Fuente: adaptado de Arutz Sheva (israelnationalnews.com) y The Free Press (thefp.com)
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.
El reconocido periodista recibió el premio Alexander Hamilton, que dedicó al pueblo de Israel por su respuesta nacional a la masacre del 7 de octubre
El periodista y escritor británico Douglas Murray fue honrado recientemente con el prestigioso premio Alexander Hamilton del Manhattan Institute por su “inquebrantable defensa de los valores de Occidente”. Durante su discurso mencionó la masacre del 7 de octubre y la consiguiente Operación “Espadas de Hierro”. El siguiente es un resumen de sus palabras.
“El 8 de octubre bajé a Times Square y allí estaban esos hombres y mujeres agitando carteles, celebrando la masacre del día anterior. No estaban pidiendo una solución de dos Estados. No decían que les gustaría muchísimo hacer algunos intercambios de territorios fronterizos en Cisjordania. No, no. Todos celebraban la masacre. Algunos de ellos sostenían carteles que decían: ‘Por cualquier medio necesario’, en un momento en que ya sabíamos cuáles son esos medios y, de hecho, la masacre aún continuaba.
“Un par de cosas resultaron obvias para mí: que tenía que llegar a Israel tan pronto como pudiera, y que veríamos una especie de negacionismo del Holocausto en tiempo real.
“Fui directamente a los lugares de la masacre, visité los hospitales, a los heridos, las morgues donde identificaban a los muertos. También tuve la oportunidad de presenciar la respuesta de Israel; a diferencia de algunos países hoy en día, Israel no se queda sentado cuando es atacado, como a ciertas partes del mundo les gustaría que hiciera. De hecho, me sentí muy orgulloso de volver a cruzar esa valla junto a las FDI cuando fueron a Gaza en busca de rehenes. Vi las redes de túneles que Hamás ha pasado todos estos años construyendo con tu dinero y el mío. Fui la primera persona a la que se permitió entrar para ver a los terroristas de Hamás que habían cometido las atrocidades en las celdas en las que están recluidos”.
Murray agregó: “Pienso a menudo en el versículo Deuteronomio 11:26, cuando Dios dice: ‘He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escogerás la vida, para que tú y tu descendencia vivan’, y en el salmo que reza ‘No moriré, sino que viviré’. Cuando pienso en el 7 de octubre, no pienso solo en las víctimas, sino en los extraordinarios héroes”.
“Un joven amigo mío, en sus 30 años, se despertó en Jerusalén y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se montó en su automóvil y se dirigió hacia el sur. Recogió algunas armas, dejó un mensaje de despedida a sus hijos y a su esposa en su teléfono, y luego recibió una llamada del comandante de su compañía que le decía: ‘Tienes que regresar a la base en Jerusalén’. Él contestó: ‘No, ahora nos necesitan en el sur’. Su comandante le preguntó: ‘¿Estás desafiando una orden?’ Y él replicó: ‘Sí, estoy desafiando una orden. Nos necesitan en el sur’. Luchó durante las siguientes cuarenta y ocho horas, y sobrevivió.
“Pienso en mi amigo Moshe, ahora mi camarógrafo. El primer día que estuvimos juntos, nos pusimos los chalecos antibalas y los cascos en la frontera de Gaza; noté que tenía una marca de bala en la parte superior de su casco. Me explicó que era del día 7 de octubre, pues todos los sábados acudía allí a ver a un amigo suyo y se metió en medio del tiroteo en la carretera. Salió y mató a tres terroristas con su propia arma. Luchó durante los siguientes dos días. No espera ningún aplauso, simplemente hizo lo que tenía que hacer.
“Pienso en los drusos que suministraron la comida al festival Supernova, a quienes conocí hace unos meses. Ellos me describieron no solo lo que habían visto, que el mundo ya estaba tratando de negar, sino también lo que habían hecho. No se ven a sí mismos como héroes en absoluto, pero como hablan árabe salvaron a muchos jóvenes judíos esa mañana. Son israelíes orgullosos, y dicen que Hamás los odia incluso más que a los judíos.
“Pienso en el médico musulmán que Hamás utilizó como escudo humano, que incluso después de ser herido salvó la vida de otros israelíes. Pienso en la extraordinaria gente de United Hatzalah; hablé con el jefe de esa organización en Jerusalén y me dijo que en treinta años de hacer ese trabajo nunca tuvo un minuto como esa mañana.
“Pienso en una joven llamada Adi. Tenía 23 años y decidió que tenía que volver a alistarse después del día 7. Sus padres le rogaron que no lo hiciera, pero ella dijo que tenía que hacerlo. Murió el primer día. Sus padres compartieron conmigo la nota que les había dejado por si no sobrevivía, y en ella decía, entre otras cosas, cuánto lo sentía, pero que había querido vivir la vida, y ahora quería que la vivieran por ella.
“Por último, pienso en una extraordinaria velada de noviembre del año pasado. Yo estaba en el Hospital Infantil Schneider cuando llegaron los helicópteros que traían a los primeros niños rehenes liberados. Llevábamos dos días esperándolos. Cuando los helicópteros aparecieron en el cielo nocturno y la gente de Tel Aviv se dio cuenta de lo que estaba pasando, todos los vehículos se detuvieron. Yo estaba parado en lo alto del hospital y de repente escuché aplausos de los ciudadanos, y luego se oía cantar por las calles de Tel Aviv Hevenu Shalom Aleijem, ‘Te hemos traído la paz’. Después supe que había una intensa competencia entre los pilotos de helicópteros para tener el honor de devolver a esos niños a casa.
“Hay millones de historias como estas en todo Israel. Hace unos meses hablé con un hombre mayor en Tel Aviv, quien me dijo que había luchado en las guerras de 1967 y 1973, y me dijo: ‘Le debo una disculpa a la generación más joven de Israel. Solía decir que no tienen el arrojo, que les gustan demasiado las fiestas, estar en Instagram y TikTok. Pero han sido magníficos’.
“Quiero agradecer al Instituto Manhattan y a ustedes por este profundo honor. Pero quiero dedicárselo al pueblo de Israel de todas las épocas, que, frente a los cultos de la muerte —frente a personas de las que la mayoría de la gente en este país no tiene idea, que no pueden siquiera imaginar de lo que son capaces—, quiero dedicar mi aceptación de este premio al pueblo de Israel que, ante la muerte, elige la vida. Gracias”.