“Sabía que no sería solución para el terrorismo”, sostiene
Dan Harel se desempeñó en diversos cargos en las Fuerzas de Defensa de Israel y llegó inclusive a ser el Sub Comandante en Jefe. Pero ineludiblemente, uno de los “títulos” que se le han pegado, es el del “General de la Desconexión”. Es que en agosto del 2005, cuando se puso en práctica el plan aprobado antes por el gobierno y la Kneset, él tenía a su cargo el Comando Sur y por ende fue la responsabilidad por esa difícil misión recayó sobre sus hombros.
Hace unos días nos recibió en su casa para una extensa entrevista, de la que publicamos aquí un resumen.

PRIMERO, SUS CITAS PRINCIPALES
-La misión que se nos asignó fue desmantelar los asentamientos judíos en la Franja de Gaza y desplegar las tropas en una nueva frontera tras la retirada. Es ineludible señalar que un año y medio antes combatíamos a elementos terroristas en la Franja, controlada en aquel momento por la Autoridad Palestina. Hamás comenzó entonces a ascender, creando una amenaza y una alternativa a la Autoridad. Ya antes de la retirada habían disparado 4.000 cohetes contra el Estado de Israel.
- El promedio era de 20 atentados por día en toda la Franja de Gaza, contra los habitantes judíos de los asentamientos. Cargas explosivas, morteros, de todo. Así que cuando hoy recuerdan aquello como idílico, debo recordar que no lo era.
- Nosotros esperamos hasta que la Knéset aprobara la ley de desconexión y después que el Tribunal Supremo debatiera 11 apelaciones contra la desconexión- que rechazó diciendo que no le correspondía intervenir- y recién después empezamos a trabajar de verdad.
- Teníamos que hacer algo que de hecho no era una misión militar. Sabemos conquistar una montaña, operar en Khan Yunes, lo que sea, pero evacuar población civil de tu pueblo, es otra cosa. La pregunta era cómo evacuar a la población de una manera que no creara efectos nacionales de división en la población.
- Hubo muchos momentos complejos. Llegamos a una casa en la que el dueño estaba regando el césped. Era ya la mañana de la evacuación.Nos dijo: “No entienden, esto no se va a concretar. No puede ser”.
- Dijimos a los soldados que no están en una misión de guerra, que la gente a la que tienen que evacuar son nuestros hermanos. Me propusieron una consigna muy adecuada: actuar con sensibilidad y firmeza. La combinación era clave.
- Dijimos claramente que la decisión la había tomado el Estado de Israel, su gobierno, luego la Kneset y el Tribunal Supremo había rechazado las apelaciones contrarias. El Estado tiene derecho a determinar sus fronteras.
-Toda la desconexión fue una verdadera victoria de la cordura, del respeto a lo que en hebreo se llama “mamlajtiut”, lo que representa al Estado y su soberanía. Hoy en día considero que en el Consejo Yesha hay gente de posiciones más extremas, pero en aquel momento su prioridad era el bien del estado como tal, mantener a Israel unido, no destruirlo.
-Yo personalmente fui a evacuar la casa de Shimoni, quien era el jefe del consejo local, porque dije que si enviaba soldados, también lo haría yo mismo. Me gritaron "nazi" y me lanzaron todo tipo de cosas en la calle principal. Me sentí muy mal pero no tenía opción. Al final, llega el momento de decidir si cumples con la tarea que el Estado te ha asignado o renuncias. No hay término medio.
- Unos seis meses antes de la retirada, escribí una carta al Jefe de Estado Mayor señalando que las amenazas de la Franja de Gaza volverán, Hamás tomará el control de la Franja, lo cual ocurrió un año después de la retirada. E incluso llamé a la Franja Hamastán, fui el primero en llamarla así.
-Dije que mientras muchos dicen que habrá paz y tranquilidad, yo creo que no las habrá. "Verán cómo los movimientos terroristas toman el control de la Franja y tendremos que lidiar con ello". Ahora bien, si el gobierno quiere evacuar, lo haremos, pero eso no va a solucionar el asunto con Hamastán.
-No creía que hubiera futuro para los asentamientos en la Franja de Gaza. Eran 1500 familias viviendo junto a un millón de palestinos que se duplicaban cada 15 años. Preparé la nueva línea y la reforcé con 12 batallones que también eran divisiones en todos los asentamientos porque no sabía qué pasaría. Y dejé atrás, si no recuerdo mal, 12 batallones. ¿Sabes cuántos eran el 7 de octubre? Dos batallones y medio .
- Hay quienes dicen que hay una línea directa desde la retirada, como si no hubiera habido nada intermedio, y luego el 7 de octubre, alegando que la retirada trajo consigo el 7 de octubre. Pero eso es una tontería. Si el 7 de octubre hubiera ocurrido cuando había asentamientos en Gush Katif, nadie habría salido vivo de allí. Pero además, hubo 18 años entre la retirada y el 7 de octubre. ¿Por qué no hicieron nada contra lo que Hamas fue construyendo? Todo eso se debía haber visto y detectado.La desconexión no tiene nada que ver.
LA ENTREVISTA COMPLETA

P: ¿Le choca que se le señale como el General de la Desconexión?
R: Me choca mucho. Queríamos que la Policía se encargara de esto, para evitar una situación en la que soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel tengan que enfrentarse a civiles. La misión que se nos asignó fue desmantelar los asentamientos judíos en la Franja de Gaza y desplegar las tropas en una nueva frontera tras la retirada. Es ineludible señalar que un año y medio antes combatíamos a elementos terroristas en la Franja, controlada en aquel momento por la Autoridad Palestina. Hamás comenzó entonces a ascender, creando una amenaza y una alternativa a la Autoridad. Se presentaban como el camino correcto en comparación con los líderes corruptos de la AP.
P: Y fueron ganando poder.
R: Por supuesto. Ya entonces disparaban cohetes. Ya antes de la retirada habían disparado 4.000 cohetes contra el Estado de Israel.
P: Si mal no recuerdo, ya en enero o febrero del 2001 fueron los primeros cohetes a la ciudad de Sderot fuera de la Franja.
R: Así es. Antes eran más cortos, morteros, y caían en los kibutzim. Nosotros realizábamos diferentes operativos tratando de llegar a las fábricas de los cohetes Qassam. El promedio era de 20 atentados por día en toda la Franja de Gaza, contra los habitantes judíos de los asentamientos. Cargas explosivas, morteros, de todo. Así que cuando hoy recuerdan aquello como idílico, debo recordar que no lo era. Tuvimos que hacer operativos en Rafah, Khan Yunes, en la ciudad de Gaza. Recuerdo a los soldados caídos, un atentado con 6 muertos, la destrucción de un túnel con 200 kilos de explosivos y tantos más…Como oficial de mando, perdí 54 soldados desde que asumí como jefe del Comando Central en el 2003 hasta la desconexión.
Los preparativos
P: La decisión de la retirada tuvo varias etapas y mientras tanto ustedes se iban preparando.
R: Nosotros esperamos hasta que la Knéset aprobara la ley de desconexión y después que el Tribunal Supremo debatiera 11 apelaciones contra la desconexión- que rechazó diciendo que no le correspondía intervenir- y recién después empezamos a trabajar de verdad.
P: Y la gran pregunta era cómo abordar algo así…Había habido cierto precedente en la evacuación de Yamir en Sinaí en el marco del acuerdo de Paz con Egipto, pero esto era otra cosa.
R: Por supuesto. No sabíamos cómo hacerlo. Por un lado la población civil judía en Gush Katif nos miraba con mucho aprecio porque sabían que los cuidábamos y que en muchas ocasiones les salvamos la vida. Hubo infiltraciones, asesinatos, era muy duro. Los habitantes lo sabían. Pero aquí teníamos que hacer algo que de hecho no era una misión militar. Sabemos conquistar una montaña, operar en Khan Yunes, lo que sea, pero evacuar población civil de tu pueblo, es otra cosa. La pregunta era cómo evacuar a la población de una manera que no creara efectos nacionales de división en la población.
P: Creo que estaba claro de antemano que sería imposible evitar eso.
R: Depende de la posición de cada uno. Lo tomamos muy en serio. Fueron creados múltiples equipos para lidiar con todos los problemas que podíamos prever. Había que pensar en múltiples aspectos. Algunos ejemplos, cómo lidiar logísticamente con un convoy con miles de vehículos que pueden ser atacados por terroristas. O cómo se protege el eje de transporte para trasladar a toda la gente que no se había ido sola cuando empezó la evacuación, sabiendo que los terroristas acechan. Y tanto más no sólo en términos de seguridad. Y sabíamos que por la fuerza no funcionaría.
P: ¿En qué consistió el entrenamiento previo?
R: Fue intenso. Hablé ante salas de 700 y 1000 comandantes que iban a participar. Algo que dejé en claro al jefe del ejército, que primero era Moshe Yaalon y luego Dan Halutz, era que había que concretar la retirada mientras combatimos el terrorismo palestino. Cuando llegué al asentamiento Neve Dkalim, que era el más grande de Gush Katif, miré alrededor y vi que a unos cientos de metros, todos los balcones de Khan Yunes estaban llenos de palestinos. Desde allí y de los tejados nos observaban. ¿Y si lanzaban atentados cuando había concentración de tropas y de habitantes?
Y además había que construir una nueva línea de frontera. El trazado mismo era un desafío. Recopilamos todos los documentos de la época del Mandato británico para determinar dónde debía ir realmente la frontera. Recibimos la aprobación de la ONU, que establecía que esta era realmente la línea. Luego, había que construir una línea con una valla inteligente y nuevos campamentos para las fuerzas que estaban dentro de la Franja.
P: Muchos desafíos simultáneos.
R: Así es. Recibí todas las tropas que pedí. Fue un esfuerzo nacional. A un soldado hay que entrenarlo a que actúe a veces en forma agresiva. Eso es clave en guerra. Pero esto era otra cosa. Por eso le dije a Halutz que preciso gente madura, por lo cual establecimos brigadas de soldados y oficiales que estaban ya después del servicio obligatorio. Claro que no se podía todos así. Me trajeron el curso completo de pilotos, me trajeron brigadas de soldados regulares y estamos en el primer círculo de atención a los evacuados.
P: Recuerdo claramente, cuando cubrí la evacuación, las duras escenas de padres de familia hablando con los soldados y diciéndoles “estás ometiendo un error, te arrepentirás cuando vas que los cohetes llegarán a Ashkelon” y cosas así. Sin violencia física, pero momentos muy duros.
R: Sin dudas. Hubo muchos momentos complejos. Llegamos a una casa en la que el dueño estaba regando el césped. Era ya la mañana de la evacuación.Nos dijo: “No entienden, esto no se va a concretar. No puede ser”.
P: Volvamos al entrentamiento.
R: Sabíamos que no se puede enviar así nomás a soldados y decirles que evacúen a una familia de su casa. Hay que enseñarles técnicas. ¿Qué haces cuando alguien se sienta en el suelo y ahora tienes que sacarlo? Si lo sacas mal, se romperán los brazos y las piernas. Había que capacitar a 15.000 personas para evacuar a 8.000 personas, 1500 familias. Y había todo tipo de gente que había logrado entrar a la Franja para protestar y tratar de frenar esto. Aprendimos las técnicas de la Policía.
Pero eso no fue todo. Para que sea real, alojamos gente en casas del centro de entrenamiento en el campamento Tze'elim. Les indicamos que actúen como descontrolados, o sea no solamente resistiéndose pasivamente, para que se pueda practicar. Te diré que hubo algunos casos de soldados que se fracturaron brazos o piernas en ese entrenamiento, pero fueron los únicos heridos de la retirada, ya que entre los evacuados reales no hubo.
P: Me imagino que era necesaria también preparación mental.
R: Exacto. Dijimos a los soldados que no están en una misión de guerra, que la gente a la que tienen que evacuar son nuestros hermanos. Me propusieron una consigna muy adecuada: actuar con sensibilidad y firmeza. La combinación era clave.
Entre la protesta y el deber democrático
P: ¿Tuvieron que entrar también en el tema de por qué ustedes lo llevan a cabo?
R: Dijimos claramente que la decisión la había tomado el Estado de Israel, su gobierno, luego la Kneset y el Tribunal Supremo había rechazado las apelaciones contrarias. El Estado tiene derecho a determinar sus fronteras. La Ley de Desconexión determinó la fecha tras la cual la presencia de ciudadanos israelíes en el territorio no es ilegal. Yo, como Comandante en las FDI, tenía que cumplir lo que el gobierno ordenaba. Si las FDI interferían, no es democracia.
P: ¿Qué pasó con soldados que tenían familia viviendo en los sitios que tenían que ser evacuados?
R: Los movieron entre los distintos círculos de acción para que no estén en eso desafío concreto. Hubo un total, si mal no recuerdo, de 12 soldados que se negaron.
P: ¿Qué contactos tuvo usted fuera del ámbito militar, para tratar que todo funcione bien?
R: Estuve con los rabinos más importantes del Estado de Israel. Antes de esto, nos reunimos con el Consejo Yesha, representante de los asentamientos, para intentar definir los límites adecuados para la resistencia. Les dijimos que entendíamos que debían resistir, pero pedí que no se crucen líneas rojas, que no se rompan elementos claves del país que debían preservarse.
P: ¿Y lo entendieron?
R: Claro que lo entendieron. Pero al mismo tiempo seguían las protestas.
Unimos fuerzas con la Policía y establecimos un cuartel general en el kibutz Ein HaShlosha. Y también seguimos con los entrenamientos, como un ejercicio especial en el kibutz Kerem Shalom, el punto más al sur, en el triángulo de fronteras entre Egipto, Israel y la Franja de Gaza. Llegué temprano al lugar del ejercicio y vi a chicas en los tejados con el cabello cubierto para hacerlo lo más realista posible, como mujeres religiosas. Los soldados trajeron ropa de civil de casa y se quedaron allí gritando. Llegué en el jeep a Kerem Shalom, en el techo del comedor, y cuando llegué al jeep, empezaron a tirarme manzanas. Y como les había dicho que debía ser realista, pusieron ninjas 8 kms antes de la entrada o sea que hubo neumáticos pinchados y todo se demoró. Y claro que a todo esto se agregó el tener que lidiar con gente que venía de afuera para tratar de frenar todo.Teníamos claro que si miles de personas entraban en la Franja, no habría posibilidad de que resistiéramos la retirada y esta solo se intensificaría, porque la gente de afuera era mucho más militante que la de adentro. Entraban en los baúles de los coches, de todo. Un gran incidente fue en Kfar Maimon, fuera de la Franja , donde tuvimos que frenar a por lo menos mil civiles que podrían haber complicado todo.
P: En el caso de Kfar Maimon el Consejo Yesha cumplió un rol importante. Entiendo que no querían un enfrentamiento.
R: Así es, no querían. Yo diría que toda la desconexión fue una verdadera victoria de la cordura, del respeto a lo que en hebreo se llama “mamlajtiut”, lo que representa al Estado y su soberanía. Hoy en día considero que en el Consejo Yesha hay gente de posiciones más extremas, pero en aquel momento su prioridad era el bien del estado como tal, mantener a Israel unido, no destruirlo. Nuestra misión era garantizar que ese difícil desafío de la retirada y evacuación no termine en fractura sino sólo en rasguño.
El día de la verdad

P: Y llegó el día de la evacuación…¿Alguien se había ido antes, solo?
R: La mayor parte del tiempo hubo una gran presión social para que nadie se vaya. Algunos habitantes sí salieron voluntariamente antes pero muy pocos. Quizás menos del 5%. Así que fui a hablar con los rabinos de los asentamientos en Neve Dekalim y reuní a todos los rabinos. Les dije: «Escuchen, no lo entienden, tengo la intención de evacuar una franja, no tengo otra opción, eso es lo que me ordenó el Estado».Les pedí que convenzan a la gente a salir, para que no tengan que lidiar con momentos duros. Pero la respuesta fue clara: “Los amamos, nos protegen, pero la salvación de Dios es inminente y, por lo tanto, nadie se moverá”.
P: Qué difícil…
R: Les respondí que son como el Flautista de Hamelín; los arruinarán personal y económicamente a la gente. Les pedí que dejen que la gente marche, que los alienten a eso. No quisieron. Así que en ese momento decidí llevar a cabo una operación que llamamos Operación Yad La'ajim, o sea “Una Mano a los hermanos”. Decidí posponer, a pesar de la ley, la evacuación dos días e iniciar una operación para llegar a cada familia y hablar con ellos. Creé 400 equipos de oficiales, escribí una carta a las familias, los soldados fueron a cada casa en los asentamientos, llamaron a la puerta y les entregaron una carta. Y la carta decía: «A partir de hoy, es ilegal permanecer en la Franja. Ustedes son de lo mejor del Estado de Israel. La oposición al plan no funcionó. Les pedimos que se levanten y se vayan, porque no queremos evacuarlos por la fuerza».
P: ¿Ayudó en algo?
R: Ayudó mucho, un 20% ó 30% de los habitantes se fueron por esa carta. Lo que pasó en esos dos días fue que empezamos a recibir respuestas de gente que quería irse, y entonces dije: "¡Dense prisa, dense prisa, traigan los camiones, los semirremolques con los contenedores, porque antes no nos dejaron entrar!". Para que puedan llevarse sus cosas. Pero en Neve Dekalim habitantes que se oponían a ello cerraron la puerta y prendieron fuego a los contenedores de basura. Hubo una verdadera pelea en la puerta hasta que la cortamos. Al final los que querían irse antes, pudieron salir, pero fue complejo. Y había que sacar todas las pertenencias, garantizar que nada se pierda, enorme desafío. No sé de nada que se haya perdido.
Su rol personal
P: En lo personal ¿dónde estaba usted cuando se concretó la evacuación? ¿Qué sentimientos lo embargaron, como israelí, como judío?
R: Fueron momentos muy difíciles. Cuando entré a Neve Dkalim el primer día, me dieron que me pondrían guardia porque si me atacan, todo quedaría afectado. No sabíamos qué pasaría al final. Pero no pasó nada. Ya lo dije que eso fue una victoria conjunta de la población evacuada, los líderes del Consejo Yesha y el Estado que se expresa a través de nuestras acciones, incluyendo la de la policía. Y yo personalmente fui a evacuar la casa de Shimoni, quien era el jefe del consejo local, porque dije que si enviaba soldados, también lo haría yo mismo. Me gritaron "nazi" y me lanzaron todo tipo de cosas en la calle principal. Me sentí muy mal pero no tenía opción. Al final, llega el momento de decidir si cumples con la tarea que el Estado te ha asignado o renuncias. No hay término medio. Y en mi fuero íntimo me molestó que las autoridades que habían tomado la decisión de la retirada, no se dignaron a ir a los asentamientos y hablar con la gente. El propio Ariel Sharon no fue. Esperó hasta el cuarto día después de la evacuación para levantar el teléfono y agradecerme.
Un duro presagio
P: ¿Qué pensaba sobre lo que significaba la retirada en términos de la seguridad nacional?
R: Unos seis meses antes de la retirada, escribí una carta al Jefe de Estado Mayor señalando que las amenazas de la Franja de Gaza volverán, Hamás tomará el control de la Franja, lo cual ocurrió un año después de la retirada. E incluso llamé a la Franja Hamastán, fui el primero en llamarla así.
P: Pero la decisión ya estaba tomada.
R: Por supuesto. Pero en la carta di mi opinión profesional. Dije que mientras muchos dicen que habrá paz y tranquilidad, yo creo que no las habrá. “"Verán cómo los movimientos terroristas toman el control de la Franja y tendremos que lidiar con ello". Ahora bien, si el gobierno quiere evacuar, lo haremos, pero eso no va a solucionar el asunto con Hamastán. Y el jefe de la Inteligencia Militar dijo que era improbable que lo que yo decía sucediera.
P: Creo que es ineludible recordar que usted ha apoyado en los últimos años la protesta contra el gobierno de Netanyahu, cuyo desempeño ha criticado. Y por eso también me pregunto qué es lo primero que pensó cuando le dijeron que hay que salir de Gush Katif.
R: Yo diría ante todo que por los diversos cargos que ocupé en mis 36 años en el ejército, vi la situación desde todos los ángulos. Fui jefe del departamento de operaciones, Secretario militar de ministros de defensa y primer ministro, jefe de artillería; comandante de división; luego estuve en los blindados, General del Comando Sur, luego agregado de las Fuerzas de Defensa de Israel en Estados Unidos, finalmente subjefe del Estado Mayor; y después, también director general del Ministerio de Defensa. No soy un líder de las protestas que provenga de la izquierda o la derecha. Me considero una persona de centro. Estoy listo para luchar por este país. Fui herido. La cuestión no es una postura política, sino un punto de vista.
Nunca me ha molestado ningún gobierno del país hasta el último. Fui dos veces director general de un ministerio con Benjamin Netanyahu. Nunca vi ningún problema con ello. Vengo a servir al país. Soy un funcionario en el sentido más profundo de la palabra. Después de dejar el ejército, sabía en mi interior que la Autoridad Palestina estaba podrida hasta la médula. Se llevaban el dinero de todo, de cada manzana que entraba en la Franja, y con los métodos de un régimen autoritario muy deshonesto. Para mi estaba claro que se había derrumbado. Y en efecto, de un golpe, los derribaron. Y eso es lo que escribí en la carta. Pero eso no debería reflejarse en el hecho que recibí una misión que debía cumplir. Quisiera recordar que evacuamos la Franja sin una sola muerte, sin un solo herido, un enfrentamiento enorme de miles de personas, y lo terminamos sin víctimas
P: Quisiera ajustar su entendimiento de la situación, compuesto por un lado por su aprecio a la población judía local, sus críticas a la AP y a los terroristas de Hamas y su convicción de que los ataques seguirían. ¿Creía que la retirada era un error?
R: No, un país tiene derecho a determinar sus fronteras. Y no creía que hubiera futuro para los asentamientos en la Franja de Gaza. Eran 1500 familias viviendo junto a un millón de palestinos que se duplicaban cada 15 años. Preparé la nueva línea y la reforcé con 12 batallones que también eran divisiones en todos los asentamientos porque no sabía qué pasaría. Tenía claro que iba a ser problemático pero me dije, ésta es la frontera del Estado de Israel, lucharemos en la frontera, como lo hacemos en la frontera con el Líbano, la frontera con Siria y en todas las fronteras. Y dejé atrás, si no recuerdo mal, 12 batallones. ¿Sabes cuántos eran el 7 de octubre? Dos batallones y medio .
Entre la retirada y la masacre
P: ¿Qué línea trazaría entre la retirada, si la hay, y el 7 de octubre?
R: Hay quienes dicen que hay una línea directa desde la retirada, como si no hubiera habido nada intermedio, y luego el 7 de octubre, alegando que la retirada trajo consigo el 7 de octubre. Pero eso es una tontería. Y pintan una imagen como si hubiera habido en aquel entonces un idilio. No lo había. . Luchamos en las carreteras, luchamos en los puestos de avanzada, luchamos en los asentamientos todos los días contra el terrorismo. Si el 7 de octubre hubiera ocurrido cuando había asentamientos en Gush Katif, ya sabes...
P: Habrían asesinado a todos.
R: Por supuesto. Israel no les quitó tierras a los palestinos para asentarse allí, se asentó en las dunas arenosas y fueron los habitantes judíos, con su fuerza laboral y su iniciativa, que la desarrollaron. Si hubiera sido el 7 de octubre con todos ellos allí, nadie habría salido vivo de allí. Pero además, hubo 18 años entre la retirada y el 7 de octubre. ¿Por qué no hicieron nada contra lo que Hamas fue construyendo? Y aquí llego a una pregunta anterior sobre las críticas a Netanyahu. ¿Quién fue el Primer Ministro aquí durante esos 18 años? ¿Quién decidió transferir mil quinientos millones de dólares a Hamás? Tonterías acusar a la desconexión por el 7 de octubre. Netanyahu, votó cuatro veces a favor de la desconexión.
El permitió que el dinero de Qatar llegue a Hamas, con maletas llenas de dinero que no sé de dónde salieron ni adónde fueron a parar, pero está completamente claro que Hamás con ese dinero construyó 800 kms de túneles ¿Cómo tienen el dinero para eso? Tenían decenas de miles de cohetes pesados que podían alcanzar Tel Aviv y los lanzaron. Después de todo, el día del ataque del 7 de octubre, dispararon 4.000 cohetes en un día. ¿De dónde los sacan? ¿De dónde sacan misiles antitanque, drones, parapentes? Todo eso se debía haber visto y detectado.La desconexión no tiene nada que ver.