Cohetes en medio de la cena de shabat
Viernes, 21.00. En numerosas casas de Israel, también en la ciudad de Sderot en el sur, familias se reúnen alrededor de la mesa de shabat. Súbitamente, suenan las alarmas. La gente ya está entrenada. Al refugio, sin demora. Fracciones de segundos pueden separar entre la vida y la muerte.
“Mis nietos ya están acostumbrados, saben que apenas oyen la alarma, comienza la carrera para ver quién llega primero al refugio”, contó Amir Peretz, el jefe del partido laborista israelí, residente desde hace décadas en Sderot.
21.06, nuevamente. Y por tercera vez, a las 21.42.
En total, más de diez cohetes disparados desde Gaza hacia Sderot. El sistema defensivo Cúpula de Hierro logró interceptar 8, algunos cayeron en campo abierto y uno impactó junto a una casa, causó serios años, pero la familia que allí vive se salvó porque sabe que la alarma no es broma. Y sabe cómo proceder. Todos corrieron a resguardo, los padres y sus hijos. Se salvaron. Desde el refugio oyeron el estruendo.
En otro punto de Sderot, una joven madre, Sara Dahan, también logró resguardarse, pero no se olvidará de la terrible noche que pasó.
“Mi hija, mi felicidad particular, quedó congelada en el lugar y simplemente no se movía a pesar de que estaba dentro del cuarto blindado”, escribió en Facebook. “Su cuerpo temblaba, quedó en el piso y no se movía, con los brazos sobre la cabeza. Mi niña, lamento que tienes que pasar esta situación. Aquí estoy abrazándote en cada momento, cada segundo”.
Esa niña queda con post-trauma quizás por años, al igual que un alto porcentaje de quienes quizás ni llegan siquiera a recibir tratamiento y no piden ayuda. Pero allí están, son el resultado de una situación que dura ya 18 años.
La Fuerza Aérea israelí respondió atacando 13 posiciones armadas de Hamas, al que responsabiliza por los ataques, por ser el gobierno en la Franja de Gaza. Según fuentes palestinas, un joven de 27 años, Ahmed Shahri, murió por una esquirla cuando se hallaba en su casa en Khan Yunes, ubicada cerca de una base de Hamas.
No nos alegra la muerte de nadie que no esté involucrado en terrorismo. Pero la responsabilidad absoluta por esta situación es de las organizaciones terroristas en Gaza que atacan a la población civil israelí, poniendo así en peligro también a la suya propia. Durante años, desde que Hamas tomó el poder en Gaza en junio del 2007, dedica sus recursos a su infraestructura militar y no a atender las necesidades de la población. Fue su condición de organización terrorista y sus ataques hacia Israel, lo que llevó a Israel a poner fin al trabajo de palestinos de Gaza en territorio israelí, que antes era fuente de manutención de miles. A pesar de eso, Israel sigue introduciendo mercaderías, abasteciendo electricidad , combustible, agua…Pero los terroristas, que consideran al Israel soberano como territorio ocupado porque no reconocen su existencia misma, ven en la población del sur y de todo Israel, un blanco legítimo. Cuando Israel responde, lo acusan por la escalada, tal cual hizo este sábado Fawzi Barhum, vocero de Hamas. El pretendía que se pueda lanzar cohetes desde Gaza a Israel, sin que Israel responda.
Lamento por Ahmed, que por culpa de su gobierno terrorista, murió tan joven. Y lamento por Sara y su hijita, que son las primeras víctimas, al igual que todos los israelíes en la mirilla de Hamas y Jihad Islámico, en una guerra no declarada por Israel sino impuesta por quienes no apuestan por la vida sino por el horror. Ya los llamé así una vez…y los llamaré de nuevo. Son los señores de la muerte, que buscan la de los israelíes y no les importa las suyas propias.