Jamal Hakrush dio su testimonio personal ante la Conferencia contra Discriminación y Racismo
Son varios los frentes en las Naciones Unidas en los que Israel debe batallar para refutar acusaciones infundadas y demonizaciones que se hacen en su contra en diferentes instancias del organismo internacional. Días atrás, el protagonista de una de esas batallas fue nada más ni nada menos que Jamal Hakrush, oficial árabe musulmán en la Policía israelí, quien encabeza la Autoridad para el Desarrollo de los Servicios policiales a las comunidades árabes. Ostenta un rango paralelo al de General en el ejército.
En la nota que reproducimos a continuación, del canal 2 de la televisión israelí, se lo muestra cuando fue ascendido al rango de General.
Hakrush representó al Ministerio de Seguridad Pública y a la Policía Nacional de Israel, junto a representantes de diferentes agencias del gobierno, en un debate sobre racismo y discriminación, ante las Naciones Unidas en Ginebra. De fondo, acusaciones palestinas sobre dichas prácticas aplicadas supuestamente en Israel.
Abordó el tema desde su propia experiencia. Puede decirse, desde su propia historia, por lo cual no faltaron momentos de gran emoción.
Vale la pena conocer gran parte de su testimonio.
Estas fueron sus palabras:
“Me presento ante ustedes y éste es para mí un momento muy importante y emotivo. Para mí y para mi pueblo. Esta es una oportunidad muy importante que ustedes me han ofrecido para que yo pueda explicar qué ocurre en la sociedad árabe en el Estado de Israel. Y permítanme hablar un poco también de mí mismo.
Este testimonio representa a la sociedad árabe en el Estado de Israel. Humildemente, me presento aquí ante ustedes, como símbolo de nuestra realidad a nivel global, político, social e institucional.
No uso el término ´símbolo´ como señal o estigma sino como señal de cambio. Sí, una señal de cambio de cómo la gente verá y se relacionará con los árabes de Israel y cómo la mayoría se relacionará con la minoría, de la cual yo soy parte.
Yo, Jamal Hakrush, ciudadano del Estado de Israel, árabe, musulmán, nací en Kafr Qana, al norte de Israel.
Como ciudadano árabe de Israel, me eduqué, me crié y estudié en la aldea y nunca conocí nada fuera de la aldea. Esto es representativo de la generalidad de la población árabe en aquellos tiempos, o sea hace 40 años. No encontrábamos puertas abiertas a las instituciones y los árabes en Israel se sentían completamente aislados del resto del mundo. Por esa razón, nunca aprendíamos sobre otras culturas , lo cual limitaba nuestras vidas en muchos sentidos.
Yo crecí en el seno de una familia sencilla, pobre, como cualquier joven de mi edad en la población árabe. No conocía nada fuera de mi aldea. Estudiábamos en escuelas en la aldea, de muy bajo nivel, hasta el 8° grado, y todo aquel que deseaba continuar a Secundaria, tenía que dejar la aldea, lo cual por supuesto no era posible, por limitaciones económicas.
Hoy en día, la situación es completamente diferente. Puedo decir que casi todos los jóvenes árabes completan sus estudios secundarios en sus respectivas aldeas y la mayoría continúa a estudios universitarios. Miles de estudiantes de la sociedad árabe se hallan en las universidades israelíes, la Universidad Hebrea de Jerusalem, la Universidad de Bar Ilan, la Universidad de Haifa y toda institución académica del país. Este es un cambio sumamente importante ocurrido en la sociedad árabe, en beneficio de jóvenes árabes, tanto hombres como mujeres.
Cuando cumplí 20 años, decidí convertirme en embajador de mi gente, por mi generación. Resolví que sería un símbolo de cambio para los jóvenes. Me sumé a la Policía Nacional de Israel que en aquel momento, hace 40 años, no tenía ni un oficial musulmán. La situación no era fácil. Yo hasta diría que fue muy difícil, casi imposible. Pero dado que yo no creo en la palabra “imposible”, seguí por el camino que había decidido, independientemente de las dificultades y obstáculos.
Me topé con oposición de mi propia sociedad, y con sospechas de parte de la Policía. Dificultades desde ambas direcciones, mi sociedad y la Policía.
A pesar de todo, decidí continuar con esta lucha doble. Me lancé a una senda difícil, por mí y mi gente y comencé a trabajar en la Policía de Israel, en el cargo más sencillo: guardia a la entrada de la estación de policía. Sí, solamente guardia, un trabajo sencillo pero muy difícil, quizás indigno, pero decidí que ese sería el paso siguiente en mi camino.
Mi trabajo en la policía fue una batalla constante, con dura competencia y diciéndome todo el tiempo a mí mismo que se trata de una dura prueba que debo pasar exitosamente. Pero sabiendo que lograr salir airoso de ese examen sería una victoria para la sociedad árabe en general, mientras que mi fracaso significaría que mi gente no merece ninguna posición de ese tipo.
Continué trabajando en la Policía de Israel y probé mis habilidades en cada puesto que se me encargó. Fue ascendido y cumplí trabajos muy delicados, muy difíciles y desafiantes. Fui el comandante de tres grandes estaciones de policía, proporcionando servicios de policía tanto a ciudadanos árabes como a judíos. Luego fui promovido al cargo de Comandante de la Región Costera de Israel.
Hoy ostento el rango de General en la Policía de Israel (A.J: General sería el rango en el ejército, en la policía se trata de su paralelo, pero los términos cambian en cada país). Este es el momento de decirles que la Policía de Israel es una institución decente, que abre las puertas a cada ciudadano del país, independientemente de su trasfondo o religión.
Debo aprovechar esta oportunidad para decirles que no solamente la Policía abrió sus puertas a los ciudadanos árabes sino que mis amigos y colegas de mi generación también se encuentran ahora entre los directores de departamentos médicos en hospitales israelíes y los conferencistas en las universidades israelíes. Y mientras tanto, otros miles de estudiantes árabes se han anotado en las universidades de Israel.
Distinguidos miembros del Comité, las puertas están abiertas.
Mi camino en la Policía de Israel, durante 40 años, no fue fácil. Hasta diría que fue muy difícil. A cada momento tenía que mostrar de lo que era capaz. En todo momento se me miraba y yo era el único de mi gente en la Policía israelí. Los reflectores se dirigían a mí, fuera cual fuera mi cargo.
No fue fácil aceptarme, un árabe musulmán como comandante durante eventos delicados y difíciles como aquellos que vivía al público israelí. No solo incidentes criminales sino también relacionados a temas de seguridad y terrorismo. Nuestro país ha visto muchos eventos de ese tipo.
Distinguidos miembros del Comité, no quisiera continuar hablando simplemente de mí en la Policía de Israel. Quisiera hablar también de la sociedad árabe israelí.
Sí. Antes de convertirme en un oficial de policía, y un comandante policial, yo soy un árabe musulmán, de la sociedad árabe israelí. Nuestra comunidad vive actualmente tiempos de cambio, momentos muy delicados. Es una época en la que hemos perdido el gobierno de la hamula, el clan, una época en la que los jóvenes no escuchar a sus mayores, un tiempo en el que la Policía no está presente siquiera entre nosotros. Tiempo atrás, todos se respaldaban en la autoridad de los mayores, que eran quienes resolvían los problemas e impedían el estallido de la violencia.
La falta de autoridad de los mayores, combinada con la ausencia de fuerzas de policía de la calle árabe, ha creado un vacío. Y como ustedes saben, los vacíos no se mantienen siempre como tales. Ese vacío ha sido llenado con violencia, lo cual amenaza al ciudadano árabe, especialmente a los buenos ciudadanos que han pagado con su propia seguridad personal y muy a menudo , con sus propias vidas.
Debo recalcar: ¿Acaso podemos aceptar un promedio de 70 víctimas árabes por año, asesinadas por árabes ? Esta situación es muy peligrosa . El ciudadano árabe no goza de seguridad personal.
Desde este punto de vista, con esta pesada responsabilidad, el Estado de Israel ha decidido poner fin a la violencia en la calle árabe. Ha decidido entrar y proporcionar seguridad personal a cada ciudadano árabe y cada madre árabe.
La resolución 992 adoptada en el 2016, presentada por el Ministro de Seguridad Pública Sr. Gilad Erdan, con el consentimiento de la Policía de Israel, ordenó la creación de una unidad especial para mejorar los servicios a la sociedad árabe y poner fin al peligro a la vida personal y la seguridad de la calle árabe. El Ministro me pidió a mí comandar esa unidad, cuyo objetivo es mejorar los servicios policíacos a la sociedad árabe, y combatir la violencia, proporcionando seguridad personal al ciudadano árabe.
(...)
Decidimos abrir las puertas a jóvenes hombres y mujeres e invitarlos a sumarse a la Policía de Israel.
A pesar de todas las dificultades, en dos años hemos establecido 8 estaciones de policía en localidades árabes y comunidades, parte de las 18 que deben ser creadas en 5 años, de acuerdo a lo progamado. Estas estaciones tienen como tarea servir al ciudadano árabe y proporcionar seguridad personal a la madre árabe.
Hasta ahora, más de 600 jóvenes árabes , varones, y 55 jóvenes mujeres árabes, se han sumado a la Policía. Esta es la revolución y el cambio que aspirábamos alcanzar. Eso es lo que está pasando en la Policía israelí. Igualdad entre todos los ciudadanos, puertas abiertas a todo ciudadano.
Hoy pueden ver una mujer árabe musulmana proporcionando servicios policiales a un ciudadano árabe. Esto no tiene precedentes. Aún necesitamos muchos cambios.La situación es delicada y sabemos que cualquier evento fuera de lo común puede interferir en el camino hacia este objetivo. Este programa es importante y muy caro. El presupuesto que ha sido invertido asciende a 15.000 millones de shekel (unos 4 mil millones de euros).
En todo el mundo la Policía tiene el deber –al igual que la Policía de Israel- de manejarse con minorías y respetar todos sus derechos debidamente. Por otro lado, la minoría debe respetar el gobierno de Derecho, al igual que cualquier otro ciudadano del Estado.
La conexión entre estos dos conceptos nos llevará a una sociedad más sana e igualitaria en la que es bueno vivir.
La mejora de los servicios policiales al ciudadano árabe es un deber de cualquier policía y nosotros, como comandantes, enseñamos a nuestros policías a servir a la sociedad árabe, lo cual constituye una piedra fundamental para que la situación sea mejor y tengamos un mejor país.
Sabemos que aún estamos al comienzo de nuestra marcha. Es nuestro deber continuar con este programa e inculcarlo a cualquier oficial de policía en el terreno. Vuestros oídos están escuchando sobre los cambios en la Policía de Israel en beneficio de la igualdad, la justicia para el ciudadano árabe, y veustros ojos pueden ver el cambio aquí de pie ante ustedes: soy yo, un árabe musulmán, que alcanzó la más alta posición en la Policía de Israel, el máximo rango, uno por debajo del que ostenta el Inspector General de la Policía de Israel”.