Mundo Judío

MiSinai

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No. 124
Jaiei Sara
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 29/10  18.54    
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

¿CON QUIÉN ME CASO?

Por Yanki Tauber

Un hombre sabio dijo una vez que la pregunta más difícil de responder es una pregunta que tiene una respuesta simple.

Porque una respuesta simple es el tipo de respuesta más difícil de aceptar. Una respuesta simple parece un insulto a nuestra inteligencia, una luz a nuestro dilema. Pero a menudo la pregunta más profunda o el problema más urgente tienen una solución simple.

¿Con quién deberías casarte? A menos que seas la cabeza de una superpotencia en un momento de crisis global, ninguna otra decisión que hagas durante el curso de tu vida te afectará profunda e irrevocablemente (para bien o para mal) como ésta. Y ninguna otra decisión se tomará bajo circunstancias de tanta presión, y bajo percepciones tan subjetivas, como ésta.

¿Qué dice la Torá, la cual los judíos aceptamos como el "plano de la creación" de D-os y una guía para nuestra propia vida, sobre qué buscar en la persona que estás considerando aceptar como tu compañero o compañera en la vida? Algo muy simple.

El primer matrimonio que leemos en la Torá es el matrimonio de Adán y Javá. El suyo, claro, era el mejor matrimonio, "hecho a medida": El propio D-os creó a la novia y se la presentó al novio. Cuando Adán dijo a Javá "tú eres la única mujer en el mundo para mí", ella supo que ¡él estaba diciendo la verdad! Hay un mensaje aquí sobre cómo considerar al cónyuge una vez casado, pero no muchas pistas sobre cómo seleccionar a un marido o a una esposa.

El segundo matrimonio descrito en la Torá tuvo lugar dos mil años más tarde, el matrimonio de Isaac y Rivka. ¡Vaya selección que había que hacer! Había que buscar una novia para Isaac. Abraham decidió no enviar a su hijo a hacer la elección él mismo, sino enviar a su sirviente de confianza, Eliezer.

Eliezer cargó diez camellos de su amo con obsequios y regalos (una generosa dote nunca viene mal) y viajó a la vieja ciudad natal de Abraham, Jarán (tampoco las buenas conexiones familiares vienen nada mal...). Luego oró (eso siempre ayuda). Y por último puso su plan en acción.

Esperó en el aljibe del pueblo. Estaba atardeciendo y las mujeres jóvenes del pueblo vinieron a buscar agua. Su plan era éste: él le pediría un poco de agua a una "doncella" de su cántaro. Si ella respondiera "Búsquesela usted mismo"; definitivamente no era la indicada. Si dijera "Por favor, bebé hasta hartarte"; estaría mejor, pero no para lo que estamos buscando. Si contestara, "Beba, mi señor, y le daré a los camellos también de beber" (así es como se hablaba en tiempos bíblicos), ella sería la elegida.

Cantidad de comentarios se han escrito sobre la historia de Rivka en el aljibe. Muchas visiones profundas han surgido de los 67 versículos de la Torá que narran la misión de Eliezer. Pero una joya de respuesta brilla a través de todos ellos con prístina simpleza: cásate con alguien de buen corazón.

 

LA RECOMPENSA DE LA DISCIPLINA

"Los hijos [de Abraham], Isaac e Ismael, lo enterraron en la Cueva de Majpelá." (Bereshit 25:9)

Isaac es mencionado primero, indicando que a pesar de que Ismael era el hijo mayor, permitió que Isaac encabezara el funeral. De esta forma Ismael demostró que se había arrepentido verdaderamente: Su pecado principal había sido su reclamo de la herencia de Isaac; fue sólo después de que Abraham falleció que Ismael podía hacer su reclamo, pero no lo hizo.

Sara merece el mérito por la mejora de carácter de Ismael. Su insistencia en dirigir apropiadamente a Ismael llevó eventualmente a que se arrepintiera lo suficiente como para reconocer la verdad de la primacía de Isaac. Siguiendo el ejemplo de Sara, nosotros también no deberíamos rendirnos o evitar corregir o asistir a aquellos que verdaderamente necesitan nuestra ayuda en el desafío continuo del auto refinamiento.

Likutei Sijot, vol. 15, pág. 149,150.

Génesis (Bereshit) 23:1 – 25:18

El nombre de la quinta sección del libro de Génesis se toma de sus primeras palabras, “La Vida de Sara” (Jaiei Sara en Hebreo), y comienza con la muerte y entierro de Sara. Luego seguimos al sirviente de Abraham, Eliezer, cuando compromete en matrimonio a la sobrina nieta de Abraham, Rebeca, para el hijo de Abraham, Isaac. Este relato es seguido por el matrimonio de Isaac y Rebeca y las últimas etapas de la vida de Abraham: su nuevo casamiento con Hagar, su muerte, y el alejamiento de su hijo Ismael de su familia y su misión Divina.

SARA Y ABRAHAM

Por Yerachmiel Tilles

Baruj Najshon, artista plástico jasídico y su esposa Sara, una heroína de los tiempos modernos dentro del pueblo judío, estaban entre los primeros judíos que regresaron a Jebrón. En 1975, siguiendo al establecimiento de Kiriat Arba, en una cumbre sobre la ciudad vieja de Jebrón, los Najshon celebraron el nacimiento de un hijo. Decidieron realizar la circuncisión dentro de la Cueva del Majpelá en Jebron—el campo santo de Abraham y Sara, Itzjak y Rivka, Iaakov y Lea y, según la tradición, Adám y Java. El bebé se llamó Abraham-Iedidia.

Tres meses después, Sara encontró muerto a Abraham-Iedidia en su cuna. La joven madre pensaba. ¿Por qué su nuevo hijo, traído al pacto de Abraham en Jebrón, la ciudad más antigua del pueblo judío en la Tierra de Israel, le fue quitado después de sólo tres meses? En este mundo todo tiene un propósito. ¿Cuál fue el propósito de su bebé?

Sara decidió que enterrarían a Abraham Iedidia en el antiguo cementerio judío de Jebrón. El cementerio había sido usado para enterrar a los 67 judíos asesinados por sus vecinos árabes en 1929 durante los alborotos en Jebrón. A minutos de las tumbas de Ruth y Ishai y con vista a la Cueva de Majpela. Quizás, pensó Sara, éste era el propósito del bebé, tomar parte, aunque triste pero vital, en renovar la vida judía en Jebrón. Después de casi cincuenta años de oposición árabe, el cementerio judío de Jebrón se utilizaría de nuevo para que un judío descanse allí.

La procesión fúnebre dejó Kiriat Arba al atardecer, hacia el cementerio judío antiguo de Jebrón. ¡De repente los dolientes encontraron soldados y barricadas! Los automóviles fueron detenidos. Soldados empezaron a revisar el sitio, abriendo las puertas de los automóviles, buscando algo. "No, no puede proseguir al cementerio", los soldados pidieron a los dolientes; "el cementerio está fuera de los límites".

Una de las puertas del automóvil se abrió. Una mujer salió con un bulto en sus brazos. Se dirigió a los soldados, "¿ustedes están buscándome, están buscando a mi bebé? Mi nombre es Sara Najshon. Aquí está mi bebé, en mis brazos. ¡Si no nos permiten viajar al cementerio, caminaremos!" .

Hombres con palas y linternas eléctricas y muchas mujeres atravesaron el antiguo Jebron al caer de la noche. Pasaron la Cueva del Majpela. La sinagoga de Abraham Avinu, de 450 años de antigüedad, en ruinas, destruida por los conquistadores jordanos en 1948. Atravesaron las calles árabes. Oficiales de alto rango daban órdenes desde sus walkie-talkies: "Deténganlos no les permitan proseguir", pero los soldados, superados por la escena, transmitían por radio: "No podemos detenerlos. Si ustedes quieren detenerlos, bajen aquí y háganlo ustedes mismos."

La procesión continúa, pasan Beit Romano, Beit Shneerson, la casa de la Rebetzn Menuja Rajel Shneerson-Slonim, la nieta del "Ba'al HaTania", y llegan a la colina empinada del cementerio antiguo.

La luz de la luna ilumina el campo. Sara Najshon suelta el cuerpo de su hijo diminuto, Abraham Iedidia, y lo colocan en la tumba frescamente excavada. La parcela está a sólo metros de la tumba de los masacrados de 1929.

Con voz firme, Sara profiere: "Hace cuatro mil años nuestro Patriarca Abraham compró Jebrón para el pueblo judío, enterrando a su esposa Sara aquí. Esta noche Sara está readquiriendo Jebrón para el pueblo judío, enterrando a su hijo Abraham aquí".

LAS COMIDAS DE SHABAT

“Llama al Shabat un deleite” (Isaías 58:13)

En el Shabat nos elevamos por encima de las distracciones y frustraciones de la semana, y nos enfocamos en objetivos superiores, como D-os y la familia. Nos deleitamos en el Shabat participando de tres comidas, donde las familias pueden conectarse e inspirarse. Las primeras dos, el viernes de noche y sábado al mediodía, se preparan en forma generosa, con comidas suntuosas y platos especiales. La tercera, hecha sobre el fin del Shabat, es generalmente una comida ligera.

Lo Preliminar:

La mesa se adorna con un mantel elegante, velas de Shabat, platos “especiales”, y dos jalot cubiertas. Las primeras dos comidas comienzan con el kidush recitado sobre una copa de vino.

Después del kidush, hacemos el lavado ritual de manos para el pan. El jefe de la casa toma dos jalot, marca una de ellas con un cuchillo, dice la bendición de Hamotzí y corta una rebanada. Todos comen un pedazo de jala con sal.

La Comida:

Derrochar en las comidas de Shabat es una virtud. Es una mitzvá darse el gusto con vino fino y carne tierna. 

La comida tradicional de Shabat tiene varios platos, e incluye pescado, sopa, carne o pollo, y acompañamientos. (Sirva el pescado y la carne o pollo en platos distintos, con cubiertos y platos separados). Para el almuerzo es costumbre comer “cholent”, una comida a la cacerola preparada antes del Shabat que se mantiene caliente toda la noche en la cocina.

Canciones e inspiración:

Disfrute de tiempo de calidad con su familia. Cante canciones judías alegres. El sentimiento sagrado y especial que imbuyen es indescriptible. Comparta palabras de Torá. Prepare una discusión profunda, quizás algo sobre la lectura semanal de la Torá. Capture la imaginación de sus hijos con una historia judía.

Concluya con la Bendición Después de las Comidas.

 

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
Para recibir MiSinaí por email o por whatsapp, contactar por teléfono al 2628 6770 o por mail: [email protected].

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