El ex Presidente de la República José Mujica recibió amigablemente al cantante antisemita Roger Waters y con ello transmitió un mensaje muy peligroso al pueblo uruguayo, a su propia comunidad política y a la colectividad judía uruguaya.
No es que Roger Water fue objeto de polémica años atrás en su anterior concierto en Montevideo por sus expresiones antisemitas pero luego recompuso su andar, entendió que los discursos de odio son inaceptables y cambió de rumbo. En absoluto. No sólo que no lo hizo sino que reivindicó nuevamente en forma categórica su postura judeófoba y de odio a Israel con el agravante de negar los crímenes de Hamas del 7 de octubre , aunque los propios terroristas los documentaron y difundieron.
Pero a esa conocida posición extremista anti israelí, que no es pro palestina sino pro terrorismo, agregó en el concierto del viernes un elemento especialmente grave, al mencionar por su nombre al Presidente del Comité Central Israelita e insultarlo en público, agregando a sus nefastas palabras un gesto obsceno. Nos preocupa el solo pensar por qué consideró que se puede permitir hacer algo así en Montevideo. ¿Le habrán dicho que no se aplican debidamente las leyes contra el odio? Es un tema grande , aparte, que requiere atención.
Después de esa tétrica aparición en el Centenario, en la que insultó públicamente al uruguayo que preside la institución representativa de la colectividad judía, el ex Presidente Mujica y su esposa Lucía Topolansky lo recibieron alegremente como si aquí no hubiera pasado nada.
Como Mujica no tiene nada de tonto ni de desinformado, no podemos menos que expresar públicamente nuestra crítica a ese encuentro . En principio podríamos preguntarnos si el problema es que el ex Presidente no se da cuenta del significado de lo que hizo, lo cual dudamos. La peor opción es que no le importa.
Un ex Presidente siempre seguirá teniendo cierta responsabilidad pública aunque no ostente ya un cargo formal . Pero más allá de ello, Mujica sigue siendo un referente para un partido clave en la vida política del país. Tiene un simbolismo para todo el Frente Amplio, no sólo para el MPP. ¿No entiende lo grave de abrazar y recibir como amigo personal a un claro antisemita que acaba de insultar en un concierto multitudinario al presidente de los judíos uruguayos?
Y aclaro que estas líneas son mi opinión personal, que no ostento cargo representativo ninguno en la colectividad judía uruguaya, aunque nací en su seno y me sigo siendo parte integral de la misma.
Sé que la interna del Frente Amplio es complicada. Aún así, espero que la gente moderada de izquierda, que es de izquierda precisamente por abrazar valores de respeto y libertad, lo cual incluye oponerse a odios enfermizos, ose adoptar una clara postura moral y rechace la actitud de Mujica. Abrazar a Roger Waters después de lo que hizo, es insultar a la colectividad judía uruguaya y dar a entender al pueblo uruguayo que eso está bien.
Es peligroso. Y por ende, irresponsable.
