(Por Dinah Spitalnik)
Hace 4 años, cuando junto con Coco, decidimos hacer un viaje hacia nuestras raíces (Polonia y Macedonia) lejos estábamos de entender el contexto del cual mi familia había huido y sobrevivido gracias a la protección de dos familias albanesas musulmanas en distintas instancias y regiones de los Balcanes. En lo que hoy se conoce como Kosovo con la familia Rezniqi y en Albania con la familia Ruli.
Mi familia materna y mi madre misma nacieron en Skopje, ex Yugoslavia, actualmente Macedonia.
Desde allí iniciaron su búsqueda por su sobrevivencia por los Balcanes. Hoy no quiero detenerme en este peregrinaje por sus vidas. Ya lo ha relatado “Semanario Hebreo” en varias ocasiones anteriormente y yo misma en mi novela, Escape de los Balcanes.
Pero sí quiero hablar de Leke Rezniqi. Bisnieto de Arslan Mustafá Rezniqi y nieto de Arslan Rezniqi, sus ancestros conocidos por mi bisabuelo David Koen y mi tio abuelo Rafael Nathan y luego mi abuelo Salomon Konforti. El bisabuelo fue el primer Albanés kosovar reconocido por Yad Vashem como Justo entre las Naciones.
Leke, hoy tiene 33 años, pero ya en 2011 – saquen cuentas - se empeñó en encontrar a los descendientes de la familia Konforti. Buscó, hizo networking como pudo hasta que llegó a mi.
Cuando me contactó inicialmente, él no sabía que yo era la hija de Ivetta, ni la nieta de Salomon, de quienes había crecido escuchando a media voces ya que no se podía decir que el abuelo Arslan tenía amigos judíos. Yo no uso cotidianamente mi segundo apellido.
O sea que, un muchacho de 28-29 años, se puso al hombro la misión de encontrar a aquellos que su familia había de una manera u otra ayudado a sobrevivir.
Él en los Balcanes, nosotros en Montevideo.
Él preocupado por rescatar la memoria de cómo albaneses no judíos arriesgaron sus vidas y la de sus familias para salvar a judíos durante el Holocausto, nosotros agregando un hashtag de #weremember o de #neveragain a fotos y campañas anuales en las redes.
Esta es nuestra participación como individuos en mantener la memoria viva.
Leke preside la Asociación Amigos Kosovo-Israel, que investiga y recompila documentación sobre la participación albanesa durante el Holocausto.
¿Cuánto hacemos para que nuestros entornos cercanos sepan de primera mano lo que le pasó a los judíos que llegaron a Uruguay escapando del nazismo?
¿Cuál es el real compromiso de nuestros descendientes para que atrocidades como esas no se repitan? En la auto-crítica…¿qué estamos haciendo realmente?
Pero vuelvo a Leke. En 2015, decidimos ir a Macedonia y Kosovo y hacer el trayecto que mi familia hizo al escapar. Leke, que vive en Prishtina, capital de la actual República de Kosovo (no reconocida como tal por las Naciones unidas) vino a buscarnos a Skopje en auto con su hermano Adnan, 3 horas de ida- mi vuelo llegaba a la medianoche- 3 horas de vuelta.
Nosotros hubiésemos capaz mandado un remise con un cartelito con su nombre. Pero él vino personalmente.
Desde ese día y por todos los días que estuvimos juntos, él se empeñó en devolverme todos los recuerdos compartidos con mis abuelos ya fallecidos. Fue recabando en los años previos información y junto a su familia, me devolvieron en cada visita, comida o café, los aromas y sabores que mi mente evoca cada vez que pienso en mi abuela Duduna. Borekas, kiftes,Ayvar de Berenjenas, café con Kaymac. (la espuma del café con borra)
Y siempre me dijo que iba a venir a conocer a mi madre Ivetta. Pasaron desde entonces 4 años, y hace unos meses, este ahora joven de 33 años me avisa que vendría a Uruguay, que le dijera en qué momento hacerlo. Le contamos que este año celebraríamos la Bat Mitzva de mi nieta Luana y que vendría también mi familia del exterior. No dudó ni un momento, decidió que sus vacaciones las pasaría aquí con nosotros.
Por esas cosas divinamente mágicas que solo D-os genera, la Bat coincide con Janucá, lo que además le permitió a la NCI realizar un reconocimiento invitando a Leke a encender la 5ta. Vela de Janucá en memoria de los Justos Albaneses.
Y allí empieza otra fase de este viaje. La burocracia.
Al no ser Kosovo reconocida por las Naciones Unidas, Leke precisó de trámites especiales para poder ingresar a Uruguay. Tiene visas de múltiples países, ha viajado por Estados Unidos, Europa e Israel. Pues les cuento que Kosovo no tiene representación diplomática uruguaya, por lo que la más cercana está en Rumania. Pero- porque siempre hay un pero- para viajar a Rumania, y ser entrevistado, Leke precisaba gestionar una visa para entrar a ese país, más el costo del viaje, visa y más documentos específicos que confirmen que no tiene antecedentes criminales. O sea, visa para entrar a Rumania para ir al Consulado Uruguayo y volver a irse. Cualquiera de nosotros a esta altura, ya hubiera abortado el plan de conocer a Ivetta. Quizás hubiésemos sido conformistas y dicho, por algo será…
Hubo que sortear varias barreras. Apelé entonces a nuestro querido Ruperto Long. Él a su vez se comunicó con el Embajador Uruguayo en Rumania Omar Mesa, que es su amigo personal, quien a su vez se comunicó con la Cónsul Uruguaya en Rumania. A todos ellos agradezco especialmente. Accedieron a entrevistarlo por Skype y recibir la documentación requerida por DHL.
Leke recibió pocos días antes de partir, su carta de viaje – algo así como un salvoconducto.
El relato de todos estos detalles me trajo a la memoria la época de la guerra, donde mi familia terminó apátrida.
No le sellaron su pasaporte al ingresar a Uruguay, sí su salvoconducto.
Y finalmente llegó Leke. Muy recibido en familia, muy ansioso por conocer a mi madre. Le trajo el mejor regalo en el que podía haber pensado: un compilado de fotos antiguas de ella misma, pequeña, en la casa que otrora compartieron con sus abuelos. Le dije que le hablara en serbio ya que ella hablaba yugoslavo perfectamente y le sería más fácil de esa forma, en su idioma original, activar los recuerdos que tanto añoraba volver a escuchar y compartir con ella.
Mamá se reconocía en cada imagen. Ella se emociona. Su memoria enferma, sana por unos días, junto a Leke.
Y así fue. Desde su llegada, Leke participó de todas las actividades familiares con toda mi familia que había llegado ese mismo día desde Estados Unidos y Brasil. Se sumó a las bendiciones que recibió mi sobrino-nieto Samuel por su llegada a nuestra familia, asistió con nosotros a Shabat, participó de la Bat de Luana y vivió la emoción de ver a Luana pasear a la Torá y cantó junto a nosotros en esta Havdalá tan significativa.
Comió un chivito canadiense en la Pasiva, asado, milanesas con papas fritas, helado de dulce de leche….Tal como él mismo se definió, fue un Leke Gaucho por unos días.
Este joven hombre de 33 años, encontró lo que vino a buscar. Encontró a la familia Konforti. Descendientes de los salvados por su familia salvadora.
Pero lo más importante es que se encontró en la familia Konfoti. Uno más de nuestra familia.
Pero no solo de mi familia. La calidez con que lo recibieron cuando disertó en la NCI, le dejó en claro que ya es parte de una familia extendida: la de la comunidad judía, que lo reconoce como propio. Se hizo parte de una comunidad que casi 75 años después del fin de la guerra sigue honrando y agradeciendo a todos aquellos que arriesgaron sus vidas para proteger las nuestras.
Gracias Leke por decidir y empeñarte en que los Rezniqi-Konforti sigan unidos, más allá del pasado. Gracias a Dany y Paula Dolinsky por su cariño, a David Telias y directiva de NCI por todo su esfuerzo en lograr que Leke pudiera estar aquí con nosotros y principalmente gracias a D-os por permitirme a mí junto a mi familia, haberlo vivido. Feliz Año a todos.