Mundo Judío

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Verdades Minoritarias - Aprender de los Milagros - Un Anciano en la Isla - Temer a D-os

No. 158
Sheláj
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Horario de velas en Montevideo, Viernes  24/06  17;24

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VERDADES MINORITARIAS

Por Yossy Goldman 

En las democracias así como en la Ley Judía, la mayoría decide. Un Beit Din (corte de ley de la Torá) siempre debe consistir de un número impar de jueces para que siempre haya una mayoría de opinión.

Pero el hecho es que, a veces, la mayoría se equivoca. La historia en la lectura de la Torá de esta semana, que cuenta sobre los doce espías enviados por Moshé a la Tierra Prometida, es un caso de estos. Sólo dos de los doce, Ioshua y Caleb, permanecieron fieles a su líder al propósito de su misión y a la seguridad que D-os les dió de que era una buena tierra. Los otros diez espías se equivocaron.

Los espías fueron enviados en una misión de reconocimiento para determinar la mejor estrategia para la próxima conquista de la tierra de Canaán. En lugar de hacer lo que fueron mandados a hacer, sugerir la mejor forma de avanzar, diez de los doce espías trajeron un informe negativo diseñado para intimidar al pueblo y desalentarlos de que entren a una tierra feroz "que devora a sus habitantes" y que finalizó con la categórica conclusión de "no podemos subir."

El pueblo respondió acordemente. Clamaron a Moshé, lamentando su salida de Egipto. Así que D-os decretó que esta generación no era merecedora de Su preciosa Tierra Prometida. Además, este día de llanto, en el cual lloraron sin buena razón, se convertiría en un día de lágrimas por generaciones. Nuestros sabios explican, que era el Nueve de Av, el día que se convertiría en día de duelo por la destrucción de nuestros sagrados templos y otras muchas calamidades nacionales a través de la historia.

Ahora, la pregunta que quiero hacer es ¿por qué el pueblo no siguió a los dos espías buenos, Ioshua y Caleb, en vez de a los otros? Respuesta obvia: fueron superados en votos y número 10 a 2, no hay discusión. La mayoría decide.

Trágicamente, sin embargo, respaldaron a los perdedores. Y el resultado fue una vacación extendida en el desierto para ellos, y una tragedia para todos nosotros hasta el día de hoy. Así que, aunque seamos demócratas incondicionales y creyentes en el proceso democrático, claramente, habrá veces en la que la minoría tiene la razón.

El santo Rabi Israel Meir HaKohen Kagan, mejor conocido como el "Jofetz Jaim" fue una vez desafiado por un Judío que era un poco cínico. "Rabí", le argumentó, "¿no dice la Torá que debemos seguir a la mayoría? Bueno la gran mayoría de los Judíos hoy no son religiosos. Asi que ustedes, los Judíos religiosos ¡deben adoptar nuestra forma de pensar!"

El Jofetz Jaim le respondió con una historia. "Recientemente, tuve la ocasión de viajar en coche de vuelta a casa de un viaje importante. En el camino, el cochero distribuyó dosis generosas de vodka para que sus pasajeros se mantuvieran cálidos y contentos. El cochero, también, tomó mucha más vodka de la que debía. "Cuando llegamos a un cruce de caminos, había confusión sobre qué camino tomar. Muchos argumentaban que el camino izquierdo era el correcto. Yo era uno de los únicos pasajeros sobrios a bordo y sabía sin ninguna sombra de duda que teníamos que tomar el camino derecho. Así que te pregunto, amigo mío, ¿debería yo también haber seguido a la mayoría? Ellos estaban irremediablemente borrachos e incapacitados para juzgar. Gracias a D-os yo prevalecí."

Muy frecuentemente, los valores y juicios del "Mundo" están simplemente equivocados. No importa cuan minoritaria la gente moral pueda ser, seguiremos transitando el camino de la decencia y la sanidad. Los Judíos nunca hemos jugado al juego de los números. Siempre hemos sido la más pequeña de las naciones. No somos conocidos por nuestra mayoría sino por nuestra moralidad.

No hace mucho, pienso que fue durante la ficticia "masacre" de Jenin, Kofi Anan se preguntó "¿Puede ser que todo el mundo esté equivocado e Israel esté en lo correcto? Adivinen qué. Dio en el clavo. Todo el mundo estaba equivocado e Israel estaba en lo cierto. Simplemente no hubo masacre.

Muy frecuentemente es el mundo quien es sombrío, delirante, loco, cambiante de rumbo sin control. Requiere una sustancial fuerza de carácter el resistir la atracción de la mayoría alcoholizada.

Que D-os nos ayude a ser hombres y mujeres de estatura, de espíritu. Que seamos inspirados por el coraje de ponernos de pie y ser importantes, aunque esto signifique ser la única voz en el desierto. De otra forma, nunca llegaremos a nuestro destino.

 

APRENDER DE LOS MILAGROS

[D-os le dijo a Moisés, “Todos aquellos ... que no escucharon Mi voz] no verán la tierra que juré a sus padres.” (Bamidbar 14:23)

La generación del Éxodo no trabajó lo suficiente como para aprender de los milagros Divinos que presenciaron. Por lo tanto quedaron sujetos a su “mentalidad de esclavos”, en la presunción de que la realidad es esclava de las leyes de la naturaleza, y que D-os es contrario o incapaz de suprimirlas cuando Él quiera. Fue por eso que los espías y sus seguidores perdieron el privilegio de entrar a la Tierra Prometida, porque para poder mantenernos fieles a nuestra misión Divina mientras llevamos adelante nuestras vidas materiales, es menester creer que es realmente posible.

Nosotros también debemos asegurarnos de reconocer las implicaciones de todos los milagros Divinos que hemos presenciado, tanto a través de la historia judía como en nuestras vidas personales. Recién entonces seremos capaces de cumplir con nuestra misión Divina de hacer del mundo un hogar para D-os. En mérito a esto, experimentaremos nuestro regreso milagroso a la Tierra Prometida, liderados por el Mesías en la Redención final.

Likutei Sijot, vol. 23, pág. 112.

La cuarta sección del libro de Números relata como D-os le dijo a Moisés que envíe (Shelaj en Hebreo) exploradores para espiar la Tierra de Israel en preparación para su conquista por el pueblo judío.

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UN ANCIANO EN LA ISLA

Por muchos años, Rabi Zeev Kitses, uno de los discípulos más ancianos de Rabi Israel Báal Shem Tov, ansiaba viajar a la Tierra Santa. Finalmente, llegó la oportunidad que tanto aguardada, y Rabi Zeev se presentó para recibir la bendición de su Rebe para un viaje seguro. "Recuerde, Rabi Zeev", fueron las palabras de despedida del Báal Shem Tov, "la persona debe saber cómo responder a una pregunta de forma adecuada. Piense bien antes de responder." Rabi Zeev no tenía la menor idea que el Rebe quería decir con estas palabras, pero las guardó en el corazón, esperando una señal que ese momento había llegado.

En uno de los puertos de escala durante el viaje le ocurrió un inconveniente. El barco arribó para recibir provisiones, y los pasajeros desembarcaron para pasear algunas horas. Rabi Zeev, que estaba profundamente inmerso en pensamientos, no oyó el llamado para reembarcar y perdió el barco. Muy preocupado, deambuló por el lugar extraño. No hacía idea de donde se encontraba, ni cuanto tiempo necesitaría esperar por otro barco.

"¡Hey hombre! ¿Por qué está tan desanimado?", oyó una voz amigable preguntar. Levantando los ojos, se encontró con un anciano de cara muy pura, con una barba plateada. Su alegría no tenía límites. Sí, había una comunidad judía en la isla, completamente equipada con una sinagoga y escuela… Habría otro barco de allí a algunos días, y mientras eso, pasaría el Shabat junto a su nuevo amigo. Domingo por la mañana Rabi Zeev, acompañado por el anfitrión, volvió al puerto para tomar una embarcación que había llegado a la isla. Al despedirse, el hombre le dijo: "Dígame, Rabi Zeev, ¿cómo es la vida para los judíos de su país? ¿Cómo les va en el exilio?". "Gracias a D-os, todo va bien", respondió Rabi Zeev, corriendo por la rampa de embarque. "El Todo-Poderoso no abandona a Su pueblo."

El barco ya había zarpado cuando Rabi Zeev se acordó de pronto de aquello que el Báal Shem Tov le había dicho en su despedida. "¡Infeliz que soy!", gritó. "¿que hice? ¿El Rebe no me advirtió que cuidara mis palabras antes de responder, por qué no dije la verdad? ¿Por qué no conté a aquel hombre sobre la pobreza y las persecuciones que hay en nuestro país?" Rabi Zeev se quedó tan desolado por no cumplir las instrucciones del Báal Shem Tov, pues ahora había entendido el por qué de su encuentro con el anciano en la isla, que en el próximo puerto descendió del barco y viajó de vuelta a Mezibush para contarle lo que había acontecido.

"Rabi Zeev", dijo tristemente el Báal Shem Tov, "todos los días nuestro patriarca Avraham le dice al Todo-Poderoso. '¡Amo del Universo! ¿Que será de mis hijos? ¿Por qué todavía están sufriendo en el exilio?' Y D-os responde: 'No los abandoné.' Sin embargo Avraham no se aplaca. Por lo tanto, D-os le dice: ¿'Por qué no les pregunta a ellos por sí mismo? Mire, allá va Rabi Zeev Kitzes, un judío íntegro y honesto, camino a la Tierra Santa. ¿Por qué no le pregunta a él?'"

TEMER A D-OS

El temor a D-os es una mitzvá muy liberadora.

Piénsalo de esta forma: hay dos fuerzas que impulsan a las personas para que actúen en este mundo: el amor y el temor. Las cosas menos importantes de la vida son aquellas que menos amas y menos temes; las cosas más importantes son aquellas que más amas y más temes.

Con amor, uno se plantea sus objetivos a alcanzar. Con temor, uno fija sus limitaciones. El que tiene miedo de fracasar, obviamente, no corre ningún riesgo. El que le teme a los demás se destierra de su propio yo. El que le tiene miedo a la vida no tiene espacio para respirar.

La Torá nos libera al dictaminar que hay una sola cosa a la hay que temer, ni al fracaso, ni a los demás, ni siquiera a la muerte. A lo único a lo que tenemos que tenerle miedo es a Aquel que está más allá y dentro de todas las cosas, Aquel al que llamamos D-os.

¿Qué es el temor? Puede que sea un miedo muy simple a que “si hago esas cosas que a Él no le gustan, las consecuencias no serán nada buenas”. O para aquel que es sensible al innato amor a D-os que tiene en su alma, el temor sea el miedo a la separación de ese vínculo y de esa unidad, igual que un niño pequeño que tiene miedo de separarse de sus padres. Para aquellos que contemplan la infinita grandeza de D-os y las maravillas de Su creación, el miedo conlleva una sensación de temor y asombro, que afecta espontáneamente todos los sentidos y que eleva la vida a un nivel absolutamente nuevo.

A veces, “temor reverencial” es la expresión más acertada; otras, será “asombro”. Sin embargo, en todas las formas en que se manifiesta el temor, hay un denominador común: la conciencia de la existencia de una realidad que se encuentra más allá de la realidad de la persona y que define y determina todo lo que hace. De esa manera, cada forma que toma el verdadero temor a D-os es un escape de los límites del propio ego; entonces, uno queda absorbido dentro de algo muchísimo más grande: un escape que el amor más grande es incapaz de suministrar. Porque el amor nos habla acerca de la naturaleza de aquel que ama, mientras que el temor, la reverencia y el asombro son exclusivamente de Aquel, que es quien inspira dicho temor.

¿Y qué pasa si no se tiene esa sensación de asombro o de reverencia o, incluso, de temor? En ese caso, cada día puedes hacerte de un tiempo para reflexionar acerca de tu relación con D-os para volverte plenamente consciente de Su imponente y afectuosa presencia. Y una vez que esa conciencia encuentra un lugar fijo en el corazón, todo lo que se realiza sale bien y se hace con alegría y con placer. Entonces, se puede decir que uno es libre.

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