Es la historia del joven que en una semana recibirá el certificado de excelencia en su servicio militar.
No es sorprendente descubrir variadas historias de vida en el Estado judío, también en Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel. Pero a veces, aunque uno conozca a fondo el singular mosaico que compone a este país, hay casos que logran sorprender.
Uno de ellos es indudablemente el del Sargento Primero A., de 21 años, que en pocos días recibirá de manos del General Itzjak Turjeman, jefe de la División de Tecnología y Logística, un certificado de excelencia, como sobresaliente en su desempeño en el servicio militar. Y próximamente, inicia el curso de oficiales.
Es que A. , nacido en Israel como musulmán, tiene de hecho sus raíces en la Franja de Gaza, donde nacieron y vivieron sus padres, como palestinos. Hace 30 años, cuando las fronteras entre Israel y Gaza estaban abiertas, aunque por cierto con controles de seguridad, sus padres y su hermano mayor salieron de Gaza , entraron a Israel y se quedaron en el país. Según cuenta el periódico Yediot Ahronot en una nota de la periodista Corin Elbaz-Alush, con el tiempo, los padres tuvieron otros dos hijos, ya nacidos evidentemente en Israel. El hoy Sargento Primero A es el menor. Ambos se sintieron siempre israelíes, se convirtieron del Islam al judaísmo y cuando el mayor de los nacidos en Israel quiso enrolarse al ejército, su hermano menor, A, tuvo claro que él haría lo mismo.
A sirve en la División de Tecnología y Logística, en la que se ha desempeñado en diversos cargos, y ahora celebra que próximamente sale a curso de oficiales.Ya ha entrado en la etapa de “kéva”-el servicio profesional que un soldado puede prestar, más allá de los años de servicio obligatorio- y al notificársele que el General Turjeman lo distinguirá como soldado sobresaliente, sintió que “estoy cumpliendo un sueño”.
A destaca el apoyo pleno que recibe de sus padres, lo patriotas que son amantes de Israel y lo orgullosos que están del camino que él ha elegido. En su caso particular, el fuerte vínculo con el judaísmo lo sintió ya antes de convertirse, enamorado por ejemplo de las clases de Tanaj. Comenta que habla poco árabe, que su idioma es el hebreo, y cuenta que tiene aún familia en Gaza, pero que aún si pudiera no iría a la Franja vecina.
Un dato original que proporciona la periodista Corin Elbaz-Alush, es que A y su familia viven en Sderot, que es desde el 2001 blanco de los terroristas del otro lado de la frontera que disparan cohetes hacia territorio israelí.
“Yo no oculto mis raíces, mis amigos saben que mis orígenes están en Gaza”, dijo A a Yediot Ahronot. “Claro que siempre hay preguntas, pero hoy soy judío e israelí, y estoy orgulloso de mí mismo y de mis padres que optaron por venir a Israel”.
La realidad, como afirma el conocido dicho, supera la ficción.