En comunidad

El error de los judíos que critican con furia a Israel

La guerra en curso, desatada por la masacre de Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre del 2023, desata fuertes emociones, es motivo acalorados debates. Y evidentemente, los judíos no están ajenos a la discusión.

Nunca pensamos que todos los judíos tienen que concordar con Israel, ni que hablar que no con el gobierno de turno, sea cual sea. Se puede defender a Israel y discrepar con su gobierno. Y si los propios israelíes están divididos respecto al gobierno, y según todas las encuestas la enorme mayoría de la población es crítica de la política de Netanyahu, pues claro está que los judíos del exterior tienen también derecho a criticar y discrepar.

Pero es lamentable ver situaciones en las que judíos, tanto a nivel personal como institucional, repiten los términos que usan los peores enemigos de Israel. Ha habido varios ejemplos en los últimos tiempos. Y no es descuido que no menciono explícitamente. Cada uno sabe. En algunos casos, los términos usados no están lejos   de algunos de los peores discursos de odio que hemos escuchado en los últimos tiempos.

Exigir que los secuestrados sean liberados y condenar la masacre del 7 de octubre, es importante. Pero no es suficiente para que sea responsable.

Cuando judíos acusan a Israel de genocidio, son doblemente irresponsables, pero también ignorantes. Ellos deben saber qué es genocidio, por sus abuelos, si es que vinieron de Europa. Ignorantes, porque deben bastar los números para entender que lo que hay es una guerra dura, no un genocidio. En ningún genocidio la población rece constantemente. Y de los 150 mil palestinos que había en Gaza en 1948 , si se llegó a más de dos millones, hablar de genocidio es una verguenza total.

Creemos que el rechazo al gobierno de Netanyahu y su coalición de derecha- rechazo que es más que legítimo-  llevó a quienes redactaron el comunicado a cometer el craso error de dar carne a los leones. Los adjetivos utilizados para referirse al gobierno de Israel son casi como los que usa Hamas. 

Aclaro lo que a esta altura seguramente muchos de mis lectores ya saben: que no comulgo con Netanyahu y su gobierno, que no lo he votado y considero que hace mucho debería haber dejado su cargo. Pero fue electo democráticamente, y lo principal en el contexto actual, es que se trata de un gobierno que está tomando decisiones en una guerra de autodefensa que le fue impuesta a Israel por los terroristas. Han sido numerosas las declaraciones de algunos de los socios de Netanyahu en la coalición, que me parecieron escandalosas. Pero no son la política oficial del gobierno.  Y el norte que no pierdo, de todos modos, es claro: Israel se está defendiendo. Aún si los israelíes discuten sobre la continuación de la guerra, considerando muchos que el Primer Ministro tiene también consideraciones políticas y no de seguridad nacional, eso nada quita a la motivación misma de la guerra. El gran pecado de Netanyahu antes del 7 de octubre, fue justamente que creyó que podía apaciguar a Hamas, y no lo enfrentó debidamente. Hasta que llegó la masacre e ineludiblemente todo tuvo que cambiar.

El “no en mi nombre” que proclaman todos los judíos que critican las muertes palestinas en la guerra, suena muy bien. Yo tampoco quiero que mueran inocentes , ni siquiera deseo la muerte a los civiles que festejaron el 7 de octubre pero que no empuñaron armas para matar. Pero atribuir a Israel prácticamente intenciones genocidas, cuando es un país que tuvo que defenderse en siete frentes a la vez y no dejó en ningún momento de tomar medidas para reducir el riesgo a la población, es distorsionar la realidad o tener la brújula fuera de foco.

El único criminal de guerra aquí es Hamas. El hecho que hay en la guerra también inocentes muertos no significa que Israel es criminal de guerra. En los enfrentamientos bélicos, trágicamente, hay muertos no sólo entre las fuerzas que combaten. Pero ningún otro ejército hace tantos esfuerzos para reducir el riesgo que eso ocurra, como Israel: avisando muchas veces antes de atacar, creando zonas humanitarias hacia las que se desplaza a la población para alejarla de los enfrentamientos, y más.

Compartimos el horror por las muertes. Pero el dedo acusador no debe ser dirigido a Israel. 

Y comunicados con este tono fortalecen lamentablemente a los enemigos de Israel.  

Los judíos, sea cual sea su visión política, no tienen que sumarse a la tormenta de odio contra Israel. Es que lo que el comunicado concentra en acusaciones a Netanyahu y su gobierno, todos interpretan como referente a Israel. A Netanyahu tendrá que juzgarlo su pueblo. Y mucho tiene para reprocharle. Pero el mundo no tiene ningún derecho de dictarle moral a Israel. 

Los judíos no tienen por qué concordar todos con la política de turno, pero tienen la responsabilidad de entender el desafío con el que está lidiando el Estado judío. 

Ana Jerozolimski
(28 Mayo 2025 , 20:44)

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