nuestro ser físico. En un plano de la realidad más elevado y espiritual, una realidad tan real para nuestra alma como la realidad física para nuestro ser físico, cada palabra nuestra es tan buena (o mala) como un hecho.

Por supuesto que lo mismo es verdad en el sentido positivo: una palabra de aprobación, una palabra de aliento es tan buena como un hecho en la realidad espiritual del alma. Incluso antes de que una palabra buena haya producido una buena acción, ya ha tenido un efecto profundo y duradero sobre el estado interno nuestro y de nuestro mundo.

 

EXTRALIMITÁNDONOS

"Si el área curada de la quemadura se convierte en una mancha blanca..." (Vaikrá 13:24)

El blanco simboliza la pureza y la inocencia. La aparición de una mancha blanca anormal en la piel puede también indicar una sobreabundancia de energía espiritual sagrada. Esto puede suceder cuando nuestra experiencia de éxtasis sagrado no está balanceado con un sentido igual de compromiso humilde a nuestra misión Divina.

En este contexto, el pecado del chisme - indicado por la aflicción de tzaráat - puede ser visto como un exceso de lo que podría haber sido (y debería haber sido) una cosa buena o incluso sagrada, pero que en su lugar se degeneró en lo opuesto. Todos sabemos cuán poderosas pueden ser las palabras para forjar lazos sociales y promover la paz. Seamos conscientes de esto o no, es debido a esto que disfrutamos la conversación social, el aclarar las cosas con el otro hasta llegar a un entendimiento mutuo. Sin embargo, cuando un exceso oculto de ego insiste en que nuestra reputación o autoestima tiene precedencia sobre el avance de la armonía social, algún chisme o calumnia se escapa inadvertidamente en el entusiasmo de la conversación. Es, por lo tanto, crucial que estemos constantemente en guardia, de forma que únicamente el bien salga de nuestra conversación social.

Likutei Torá 2:22b, 25b; Likutei Sijot, vol. 37, págs. 33-36; Séfer HaSijot 5751, vol. 2, págs. 492-494.

Éxodo (Shemot) 35:1 – 40:38

La décima sección del libro de Éxodo comienza con Moisés bajando del Monte Sinaí por tercera y última vez e inmediatamente congrega (Vaiakhel en Hebreo) al pueblo judío. Moisés les informa que D-os los ha perdonado por el pecado del Becerro de Oro y les ha instruido que construyan un Tabernáculo como señal de su perdón.

La onceava y última sección del libro de Éxodo comienza informándonos a quien Moisés había designado (Pekudei en Hebreo) para ocuparse del funcionamiento y transporte del Tabernáculo. Habiendo concluido el relato de cómo los artesanos hicieron los diversos componentes del Tabernáculo, la Torá procede a describir cómo esos mismos artesanos hicieron las vestimentas sacerdotales y cómo finalmente fue erigido el Tabernáculo.

SABIOS DE ISRAEL

RABÍ ITZJAK LAMPRONTI (EL "PÁJAD ITZJAK") (1679-1756)

Rabí Itzjak Jízkia ben Shmuel Lampronti, el renombrado autor del Pájad Itzjak, nació en Ferrara, Italia, en el año 1679.

A la edad de seis años Rabí Itzjak perdió a su padre, y sobre su madre cayó el peso de la educación de su pequeño hijo. Con sumo esmero y dedicación, ésta vio que su hijo recibiera una sólida educación, tanto en los campos de la Torá como en otras ciencias seculares.

Su primer maestro fue Rabí Shabtai Eljanán Racanti, el Rabino de la ciudad, y cuando hubo crecido fue enviado a la ciudad de Logo, cercana a Ferrara, donde se integró al alumnado de la Ieshivá dirigida por Rabí Manoaj Provinzali.

Posteriormente viajó a Padua, donde cursó estudios de medicina en la universidad local y, culminados estos, fue a vivir a Mantua, donde bebió ávidamente los conocimientos de la Torá de boca de Rabí Iehudá Bariel, el más grande de los Rabinos de Italia de esa época.

A los 22 años Rabí Itzjak regresó a su ciudad natal, Ferrara, donde fue aceptado como maestro en la escuela judía local.

Simultáneamente, Rabí Itzjak adquirió destreza en el arte de la curación y pronto se difundió su renombre como médico de primerísima calidad.

Con el correr del tiempo su éxito se fue incrementando, tanto en el ámbito de los estudios judaicos como en el aspecto profesional de la medicina, y numerosos miembros de la nobleza italiana acudían a él para la curación de sus dolencias.

Sus alumnos, con cariño, le dieron el mote de "nuestro Patriarca Itzjak".

Su fama se debió, fundamentalmente, a su obra titulada Pájad Itzjak. Es una enciclopedia talmúdica, la primera en su género, en la que se encuentran ordenadas todas las halajot -leyes - y lo relacionado a ellas, por orden alfabético. En cada ítem Rabí Itzjak trae a colación todo el material que le corresponde, extraído de la Mishná, la Guemará -Talmud y sus comentaristas, y numerosas Responsas.

Rabí Itzjak falleció en 1756, a los 77 años.

Levítico (Vaikrá) 12:1 – 15:33

En la cuarta sección, la Torá procede con las leyes de impureza asociadas con los seres humanos. Primero habla de la impureza que recae sobre una mujer judía que concibe (Tazria en Hebreo) y da a luz. El segundo tipo de impureza de la que habla esta sección es una enfermedad que ya no existe, conocida como tzaráat. Aparecía en la piel, prendas o casa de un hombre o mujer judíos.

La quinta sección del libro de Levítico comienza con los rituales que debe seguir alguien afectado con tzaráat (Metzorá en Hebreo) para poder ser admitido nuevamente en el Tabernáculo. Luego describe cómo la tzaráat puede aparecer en construcciones y cómo realizar su purificación. En el final describe varias formas de impureza ritual, resultados de ciertas emisiones corporales.

 

SABIOS DE ISRAEL

RABI LEVI ITZJAK DE BERDITCHEV (1740 – 1809)

Por Chana Lewis

El rabino Levi Itzjak de Berditchev (1740-1809), perteneciente a la vigésimosexta generación de una dinastía de grandes rabinos, fue hijo del rabino Meir de Husakov y de su esposa, Sara Sasha. Estudió con su padre hasta que se casó, y fue entonces que se mudó a Levertov, el pueblo de su esposa.

Cuando fue por primera vez a Levertov, estudió con el santo rabino Shmelke Horowitz, rabino del cercano pueblo de Ritchvol. A pedido del rabino Shmelke, Levi Itzjak viajó para conocer al magid de Mezeritch, que había asumido el liderazgo del movimiento jasídico luego que falleciera el Baal Shem Tov en 1760. El rabino Levi Itzjak no tardó en convertirse en un ferviente seguidor del magid y en parte de su círculo íntimo de seguidores.

Luego que el rabino Shmelke fuera asignado al rabinato de la ciudad de Nikolsburg (de mayor tamaño), cargo que lo hizo conocido, el rabino Levi Itzjak tomó su lugar en Ritchvol. Sin embargo, los opositores locales del movimiento jasídico dificultaron su vida. En determinado momento, el joven rabino sintió que su vida corría peligro y escapó de la ciudad. Fue nombrado rabino de Zelichov, pero allí sucedió lo mismo que en Ritchvol. Abandonó Zelichov, y fue nombrado rabino de la importante ciudad de Pinsk. Sin embargo, tampoco allí pudo encontrar tranquilidad.

En 1785, el rabino Levi Itzjak llegó a Berditchev, donde lideró la comunidad durante casi veinticinco años, hasta su muerte. En Berditchev, finalmente se liberó de los conflictos, y, además de ser el rabino de la ciudad, fundó su afamada corte jasídica, adonde miles de sus seguidores, provenientes de toda Europa del Este, peregrinaban para recibir inspiración y consejo.

A pesar de vivir en una ciudad mayormente hostil, mantuvo su determinación de permanecer allí, de contrarrestar el clima antireligioso y de abogar por su pueblo. En esa época no se conocían causas similares –específicamente, la de vivir entre judíos que se autoproclamaban secularizados–: el rabino era único con su visión.

Levi Itzjak falleció el 25 de tishrei de 5570 (1809), y está enterrado en la ciudad de Berditchev. Al día de hoy, judíos de todo el mundo peregrinan a la tumba del “Amante de Israel” para rogarle que interceda en su favor desde lo alto, tal como fue su costumbre y pasión durante su vida en la Tierra.

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