Mundo Judío

MiSinai

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No. 114
Ki Tetzé
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 20/08  18.00
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CUANDO DIVORCIARSE

Por Yanki Tauber

Hace algunos meses me topé con uno de esos "tests de auto-conocimiento" donde había que marcar la opción elegida. Éste era uno para evaluar el nivel de stress.

Si usted está atravesando un divorcio y/o por casarse, dése 30 puntos. ¿Cambiando trabajo? 30 puntos; mudarse a una nueva casa, 30 puntos; un nacimiento, 20 puntos; y así sucesivamente, hasta las "tensiones pequeñas" de 5 y 3 puntos. Luego se supone que hay que sumar los puntos y consultar una escala del 0 al 100 que le contabiliza el nivel de tensión que está experimentando en ese momento.

La razón de que esto me haya llamado la atención era que, en ese preciso momento, yo había cambiado de trabajo, me había mudado, y nuestra hija acababa de nacer, todo dentro de un período de seis semanas. (Me alegra informarle, que este escritor estresado y su paciente esposa están todavía unidos en dichoso matrimonio). Lo que también me resultó curioso fue la ecuación de divorcio, por un lado, y cambios de empleo y casa por el otro.

El paralelismo está allí. En su casa y en la comunidad usted invierte una parte de sí mismo; en su trabajo deja una parte de su identidad; su relación con su empleador, compañeros, vecinos y círculo social; las metas a las que se compromete, la dependencia mutua de uno con el otro. Pero hay también agravios y descontentos. Quizás se encuentre en situaciones emocional o éticamente estresantes. Quizás se sienta privado de la oportunidad de expandir su verdadero potencial. O simplemente existe quizá la promesa, o deseo, de un mejor trabajo o entorno en otra parte. Así que usted se pregunta: ¿estas consideraciones justifican abandonar los compromisos actuales y separarme de la relación ya existente?

De acuerdo a las enseñanzas jasídicas, estas consideraciones van más profundo aún. Los maestros jasídicos enseñan que a cada alma se le da su propia "porción del mundo". El hecho de que usted viva en un lugar específico y trabaje según una vocación particular no es por casualidad o suerte. El abanico de razones que lo llevaron allí, empezando por sus talentos innatos e inclinaciones, hasta las llamadas "coincidencias" que le dan ese sabor al día a día,  están dirigidas por la Providencia Divina, que lo ponen en contacto con esas "chispas de Divinidad" suyas, particulares, las cuales usted es el encargado de "captar". De usted depende "revelar" estas chispas de potencial espiritual, las cuales necesitará para su pleno desarrollo espiritual. Así como el Cielo asigna un cuerpo a cada alma y un compañero/a a cada hombre y mujer, de la misma manera a cada uno se le asigna una porción de la creación para desarrollar y elevar.

Pero ésa no es toda la historia. Nuestro Creador nos ha concedido el más preciado y peligroso de los regalos: el libre albedrío. Nosotros tenemos el poder de mejorar aquello con lo que fuimos agraciados, y el poder para destruirlo. Podemos hacer tal revoltijo de cosas que nos despertamos una mañana con la creencia de que nuestra relación actual es insalvable y que lo único que nos queda es empezar algo nuevo en alguna otra parte.

¿Cuándo es el momento de divorciarse? El Talmud cita tres opiniones:

La Escuela de Shamai decreta: Un hombre no debe divorciar a su esposa a menos que él descubra en ella algo inmoral.

La Escuela de Hilel sostiene: [Él puede divorciarla] aun cuando ella hubiera quemado su comida.

Rabi Akiva dice: Aun cuando él haya encontrado alguien más linda que ella.

(Las tres opiniones derivan del mismo versículo en la Torá, Deuteronomio 24:1, en la sección que trata las leyes de divorcio, dependiendo de cómo se interpreta una frase importante de ese versículo).

La halajá (última decisión legal) sigue la opinión de los Sabios de Hilel. Pero una conducta piadosa (característica del jasidismo) la cual se atiene a un standard "más allá de la ley", acepta el criterio más estricto propuesto por los discípulos de Shamai.

En otros términos, un "divorcio" está justificado si hay daño real al bienestar y privación de sus necesidades. Si usted siente que se encuentra "casado" a una vida donde cada noche es una cena quemada, una privación de su nutrición material o espiritual, un maltrato constante, la Torá entiende y perdona su decisión para desunir esa relación y buscar un "matrimonio" mejor.

Eso es al "pie de la halajá". Pero un acercamiento más altruista considera que a menos que su situación actual en la vida sea de una violación a sus valores éticos, morales y religiosos (que en ese caso los Sabios de Shamai permiten, incluso, de hecho obligan una disolución del matrimonio) el lugar para estar es el lugar donde usted está actualmente. Su Creador lo ha puesto allí; Él también le ha dado los recursos y fortalezas para hacer que funcione. Salirse no es la idea, sino aceptar el desafío mayor de descubrir esos recursos y revelar "las chispas de Divinidad" que le fueron confiadas a su cuidado.

NUESTRO DESEO INTERNO

[Dijo Moshé al pueblo judío:] “Cuando coseches ... y olvides una gavilla ... no debes volver a recogerla. Debe ser dejada para el converso, el huérfano y la viuda, para que D-os te bendiga en todo lo que hagas.” (Devarim 24:19)

El deseo más profundo de todo judío, cualquiera sea su grado de observancia de la Torá en su comportamiento externo, es cumplir al máximo con la voluntad de D-os. Por lo tanto, incluso cuando cumplimos con un mandamiento inintencionadamente o hasta por “error”, esto es en realidad el resultado de nuestro profundo deseo de hacerlo.

Por lo tanto, si una persona pierde una moneda y un pobre la alza del suelo, D-os recompensa a la persona que la haya perdido. ¡Cuanto más, entonces, nos bendecirá D-os por actos intencionales de caridad y bondad!

Hitvaaduiot 5751, vol. 1, pág. 189; Hitvaaduiot 5750, vol. 4, pág. 121.

Deuteronomio (Devarim) 21:10 – 25:19

La sexta sección del libro Deuteronomio continúa con el segundo discurso de despedida de Moshé al pueblo judío. Moshé evoca aquí diversos aspectos de la ley judía, comenzando por las leyes que rigen el comportamiento de los soldados judíos cuando salen (teitzéi, en hebreo) a la guerra.

 

PERDIENDO SANGRE

Por Bella Schapiro

Mientras se escurre la sangre de mi cuerpo, estoy pensando qué inconsciente soy, generalmente, de los ríos vitales que hay dentro de mí...

Estas corrientes intrincadas me traen todo lo que necesito para vivir, y cuando hacen su trabajo, lo hacen tan eficientemente que su presencia es apenas perceptible.

Ocasionalmente, durante momentos de extremo terror o entusiasmo, siento mi corazón palpitar y pienso en las ramificaciones de ese golpeteo — sangre a mi cerebro, sangre a mis piernas, sangre a cada célula mi cuerpo, preparándose para responder a cualquier situación que se presente.

Pero esta conciencia es extraña; mi vida diaria me permite la dichosa ignorancia de lo más vital.

Mientras miro como mi sangre pasa a través del tubito colgado cerca de mi silla, llenando la pequeña bolsa, estoy más que conciente. Pienso en todo el peso que carga el simbolismo de la sangre a través de las épocas. Violencia, muerte, amor. Y vida. ¿Cómo puede una sola cosa incorporar tales ideas contradictorias? ¿Cómo puede ser ambas cosas a la vez: la esencia de la vida y el epítome de la muerte? Pero por supuesto, si realmente proporciona una, debe también incorporar la otra.

Derramar la sangre del otro es el acto de violencia más grande, dar sangre, el acto más grande de amor. Cuando la sangre fluye fuera del cuerpo, eso es muerte. Cuando permanece dentro y atraviesa el cuerpo, es vida.

Y luego hay momentos en la vida que trascienden estas definiciones, en las cuales la violencia y el amor parecen convivir juntos, donde la línea entre la vida y la muerte se vuelve borrosa. Un cirujano que maneja un cuchillo, infligiendo destrucción en tejido fino sano, violencia perpetrada con el más grande amor. Una mujer dando a luz a una nueva vida. Un bebé de apenas ocho días de edad, perdiendo una gota de la sangre y ganando una identidad, convirtiéndose en mucho más que un niño. Me parece que en esos momentos trascendemos los parámetros de estos símbolos contradictorios; ellos nos permiten echar un vistazo al interior de lo que significa simplemente vivir, y realmente nunca morir.

Casi estoy lista. Mi bolsa se está llenando, hinchada del líquido rojo profundo que se remolina dentro. Cuando comencé, mi cuerpo tenía 4 litros de sangre para alimentarlo; ahora tiene tres y medio. Pero sé que incluso ahora, las células que conservo están trabajando febrilmente para completar lo que falta. Cuando me ponga de pie me sentiré mareada por un momento, y entonces la sangre irá rápidamente a mi cerebro y saldré del cuarto erguida y orgullosa. Y mañana, mi cuerpo estará renovado, nueva sangre fluyendo a través de mis venas, y me sentiré más sana que nunca, más viva que hace una hora.

Con las últimas gotas de mi sangre llenando el bolso, el asistente corta el flujo que me conecta a ella. Yo ofrezco una pequeña Plegaria, pidiendo siempre estar sana para poder dar una bolsa de mi sangre a quien que la necesite.

 

Elul, el último mes del año judío, es un momento para rever el pasado y mirar a donde hemos llegado en la vida. Es una preparación para los próximos “Días Temibles”, Rosh Hashaná y Iom Kipur, cuando decidimos hacer las cosas mejor este año que el anterior.

El tema de Elul es regresar a tu ser esencial, llamado teshuvá, ayudado con plegaria y tzedaká. “El Rey esta en el campo”, dicen, queriendo decir que la chispa Divina dentro de ti está mucho más accesible, en la medida que la busques.

Algunas costumbres del mes de Elul:

·         Todos los días (excepto Shabat) se toca un cuerno de carnero (Shofar) en los servicios matutinos. Es un llamado de atención para prepararnos espiritualmente para Rosh Hashaná.

·         Cuando escribimos un correo, firmamos “Que seas inscripto y sellado para un buen año.”

·         Agregamos el capítulo 27 de los Salmos en las plegarias de la mañana y la tarde.

·         El Baal Shem Tov inició una costumbre de decir tres capítulos adicionales de Salmos, secuencialmente, cada día, desde el primero de Elul hasta Iom Kipur, cuando se completan el resto del libro de Salmos.

·         Es una buena época para hacer revisar los tefilin y mezuzot por un escriba que asegure que están en buenas condiciones.

 

Selijot

Las Selijot son plegarias a D-os que piden perdón. Los judíos sefaradim recitan selijot especiales temprano todas las mañanas de Elul (excepto Shabat). Los ashkenazim comienzan estás selijot poco después de la medianoche del domingo anterior a Rosh Hashaná, a menos que esto no permita un mínimo de cuatro días de selijot, en cuyo caso comienzan el domingo anterior a ese. Las selijot se recitan diariamente antes de los rezos de la mañana (excepto en Shabat) hasta Rosh Hashaná. Muchos continúan recitándolas hasta Iom Kipur.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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