Y que los acompañará por siempre
Meses atrás publicamos una nota con cuatro jóvenes israelíes que estaban cumpliendo una misión comunitaria en Montevideo. Provenientes de distintos marcos y distintos sectores de la población israelí, se encontraron en Uruguay 6 jóvenes religiosos y 2 jovencitas seculares y a pesar de algunas diferencias en el trabajo de cada uno, se convirtieron en un grupo.
Por un lado estaban Yuval Levi y Dania Camhi, conocidas como “las shinshiniot” (por la sigla en hebreo referente a “año de servicio”, antes del servicio militar), trabajaron en la Escuela Integral, como parte de un proyecto de la Agencia Judía. Además. Yuval trabajaba con el movimiento juvenil Betar y Dania con Hanoar Hatzioni.
Otro “sub-grupo” eran las cuatro “bnot sherut”en Yavne: Tehila Revivo, Noi Revivo, Adi Jen Amusi y Bareket Albo. En esta categoría están incluidas jovencitas que por ser religiosas prefieren no hacer servicio militar con varones, pero sí quieren aportar a la comunidad, por lo cual optan por el llamado “servicio nacional”, de dos años. El segundo año, decidieron hacerlo trabajando con una comunidad judía fuera de Israel.
- Y estaban los dos varones que trabajaban en Yavne, Itamar Cohen y Elroi Salman , ambos ya más grandes, después de su servicio militar, que llegaron en el marco del proyecto “Torá miTzion”, a aportar en la yeshivá de Yavne, aunque en la práctica hacían mucho más que eso.
Lo recordamos ahora porque con esta nota, nos place cubrir al fin una deuda pendiente.
Cuando concretamos aquella entrevista, aprovechando nuestra estadía en Montevideo, pudimos reunirnos solamente con Dania, Yuval, Tehila e Itamar.
Y recién ahora concretamos aquí la publicación de la segunda parte, que decidimos publicar aunque todos están ya de regreso en Israel. Es que gracias a que estos jóvenes tan especiales me han mantenido en su grupo de whatsapp al que me sumaron en su momento para coordinar la primera entrevista, nos consta cuán unidos todos ellos quedaron gracias a la vivencia compartida en Uruguay.
Eso me permitió seguirles los pasos, continuar palpando la amistad que se había forjado entre ellos, el cariño que seguía uniéndolos ya finalizada la shlijut, la misión comunitaria especial en Uruguay. Siempre recordando sus vivencias en Montevideo y su profundo cariño por lo que había significado para todos ese singular período, volvieron a sus vidas en Israel, pendientes unos de otros y también de algún amigo uruguayo que viene de visita a Israel, y buscando oportunidades para encontrarse cuando podían coincidir en Jerusalem o Tel Aviv, aunque cada uno viniera de otra parte del país.
La experiencia en Uruguay los acompaña para siempre.
Nos cuenta al respecto Adi Jen, de 20 años, que vive en Jerusalem y viene de una familia religiosa. “La verdad es que antes de tomar esta opción de hacer el segundo año del servicio nacional en una comunidad judía en el exterior, no tenía ni idea de qué se trata ni cómo era. De a poco me fui acercando, fui entendiendo el significado y entendí que aprendería mucho del mundo judío”.
Y agrega: “Antes de llegar a Uruguay, la mayoría de mis amigos eran religiosos, por lo cual para mí esa misión fue como salir de una burbuja. Y no tengo dudas que me hizo mucho bien. El vínculo que establecí, que todos nosotros logramos establecer con la comunidad en Uruguay, fue imponente. Ahí sentí que podemos hacernos amigos no porque sean religiosos, o porque sean seculares, de derecha o de izquierda. Nos hicimos amigos porque nos unía a todos nuestra condición judía y el sentimiento al respecto era sin duda muy fuerte”.
En este tipo de situaciones, se habla de mutuo enriquecimiento, y no son meras palabras. Los jóvenes israelíes aportaron a la comunidad pero también recibieron. “En Uruguay descubrí amigos verdaderos que me permitieron entrar a su mundo, algo que no sé si habría podido ocurrir en otro lado”, afirma Adi, recordando que apenas dejó Uruguay, ya estaba extrañando a todos.
En cuanto al trabajo hecho en Uruguay, Adi sintió que ella y sus compañeros, en Yavne, aportaron tanto desde el punto de vista religioso como en su calidad de jóvenes israelíes. “En la escuela teníamos a nuestro cargo todos los proyectos de los jaguim, las fiestas, y otras cosas relacionadas a Israel. También apoyábamos en clases de hebreo, en obras de teatro en el gan, clases sobre Israel y todo tipo de proyectos que promovimos”.
Adi da ejemplos concretos y la lista parece interminable: ir al Hogar de Burgues a alegrar a los abuelos, hacer eventos de Hafrashat Jala, ayudar a preparar la kashrut en la cocina de una familia que decidió observar las reglas culinarias judías, reuniones de conversación con jóvenes sobre Parashat Hashavua , Jaguim, Shabat y mucho más. “Pensábamos constantemente qué más podemos hacer, qué necesitan, en qué podemos aportar. Y ahora pienso que fue solamente un año y parece increíble todo lo que hicimos. Es que queríamos que sea un año muy significativo”.
Un elemento reiterativo en los comentarios de todos, era la felicidad que les daba ver el lugar que ocupa Israel en la vida de la comunidad judía.
“A mí me sorprendió mucho ver cuán central es Israel para la comunidad judía uruguaya, cuánto quieren a Israel, cuánto se interesan. Mucha gente viaja a menudo a Israel y claro que también conocí mucha gente que quiere radicarse en Israel”.
Adi destaca, entre las numerosas experiencias que tuvo en Uruguay, la vivida en el majané (campamento) de Habonim- Dror, al que fue con otra de las compañeras de su grupo, Tehila Revivo. “El majané era de viernes a domingo y la verdad es que íbamos con cierto temor. La ideología del movimiento es sumamente distinta de aquello en lo que nosotras creemos. Pero apenas llegamos, los temores desaparecieron. Nos trataron divinamente, nos ayudaron en todo lo que precisábamos. Cada cosa que hacían, nos preguntaban primero si para nosotras está bien, se sentaron con nosotras, plantearon muchas preguntas, hicimos una actividad sobre Israel, tocamos guitarra, hicimos kabalat shabat y al terminar el shabat también la Havdala, todos juntos. Fue todo en un ambiente hermoso y alegra. Fue una vivencia inolvidable que me enseñó que podemos amar a cada hermano judío tal como es, aunque no sea igual a nosotros”
Por su parte, Elroi Salman (24), del moshav Bnei Reem en la zona conocida como la Shfela, confiesa que siempre fue un niño al que le gustaba estar cerca de su casa, aunque también amaba los desafíos. En su servicio militar en Tzahal estuvo en la Brigada Golani, como parte de una yeshivat hesder en Sderot (combinando los estudios religiosos con el entrenamiento de combate) y cuando estaba por finalizarlo, quiso estudiar concienzudamente las distintas opciones. “Para mí era importante hacer algo bueno, positivo, que resulte significativo para mí, me permita aportar e incida en el resto de mi vida”. Mirando hacia atrás recordando el proceso, la alegría y dudas al mismo tiempo cuando lo aceptaron para viajar como sheliaj a una comunidad judía del exterior, siente que tomó la decisión correcta.
“También ya estando en Uruguay, me planteo diariamente la pregunta, por qué elegí este camino, y trato de aclararme a mí mismo cada mañana, que tengo que trabajar con fuerzas frescas. Y siempre recuerdo en especial un ejemplo concreto, el mensaje que recibí de un una persona de la comunidad que empezó a acercarse a la observancia religiosa y me pidió ayuda para hacer que su cocina sea kasher. Fui a su casa, hice todo lo necesario, y el agradecimiento que él me transmitió tan reiteradamente, diciendo que gracias a mi ayuda le permitía elevarse un escalón más en su proceso de fortalecimiento religioso, para mí fue muy fuerte”.
Elroi recuerda que antes de partir sus expectativas eran tener buena conexión con la comunidad, conocer nuevos amigos, y a nivel personal , poder descubrir en qué es bueno en especial para poder compartir de ello con los demás. “No es un trabajo fácil para nada, pero es una magia que se concreta en la shlijut y que siento claramente estando aquí”, nos decía tiempo atrás, aún en Uruguay.
A la enumeración de las diversas actividades que llevó a cabo en Montevideo., que combinaban la parte religiosa con la social, las enseñanzas sobre judaísmo y sobre Israel, los estudios en grupo sobre Gmara, Halaja, idioma hebreo, a horas diveras, agrega su propio estudio: “Cada uno aprende sobre sí mismo, su personalidad, sus cualidades, y lo que el Todopoderoso espera de nosotros. ¿Qué le dio a cada uno? Uno plantea preguntas y también encuentra respuestas”.
Preguntamos a Elroi si puede compartir alguna vivencia especial, puntual, y enseguida menciona la finalización de uno de los grupos que estudiaban para convertirse al judaísmo. “Vi 14 personas que se presentaron al examen y lo pasaron exitosamente. Familias, solteros, parejas…Me estremeció, en el sentido positivo del término. Me emocionó como quien ve algo sagrado, verlos tomando la responsabilidad de vivir de acuerdo a los principios del Judaísmo y diciendo ´Shma Israel Adonái Elokeinu Adonái Ejad´”.
En Montevideo, Elroi descubrió inclusive que canta bien y fue invitado a cantar en casamientos de amigos de la comunidad. “Fue un privilegio”, asegura.
Recuerda con especial emoción la ceremonia de Havdala en Yavne al finalizar Shabat. “La comunidad cantando las palabras de la Havdala, emocionada, feliz…muy especial”.
Elroi sintió mucho la falta de su familia, tanto sus padres y hermanos como la familia más amplia. “Son algo muy especial para mí”, explica. “Pero la vivencia en Uruguay fue hermosa, enriquecedora, y tanto mi familia adoptiva como la comunidad en general me hicieron sentir en casa. Estoy muy agradecido por ello”.
Ahora están todos ya de regreso en Israel, cada uno con sus estudios, trabajo y diversas actividades. Pero en Uruguay los recuerdan.
En una reciente visita a la Escuela Integral, nos lo dejaron en claro varias de las docentes que compartieron un año con Yuval y Dania.
No sorprende porque a Yuval y Dania, que pasaron el año entero en la Integral, parece imposible olvidar.
La verdad es que todas las docentes en la foto que tomamos en la Integral participaron en un cálido saludo muy personal para ambas, pero que por alguna falla técnica no logramos utilizarlo. En nombre de todas, Carina Ancis, Directora de Educación Judía, manda ahora un nuevo saludo especial.
Ahora ya se encuentra en Uruguay otro nuevo grupo de jóvenes israelíes. Evidentemente antes de partir se reunieron con los "veteranos" que podían contarles todo y cuánto les valía la pena viajar.
Quien tuvo la mayor novedad desde su regreso a Israel fue Yuval Levi, que se enroló recientemente a su servicio militar. Como no podía ser de otra manera, compartió algunas fotos al terminar un curso, y su alegría por la nueva etapa, con los compañeros de aventura en Uruguay. Todos le desearon éxito con entusiasmo y un gran cariño.
Yuval, aunque ya inserta en su nueva etapa, recuerda profundamente lo vivido en Montevideo. Tal como nos dijo tiempo atrás, se siente privilegiada de haber podido tener la oportunidad de cumplir esa misión.”Fui afortunada de haber llegado a la comunidad judía más abierta y receptiva que yo podía concebir. Ante todo, viví en la casa de la familia más maravillosa que podía pedir”, dice recordando la hospitalidad de los Cohen. “Vitali, Verónica, Rafael, Matías y Juli, hicieron todo por mí, compartieron conmigo momentos que estarán conmigo para siempre. Supieron hacerme reir y bromear conmigo, se preocuparon por mí y me convirtieron rápidamente en parte de la familia”. Y agrega mención de los “Weisz, Taranto, Krygier, Kanovich y Stein”, agradeciendo “todos los momentos que compartieron conmigo, por los que los llevaré en mi corazón y allí se quedarán por siempre”.
Yuval destaca que trabajó con gente profesional que siempre quería aportar a a los demás. “Ser parte del equipo de la Agencia Judía en Uruguay fue algo increíble. También trabajar en una escuela como Integral, del más alto nivel, donde di clases a niños que siempre mostraban entusiasmo por las actividades, irradiaban ganas de aprender y se alegraban si me veían por casualidad en la calle y venían a hablarme en hebreo”.
No olvida destacar sus actividades en el movimiento juvenil Betar, “una segunda familia, no tan grande pero muy fuerte, cuyos miembros quieren aportar, tienen un profundo sentimiento sionista y conciencia comunitaria en pro de los demás”.
“Soy una gran agradecida”, resume Yuval. “Por lo que viví y me hicieron sentir. Gracias a todos por haberme permitido entrar a vuestras vidas”.
Con esto está claro, que la colectividad judía uruguaya está presente también hoy, en Israel.