Dondequiera que se reúnan judíos con motivo del día sagrado de Iom Kipur, casi por descontado está que se vivirán emociones singulares. Cada comunidad con sus matices, cada Rabino con su estilo, cada marco con las expectativas y deseos de sus miembros.
La Kehilá, la Comunidad Israelita del Uruguay, vivió indudablemente momentos especiales, tanto en la gran sala del hotel Dazzler convertida en sinagoga como en el parque de Villa Biarritz, donde por primera vez se realizó la lectura del Izkor en la mañana de Iom Kipur, y de noche, fue el toque del Shofar y el canto del Hatikva y el “Osé Shalom”, el nombre con el que se conoce a la canción basada en un versículo del libro de Job, que refiriéndose a D´s dice que Él hace la Paz en los Cielos.
Susana Grimberg de Jelen, Presidenta de la Kehilá, estima hoy que la nueva idea del parque “vino para quedarse” inclusive cuando eventualmente ya no haya pandemia, aunque fue producto de la misma, que obligó a ser creativos e inventivos. Al parque pudo acercarse gente que sentía que prefería no estar en un espacio cerrado inclusive cuidándose los protocolos. Pero ya estando allí, se sintió claramente lo singular del entorno natural mientras se escuchaba el rezo del Rabino Max Godet.
Así lo describió todo ello para este portal la Presidenta de la Kehilá.
“Este Iom Kipur, este día sagrado que nos convoca a todos los judíos, a toda la comunidad, lo vivimos con gran emoción. Allí estaban los judíos que creen, los que no tanto, los más laicos, los tradicionalistas, los que van al Beit HaKneset (sinagoga) regularmente , los que no van nunca salvo en Iom Kipur. Y fue hermoso ver a las familias juntas, abuelos y abuelas con sus nietos, hijos y padres juntos emocionándose en momentos especiales como la significativa oración de Kol Nidrei.
Fueron muchos los momentos de emoción. También la solemne de apertura del Aron Hakodesh para sacar los Sifrei Tora (los Rollos de la Ley) lo cual llenó en muchos los ojos de lágrimas. Era hermoso ver mucho blanco, como es tradicional en Iom Kipur.
Hicimos todo para que el hotel Dazzler se vistiera de Beit Kneset y la verdad es que quedó espectacular.
Vivimos momentos especiales de la mano del Rav Max Godet quien con su canto, su emoción y su espiritualidad llegó al alma de cada uno. Como él dice, el objetivo es expandir la conciencia, para ser una persona mejor, para vivir una vida más significativa, lo cual uno vuelca en su persona, su familia y en definitiva en su comunidad. Por todo esto, lo que vivimos fueron momentos de elevación espiritual, introspección y mucho sentimiento y sensibilidad.
El Rav Max,al hablar, cantar, llorar y tocar el Shofar, nos hace sentir a todos juntos una comunidad muy viva y significativa. Juntos vivimos momentos muy especiales en los que nos sentimos sobrecogidos y esperanzados. La espera del sonido del Shofar , que nos trasciende, hace a los judíos comunidad y pueblo. En el Beit HaKneset en general se sintió que flotaba una energía muy especial.
Y como no podía ser de otra manera, uno de los momentos más hermosos fue al final, cuando entran los niños en el momento de la Havdalá (la ceremonia que marca el fin del día sagrado, distinguiéndolo de la jornada regular, tal como se hace todos los sábados al anochecer al finalizar Shabat), con luces y linternas, cantando Osé Shalom.
Y al final el Hatikva. Uno piensa en sus seres queridos, en los qu están, los que ya no, los que uno desea, se emociona de pensar qué pasará con todos nosotros el año que viene, que ojalá podamos nuevamente estar todos juntos cantando con alegría y emoción como este año. Que el Beit Hakneset se vuelva a vestir de vida, de niños, alegría, de blanco, que todos podamos hacer de este mundo un mundo mejor, que todos podamos colaborar para el Tikun Olam, o sea hacer de éste un mundo mejor.
Y en especial para nosotros, en la Kehilá, con nuestro gran deseo de que el año próximo podamos festejar Rosh Hashana en nuestra nueva sede. Es el sueño a cumplir en este 5782”.
