Israel

Algunos puntos sobre las íes acerca de las elecciones israelíes

Nota de opinión

Está muy claro que el ex Primer Ministro de Israel Biniamin Netanyahu volverá próximamente a la jefatura de gobierno, al haber logrado una victoria rotunda en las elecciones de este martes. El bloque que encabeza obtuvo mucho más que la tan esperada por él mitad más uno de 61 escaños de la Kneset (parlamento israeli) . Según el escrutinio casi total, logró 65. No hay ninguna duda que el pueblo prefirió el bloque del cual él es el líder indiscutido.

Cabe analizar por separado cómo consideramos que se llegó a esto y el significado de estos resultados en el plano interno. Pero aquí queremos abordar otro aspecto relacionado a cómo se verá Israel en el exterior, qué dirán los demás ante lo que se vislumbra como la coalición más conservadora en la historia de Israel.

Si no hay sorpresas políticas-no en los resultados de las elecciones sino en la composición de la coalición- todo indica que el gobierno encabezado por Netanyahu y su partido Likud tendrá como socios a dos partidos ultraortodoxos y a lo que es hoy la tercera fuerza política de Israel, el partido “El Sionismo Religioso”, que debería ser, numéricamente, su principal aliado. Más allá de las discusiones internas en temas de religión  y Estado, y del tema crucial del sistema judicial y el poder de la Suprema Corte de Justicia-sobre el que muchos israelíes están preocupados- está el tema de la relación con los árabes y la lucha contra el terrorismo.

Ya circulan por el mundo titulares y comentarios afirmando que Netanyahu ganó con la ayuda de la extrema derecha. Es cierto que su socio principal, “El Sionismo Religioso”, con figuras que han formulado declaraciones muy problemáticas en distintos temas, es extrema derecha. No es ni centro ni derecha como el partido Likud de Netanyahu sino mucho más nacionalista y conservador.

Pero como conozco la dinámica de los detractores de Israel o la felicidad que tienen algunos cuando les surgen oportunidades para condenar al Estado judío, quisiera hacer algunas aclaraciones para poner las cosas en contexto.

Estas aclaraciones no apuntan en absoluto a moderar mi propio rechazo de ese partido y mi preocupación por los numerosos escaños que ha recibido (más de un 10% de la Kneset).

Ante todo, quiero condenar el tupé de la Autoridad Palestina que ha pedido “protección internacional” y el del propio Primer Ministro palestino Muhamad Shtayyeh quien el martes declaró que “los resultados de las elecciones en Israel demuestran que no tenemos con quién hablar”. Se confían en la ceguera internacional, en la ignorancia o corta memoria de algunos y la tendenciosidad de otros . La falta de paz no es culpa de Israel. Han sido varias las propuestas de acuerdo presentadas a los palestinos. A absolutamente todas dijeron que no, rehusando comprometerse a que si se firma un acuerdo renuncian a la presentación de más exigencias.

Es un hecho histórico, no mi interpretación.

 

Hay también otro tema clave.

Itamar Ben Gvir, el número 2 del partido “El Sionismo Religioso”- considerado el gran ganador de las elecciones-, quien logró arrastrar a muchos jóvenes con sus planteamientos, como si él fuera a solucionar con una varita mágica los problemas de criminalidad en la sociedad árabe israelí y el flagelo del terrorismo palestino, es un bebé de pecho al lado de los terroristas palestinos que salen a asesinar israelíes, hombres, mujeres y niños.

Esta figura que a nuestros ojos- aunque haya cambiado parcialmente de encare con la madurez que dan los años- será siempre para nosotros aquel joven patotero seguidor del rabino extremista Meir Kahana, proscripto por ley en Israel en su momento por su ideología anti árabe. Pero no sale a buscar árabes para matarlos a los gritos de Dios es grande. Lo vociferaba de joven. Hoy pasó de “muerte a los árabes”-gritos que se oía siempre después de atentados- a “muerte a los terroristas”.

Es un duro, claro que así, y no me gusta, por varios de sus pronunciamientos y su estilo general. Pero por menos que me identifique con su tono, con ese presentar los problemas de Israel como derivados de un gobierno débil no de derecha que no quiere combatir a los terroristas, una distorsión total de la realidad, no es un terrorista . Ben Gvir supo canalizar los miedos de muchos israelíes por el terrorismo y por la violencia de extremistas entre los árabes israelíes que en mayo del año pasado atacaron a sus conciudadanos judíos  y sembraron destrucción por doquier.

No está de más recordar con qué se enfrenta cualquier autoridad israelí que tiene que lidiar con el terrorismo-y claro que cada uno propone otra línea-que amenaza a todos. Con terroristas que con armas de fuego, armas blancas o sus propios autos que usan para embestir y atropellar, salen a buscar a qué judío pueden matar. Este miércoles, horas después de cerrarse las urnas, nuevamente. Un terrorista del Jihad Islámico embistió con su coche a un oficial israelí en un puesto de control carretero y lo hirió gravemente, salió luego del coche con un hacha para seguir atacando  pero el oficial alcanzó a dispararle, aunque yacía herido grave en el piso.

Lidian con terroristas que no tienen reparos en matar niños. Una Autoridad Palestina que gasta fortunas  en pagos a terroristas presos en cárceles israelíes y a familias de terroristas que murieron matando israelíes. Cuanto más mortal fue el atentado, más dinero reciben. Una Autoridad Palestina que glorifica en sus redes a los asesinos y los presenta como ejemplos a emular, ante sus propios niños.

Todo eso es mucho peor que las provocaciones de Ben Gvir, por más impresentable que nos parezca.

Una coalición como la que todo indica se formará dentro de poco, tendrá a “El Sionismo Religioso” como elemento clave, pero estará encabezada por el Likud de Netanyahu. Lo complejo, para el propio Netanyahu, es que él casi siempre tuvo elementos de centro con los que equilibrar a otros socios, pero esta vez él mismo será el elemento más “de izquierda” en su propia coalición. Conociendo su accionar internacional y regional en sus distintos gobiernos, no tenemos duda que esta situación no le entusiasma. Pero su victoria fue muy grande y eso es para él lo principal.

Para terminar este primer análisis, una esperanza que estimamos comparten quienes ven como motivo de preocupación el resultado de las elecciones.

Al comenzar la acción de gobierno, por más que se tome como punto de partida lo proclamado en la campaña electoral, está claro que no se cumple todo lo anunciado y prometido en el fragor de la batalla política. En la práctica, el gobierno de Netanyahu tendrá que imponer cierto sistema de controles y balances que moderará posturas de su socio principal. Ideológicamente, cabe suponer que ese partido seguirá con sus posiciones, pero no es de descartar que al tener la responsabilidad de gobierno, las cosas suelen verse de otra forma que desde la oposición.

Ya lo dijo en su momento el otrora jefe del Likud Ariel Sharon, una figura polémica, cuando asumió como Primer Ministro: “Lo que se ve desde aquí, no se ve como allí”.

Pero hay algo más, también en relación a los planes de algunos miembros del Likud y sus socios, de hacer grandes cambios en el sistema judicial. No se cambia tan fácilmente la estructura básica de la democracia israelí, fuerte  y robusta.

El resultado en favor de Netanyahu es indiscutible y legítimo. Es la decisión del pueblo. Su responsabilidad será para con toda la ciudadanía israelí, quienes lo votaron y también aquellos que no.

Ana Jerozolimski
(02 Noviembre 2022 , 11:08)

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