Cultura

Carol Honigsberg: un reencuentro profundo con el arte

Carol Honigsberg nació en Montevideo y tiene 65 años. Aunque su vínculo con el arte comenzó en la infancia, fue recién en los últimos años —después de un largo silencio creativo— que volvió a conectar profundamente con la pintura. Hoy, presenta una muestra que reúne obras realizadas entre 2024 y 2025, fruto de ese reencuentro íntimo y transformador.

Desde muy joven, Carol encontró en el dibujo una forma espontánea de expresión. Creció en una casa donde el arte se respiraba: su madre era marchande y trabajaba con reconocidos artistas uruguayos, por lo que las pinturas circulaban por su hogar como parte del paisaje cotidiano. A los 15 o 16 años, ya se sentía fascinada por las obras que llegaban para ser expuestas. El blanco y negro fue su primer lenguaje visual, un modo de empezar a explorar emociones sin decirlas.

Durante décadas, esa pulsión creativa quedó en pausa. Fue recién durante la pandemia que, en un momento de introspección, Carol decidió volver a pintar. Ese "clic" marcó el inicio de una etapa nueva, más libre, más consciente y profundamente emocional.

En 2018 había comenzado un camino de formación artística más sistemático, participando en talleres con referentes del arte uruguayo como Daniela Caputto, Mariana Olaso, José Pelayo (con quien sigue trabajando) y también en el reconocido Taller Iturria de Casablanca. Estas experiencias fueron claves en la construcción de su identidad artística.

Su obra actual se centra en el óleo sobre tela, técnica que le permite explorar la fuerza del color, la materia y la emoción. En ocasiones, incorpora materiales que suman textura y profundidad a sus piezas. La suya es una pintura intuitiva, nacida desde lo sensorial y emocional. Cada obra surge en el momento, sin planificación previa, como una respuesta interna que solo se activa frente al lienzo.

Para Carol, pintar es una forma de exploración interior, un diálogo silencioso entre lo visible y lo invisible. Su universo plástico es íntimo pero expansivo, y está profundamente conectado con lo femenino, lo espiritual y lo poético.

Entre sus museos favoritos están el Thyssen de Madrid y el Albertina de Viena, dos espacios en los cuales, como frente a una obra propia, siente que el arte la conmueve y la transforma.

Su propuesta invita a detenerse, mirar con atención… y sentir más allá de lo racional.

 

Janet Rudman
(09 Julio 2025 , 19:53)

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