Hay mensajes que cobran especial fuerza cuando se manifiestan en las circunstancias más difíciles, aquellas en las que uno podría pensar que el dolor lo nubla todo. Un ejemplo es el duelo de la familia Yaniv de Har Brajá que llora a sus hijos asesinados, Halel y Yagel, sin permitir que su dolor se convierta en furia desenfrenada contra inocentes.
Ambos fueron baleados mortalmente este domingo por un terrorista palestino que se acercó al coche en el que viajaban cerca de la aldea Hawara y abrió fuego al identificarlos claramente como judíos. Horas después del horror, la madre de los jóvenes, Esti, difundió un mensaje grabado dirigido a los jóvenes de la localidad en la que viven, el asentamiento Har Braja, destacando lo que considera que hay que hacer en este momento de horror: “Tenemos ahora un agujero en el corazón, que nada logrará cerrar. Ni nuevas construcciones ni manifestaciones. Nada. Tendremos que aprender a vivir así, con alegría. ¿Qué hacer? Seguir estudiando la Torá y hacer un servicio significativo en las Fuerzas de Defensa de Israel”.
Sus palabras fueron difundidas en Facebook por Pinjas Wallerstein, una de las figuras más identificadas con la población judía de los asentamientos, que años atrás, en la época de las más duras manifestaciones contra los acuerdos de Oslo, era uno de los directivos principales del Consejo Yesha, representante precisamente de los asentamientos.
Así escribió Wallerstein: “La madre no pidió venganza contra los habitantes de Hawara.¿Qué pidió hacer? ¡Seguir estudiando Torá y hacer un servicio militar significativo! Y lo más recomendable es que líderes de todos los puntos del espectro político israelí aprendan esta enseñanza impresionante de una madre que acaba de perder a sus hijos, que hasta en momentos tan duros logró transmitir un mensaje de este tipo”.
El tío de los hermanos Yaniv, Shimon Naumberg, se manifestó explícitamente contra la violencia de vándalos judíos contra palestinos no involucrados en el atentado. “Pedimos no hacer esas cosas”, declaró. “La familia se concentra en tratar de hacer el bien, pedimos a la gente que haga buenas acciones, siguiendo el camino de Hallel y Yagel”.
Y este lunes, poco antes de sepultar a sus hijos, la madre declaró: “Las palabras no pueden describir esta catástrofe. En lugar de llevar a nuestros hijos a la jupá ( A.J: el símbolo de la ceremonia religiosa en una boda judía), tenemos que enterrarlos”. Acto seguido, exhortó al pueblo todo, hoy muy dividido por las discusiones por la política del gobierno,a recordar que “somos hermanos”.
“Amamos al país, amamos a Tzahal y queremos seguridad. El ejército es de todos y no debemos utilizarlo para ningún objetivo político”.
Y Shalom Yaniv, el padre, agregó: “Ruego que este haya sido el último incidente de este tipo. Que todos los niños puedan llegar a casarse, a tener hijos y construir casas”.
En el momento de escribir estas líneas ya está claro que el atentado en el que fueron asesinados los hermanos Yaniv, no fue el último. Este domingo de tarde fue cometido un atentado sobre la carretera 90, en la zona del Mar Muerto, cuando una célula terrorista abrió fuego hacia un israelí de unos 25-30 años y lo hirió de extrema gravedad. Poco después dispararon hacia un automóvil en el que viajaba una familia entera, que por milagro salió ilesa.