Sostiene que sus propuestas son "una revolución democrática".
La lucha de la Ministra de Justicia de Israel Ayelet Shaked contra lo que presenta desde siempre como el exagerado “activismo jurídico” de la Suprema Corte de Justicia de Israel, nada tiene de nuevo. Pero la táctica a la que ha recurrido esta semana es indudablemente bastante más original que discursos formales ante los medios de comunicación.
Shaked, una mujer de hermosas facciones, que irradia firmeza-sus críticos dirán dureza - sin levantar nunca la voz, es desde este lunes la protagonista de lo que se presenta como un nuevo perfume. Su nombre: Fascismo.
Repitiendo el estilo conocido de las típicas publicidades de productos de belleza, con movimientos sensuales propios de una modelo, la joven ministra prueba la fragancia, mientras de fondo una voz susurra, en hebreo, términos que han simbolizado en los últimos años precisamente el esfuerzo de Shaked por cambiar el equilibrio entre el Poder Judicial y el Legislativo. Su conocida opinión es que la Suprema Corte de Justicia se ha atribuido a sí misma poderes que la ley no le ha concedido explícitamente y que el Parlamento, Kneset, debe tener cómo lidiar con ello.
De fondo se oye pues “Reforma Judicial”, “Separación de poderes”, “Gobernabilidad”, “Restricción de la Suprema Corte”.
Finalmente, la ministra-modelo-actriz, toma el perfume en sus manos, se ve claramente el nombre, “Fascismo” y ella dice: “A mí, me huele a democracia”.
El video original no tiene leyendas en inglés.
Es bastante evidente que su sarcasmo tiene como intención justamente refutar las acusaciones de la oposición, de quienes alegan que su línea en el Ministerio de Justicia y muy especialmente ante la Suprema Corte, es de corte “fascista”. Shaked recalca que para equilibrio sano en democracia y para permitir que el gobierno democráticamente electo pueda ejercer debidamente su plan de acción, debe haber otro equilibrio entre los poderes, de modo que la Suprema Corte no pueda frenar cualquier plan apoyado por el Parlamento.
“Espero que el mensaje haya pasado y que la izquierda no me llame más de fascista”, declaró la ministra en un programa de televisión, afirmando que “este video fue hecho con el espíritu jocoso de Purim”, en referencia a la celebración judía que comienza este miércoles por la noche, cuya característica es disfrazarse y actuar “al revés”.
Pero las polémicas de fondo, nada tienen de gracioso.
Este es precisamente el trasfondo del plan que presentó esta semana-junto con el “ perfume”: una reforma del Poder Judicial a implementar en 100 días. Esta incluiría-si ella vuelve a ser Ministra de Justicia en el gobierno que se forme después de las elecciones- ciertos cambios . Entre ellos, en el proceso de nombramiento de los Jueces Supremos, de modo que no sea la Comisión Judicial encargada de ello ahora sino mediante la presentación por parte del ministro de una lista de candidatos al gabinete y el Parlamento.
Una de las discusiones más recientes en este marco fue la reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de prohibir la participación en las elecciones de un candidato de ultraderecha-Mijael Ben-Ari del partido “Otzma Yehudit”. La derecha, incluyendo la Ministra Shaked, criticó duramente la decisión. Pero entre varios de los que apoyaron la descalificación en cuestión, hubo jueces cuyo nombramiento había sido promovido por la ministra.
Shaked también brega –entre otras cosas-por la aprobación de lo que se llama en hebreo “piskat haitgabrut”, o sea una cláusula que haga posible que propuestas de ley vetadas por la Suprema Corte sean legisladas nuevamente por el Parlamento.
Todo esto va acompañado de una crítica directa y muy explícita de la Ministra al sistema que de hecho tiene a su cargo, por la enorme independencia de la que goza en Israel la Suprema Corte de Justicia. “La Suprema Corte ha dado un golpe de Estado”, acusó Shaked. “Las elecciones casi carecen de significado ya que el pueblo ha sido sustituido por el ´público ilustre´”, agregó, transmitiendo un duro mensaje sobre el funcionamiento de la Suprema Corte, a la que presenta como elemento que domina al gobierno, con la última palabra sobre sus políticas.
Shaked considera que los cambios que trata de impulsar son una “revolución democrática”. Hay juristas que concuerdan, como el ex Ministro de Justicia Profesor Daniel Fridman-que viene de la academia, no de la política-quien siempre ha tenido una línea crítica al desempeño de la Suprema Corte. Y hay otros que sostienen que con el argumento de garantizar la “gobernabilidad”, el gobierno actual olvida que democracia no es sólo el gobierno de la mayoría sino también el respeto a la minoría.
Ayelet Shaked y el Ministro de Educación Naftali Bennett fueron los fundadores en su momento del partido “Habait Hayehyudí” (El Hogar Judío”), pero hace unos meses anunciaron que lo abandonan para crear un nuevo partido de derecha nacionalista en el que puedan hallarse tanto religiosos como seculares. La ministra misma no es religiosa.
Pero a pesar de la popularidad que parecían tener ambos en la derecha, son varias las encuestas según las cuales no es seguro que logren entrar al próximo parlamento. Y éste es el trasfondo de los últimos pasos de Shaked.
Esta semana, a la entrada de la carretera Beguin de Jerusalem, fueron colgados sobre la pared lateral de uno de los hoteles capitalinos, enormes carteles con el mensaje central de Bennett y Shaked, con un claro juego de palabras: “Shaked dirigirá a la Suprema Corte, Bennett le ganará a Hamas”. Es imperioso aclarar: el cartel usa el verbo "lenatséaj" en hebreo, que seguido de determinado vocablo, significa dirigir en el sentido de dirigir una orquesta, y seguido de otro, es ganarle a ...
El texto desató duras críticas de la oposición, aunque Shaked aclaró que “no comparo entre la Suprema Corte y Hamas”. Bennett quiere ser Ministro de Defensa, criticando al gobierno del que ha sido y es parte por lo que considera es una política “floja” ante Hamas.
El polémico cartel está a unos pocos cientos de metros de la sede de la Suprema Corte de Justicia. Probablemente se ve también desde allí.