Fuente: cciu.org.uy
“Autoridades nacionales presentes, autoridades de instituciones de la sociedad civil, autoridades de instituciones de la colectividad judía, familiares, amigas y amigos. En primer lugar, quiero agradecer a quienes me designaron para liderar la representación de la colectividad judía ante la sociedad civil y ante las instituciones del gobierno nacional. Ellos son: la Dra. Susana Grinberg, Presidenta de la Kehilá (Comunidad Israelita del Uruguay), el Dr. Juan Kerekes, Presidente de la Comunidad Israelita Húngara, el Cr. Ricardo Dalva, Presidente de la Comunidad Israelita Sefaradi y el Dr. Claudio Elkan, Presidente en ejercicio de esta casa, la NCI (Nueva Congregación Israelita).
Ellos no sólo designaron a un presidente que lidere, sino también al resto del equipo que me acompañará en estos próximos dos años, y sin cuyo apoyo, sería imposible encarar todo lo que tenemos por delante.
Samy Canias: 1er Vicepresidente
Jorge Grunfeld: 2do Vicepresidente
Roberto Marvid: Secretario General
Gabriel Katz: Prosecretario
Ralph Barnett: Tesorero
Gabriela Najson: Protesorera
Regina Felder: Vocal
Nicolás Litvan: Vocal
Joaquín Taranto: Vocal
Adrián Epstein como back office y Gabriela Fridmanas (la gran Gaby), como la histórica Directora Ejecutiva.
También quiero agradecer a Marcos Israel, con quien trabajé muy estrechamente durante el año y medio de su segunda presidencia al frente del Comité Central, y a Gerardo Stuczynski, con quien compartí los últimos seis meses de la administración saliente. De ustedes dos, me llevo mucho aprendizaje, así como también de los demás presidentes con quienes trabajé y conocí.
Especialmente aprendí que todos los hombres somos muy diferentes y que a pesar de las diferencias, o justamente gracias a ellas, cada cual tuvo la oportunidad de imprimirle al Comité su propia impronta. Pero por encima de todo, siempre hubo independencia en el accionar y respeto en el proceder.
Hasta que cumplí 40 años, yo vivía arriba de los aviones, viajando de acá para allá, totalmente imposibilitado de comprometerme a trabajar con ninguna institución. Pero tanto viaje me dio la chance de comparar lo que siente y cómo vive un judío en la Argentina, en Brasil y acá en Uruguay.
Y la verdad es que siempre sentí que acá en Uruguay, somos unos privilegiados.
El Uruguay recibió a nuestros abuelos de brazos abiertos, es cierto, pero no todo fue siempre color de rosas, y no todo fue mágicamente armonioso. Hubo grandes hombres a quienes hoy, quiero rendir homenaje.
Sé que voy a dejar nombres afuera, pero es un riesgo que voy a correr. Quiero recordar a quien fue el primer presidente del Comité, el Sr. Armando Kaminitz, por espacio de 6 meses y fue luego sucedido por Elias Seroussi, quien presidió el Comité por los siguientes 8 años. .
Otros de los nombres que aprendí a respetar, aunque nunca conocí, fue el de Jacobo Hazán. A quienes sí tuve el privilegio de conocer, aunque ya no están más con nosotros: Iche Margulies, Nahum Bergstein y el querido Manuel Tenembaum, todos ellos de bendita memoria.
Sin duda que si los judíos vivimos en Uruguay como vivimos, en parte se lo debemos al trabajo y al talento de estos señores.
Por suerte hay varios más que siguen en la vuelta, aportando su experiencia, y sabiduría. Me refiero a gente como la querida Chuchi Winkowsky, Vicepresidenta del Congreso Judío Mundial, Saúl Gilvich, también Vicepresidente del Congreso Judío Mundial, Eduardo Kohn, Director para B´nai B´rith Internacional y tantos más … a todos ellos mi respeto y mi admiración.
¿Qué es el Comité Central Israelita del Uruguay?
¿Qué hace el Comité?
¿A qué se dedica?
El Comité Central, como se lo conoce habitualmente, es la “institución madre” que engloba a todas las instituciones judías sionistas que hay en el Uruguay y por tal motivo, centraliza la representatividad de la colectividad judía frente al espectro político y la sociedad civil.
El Comité fue creado en el año 1940 y de inmediato se ocupó de dar respuesta a las necesidades básicas y comunes de todos aquellos judíos que venían escapando de la guerra y de la pobreza extrema. El paso del tiempo y las distintas circunstancias, han hecho que algunos de los objetivos del Comité Central Israelita, hayan cambiado. Por ejemplo, ya no es más una prioridad para el Comité el recibir, ubicar, o reunificar personas que llegan al país en situación precaria, pero si se ha mantenido como prioridad, asegurarnos que la colectividad judía en el Uruguay, pueda vivir una vida judía plena y digna, tal como ha sido el caso desde que tenemos registro.
Hoy por hoy, conviven 29 instituciones judías, con las más diversas ofertas, que van desde lo religioso, hasta lo educativo, pasando por lo deportivo. Están las tnuot, es decir, los movimientos juveniles con educación no formal, que son “las joyas de la abuela”. Hay una institución que educa sobre el cuidado del medio ambiente, hay instituciones que nuclean a jóvenes universitarios, hay instituciones de mujeres para mujeres, hay un hogar de ancianos que es referencia en América, y varias instituciones que representan el brazo solidario de la colectividad, y cuyo accionar va más allá, de la colectividad judía.
Todas estas instituciones emplean personal judío y no judío, educan sobre temas judíos y no judíos, e interactúan y dialogan con las más diversas instituciones de la sociedad civil, lo que nos llena de orgullo y nos desafía a ir por más.
Y no solamente en Montevideo hubo y hay presencia de instituciones judías, sino también en varias ciudades del interior, ha habido pequeñas comunidades que con el correr de los años han ido desapareciendo. Sin embargo, tenemos el caso de la creciente y pujante Comunidad de Punta del Este, Cipemu, a quien le damos la más cálida bienvenida.
El Comité Central, fue creado 7 años antes de aquella famosa votación de noviembre del 47 en Naciones Unidas, que diera lugar al nacimiento del Estado de Israel. El año 1948 fue motivo de enorme alegría para todas las colectividades judías en la diáspora, y Uruguay no fue la excepción. De hecho, la participación activa de Uruguay, con su voto afirmativo a la creación de dos Estados, fue un hito histórico que nunca dejaremos de recordar y agradecer.
Desde entonces, la defensa del derecho a la existencia del Estado de Israel, es otro de los objetivos más importantes que tiene el Comité Central.
Acá no hablamos de qué tipo de gobierno queremos que haya en Israel, porque eso es materia opinable, y cualquier persona puede expresar su opinión, siempre que sea con respeto.
Pero lo que para el Comité no es materia opinable, es, repito: el legítimo derecho a la existencia del Estado de Israel.
Otro de los cometidos del Comité Central, es el de monitorear la realidad nacional e internacional y estar alerta ante cualquier acto antisemita, discriminatorio o que vulnere los derechos humanos.
Solemos decir que Uruguay no es un país antisemita, pero que los hay, los hay. Está claro que luego de la segunda guerra mundial, ser antisemita no era políticamente correcto. Pero tan mala memoria tiene el hombre, que tan solo 80 años después de la peor masacre perpetrada por el hombre contra su propia especie, vuelven los fantasmas del nazismo, surgen los negacionistas, al tiempo que cada vez hay menos sobrevivientes que puedan dar su testimonio.
En el año 2020, un profesor de Secundaria, negacionista del Holocausto, grabó unos videos al pie del Memorial del Holocausto. Tuvieron que pasar 2 años para que por primera vez, una persona tuviera que pagar por negar la Shoá. ¿Saben cómo pagó? Recién el año pasado, tuvo que desdecirse de su negación, en el mismo modo y medio, donde difundió esos videos, y además, me tocó a mí acompañar a este señor, a escuchar una charla de una hora, y recorrer el Museo de la Shoá en el Centro Recordatorio del Holocausto. Tan ingrata como fue hacer esa tarea, así es de necesaria hacerla, cada vez que aparezca uno.
Justamente por hechos como éste, otro de los grandes desafíos del Comité Central, es seguir insistiendo para que la educación de la Shoá se incluya en la currícula escolar. A tales efectos, el año pasado, el Comité Central reunió un grupo de profesionales y docentes expertos en Shoá, liderados por la profesora Isabel Burstein, y entregamos a las autoridades de Anep/Codicen un material para abordar el estudio de la Shoa desde la perspectiva de derechos humanos y a través de diferentes materias, como por ejemplo: historia, geografía, literatura, educación cívica, derechos humanos y filosofía. Veremos, vamos a ver en qué termina.
Y ahí queda develada otra gran tarea del Comité: la lucha contra el antisemitismo. Estudiando la legislación comparada y viendo qué buenas prácticas se llevan a cabo en otros países, podemos generar insumos para sugerirle a nuestros representantes parlamentarios.
Que la mujer siga ganándose su espacio en función de sus méritos y talentos, y que los jóvenes puedan ocupar y llenar su propio espacio, con su propia agenda, son dos más de los principales objetivos que nos hemos trazado para estos próximos 730 días que tenemos por delante de gestión.
Yo llevo trabajando en el ámbito comunitario, más de 20 años. Empecé en Hebraica, luego en la B´nai B´rith, luego vino la época de la NCI, la casa que me vio nacer y crecer, y últimamente, desde hace 6 años, el Comité Central.
En paralelo tuve, y aún tengo, la enriquecedora oportunidad de trabajar en otras instituciones que no son de la colectividad judía, como es el caso de la Comisión Honoraria contra el Racismo, la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación.
Sin embargo, creo que no es cuestión de cantidad de años trabajando en instituciones, si no del placer que siento por el trabajo comunitario.
La tradición judía nos enseña que uno de los tres pilares sobre los que se basa el judaísmo es la “tzedaká”, que significa: solidaridad. No me estoy refiriendo simplemente a dar dinero. No. Y no sé cómo explicarlo, porque cada vez que me encuentro tratando de explicar, parecería que quiero convencer, y eso no me gusta, porque creo que no hay mejor manera de enrolar a la gente a que se brinde al trabajo comunitario, que con el propio ejemplo.
El enfocarse en el otro, especialmente en ese que no tuvo las mismas oportunidades que yo, tiene una doble recompensa. Háganme caso, cuanto más damos, más tenemos.
Y les digo algo más: cuando te brindás por el otro, empezás a encontrarle el sentido a la vida, y te vas sintiendo mejor persona.
Créanme que no hay mejor medicina para dormir bien, que apoyar la cabeza en la almohada sabiendo que hoy, hiciste algo por alguien.
Si la gente entendiera que cuando se pone en funcionamiento esa cadena de favores, todo te vuelve multiplicado…, el mundo sería otro.
También aprendí del legado de Nelson Mandela, que “nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión”. Y es el poder de esta frase, la que me mantuvo y me mantiene trabajando en la Comisión Honoraria, y la que me da ánimo para liderar e inspirar a otros en mi comunidad, a tender puentes, a generar espacios comunes, de manera de estrechar los vínculos con otros colectivos. Brindarnos, no sólo reafirmando nuestra identidad, sino dándonos a conocer para, en ese encuentro, derribar miedos y temores.
Ya cerca del final, quiero agradecer a mi familia, a mi esposa Deborah y a mis hijos: Martin, Caro y Federico, por el apoyo que siempre me brindaron, y porque van a ser quienes deban soportar mis ausencias.
Y no podría terminar de compartir estas palabras con ustedes, sin recordar a mi padre, de bendita memoria, fallecido hace apenas, 9 días. Él no sólo me dio la vida, sino que además, me dejó su ejemplo de humildad y entrega para iluminar este viaje que estoy a punto de hacer.
¡Muchas gracias a todos por acompañar!
¡Buenas noches!
Fuente: https://cciu.org.uy/roby-schindler-asumio-la-presidencia-del-cciu/