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Lucy Buka Elkivity: el camino de una artista

Espero que disfruten esta nota. Es interesante y emocionante a la vez. 

 ¿Cómo fue el darte cuenta que te gustaba el arte? Venís de una familia dónde el arte era protagonista?

El arte estaba presente. La abuela que contaba siempre de su amor por la ópera y como iba a la ópera de Varsovia. Mi hermana Gisel que ya a la edad de 4 años pidió su piano. Y después las clases de piano que todos tomábamos con maestra que venía a casa. En la edad escolar íbamos al taller de artes de Rubio en Pocitos y lo recuerdo con mucho cariño. Aprendimos cerámica, dibujo, grabados, técnicas básicas con una metodología buenísima. Algunos trabajos todavía guardo de recuerdo. En casa teníamos un cuartito, Doris, mi hermana y yo donde hacíamos manualidades. Nos encantaba inventar casas de cartón y siempre teníamos al alcance materiales varios, restos de telas, cajas, papeles, y todo lo que pedíamos que nos compren en "Mosca Hermanos".  A mí siempre me gusto dibujar, hacía pequeñas ilustraciones, caricaturas, trataba de imitar  a los que hacen cartoons. En los años de la tnua todas mis hermanas teníamos guitarra. Aprendí algunos acordes, tocaba de oído y me gustaba cantar. La guitarra me acompañaba en los campamentos de la tnua.

Caballito de cerámica del Taller de Rubio

 

Recuerdo que a mi mama le gustaba mucho el arte de oriente. Ellos viajaron al oriente cuando éramos chiquitas y trajeron muchos objetos de arte y artesanías. Y también discos con música típica. Me encantaba escuchar esas tonalidades raras a nuestros oídos. Las más que me gustaron fueron las canciones japonesas. Yo quería aprender a cantarlas y me sentaba al lado del tocadiscos con papel y lápiz escuchando y escribiendo, cada segundo levantando la púa…No logre aprenderlas, pero algo del amor por oriente se iba despertando. Estaba yo ya en liceo y me enteré de un curso de caligrafía china. Me tome un ómnibus con una amiga y fuimos a ver. Pero al llegar a ese barrio desconocido, vimos un edificio antiguo de esos que tienen un pasillo largo con puertas a los costados, sentimos perfume de incienso y una música preciosa. Pero nos asustamos, era algo extraño…nos fuimos. En el taller de Rubio para algunas técnicas nos permitían copiar imágenes de libros. Yo copie de un panel japones una geisha, es decir me iba siempre a esa estética.  

  ¿Cuándo empezaste a pensar seriamente en el arte como profesión?  

 

Cuando llegamos a Israel me anote en el Liceo Blich de Ramat Gan que era lo que correspondía según la zona donde vivimos. Pero me sentía muy sola, no encajaba, mi hebreo no daba para el alto nivel de ese liceo. Era un lugar enorme para mí y nadie me dedicó atención como ola jadasha. Un día me vino a visitar una amiga del barrio donde vivíamos, entró en unos de los recreos y me encontró sentada sola en el aula. Vio como yo me encontraba y me dijo que este lugar no era para mi…ella sabía que un poco toco guitarra y que me gusta dibujar. Me contó que existe un liceo "Talma Yalin", donde podría estudiar arte. No sé cómo, si pedí permiso en casa o no, pero me fui a ese liceo, entre en la secretaria y dije que quiero estudiar ahí. Me contestaron que como las clases ya habían comenzado tendría que pasar un examen con el profesor de pintura y si el me acepta entonces me puedo registrar. Fui a ver al profesor, Tzvi Tadmor, me presenté y él me puso un pájaro embalsamado en la mesa de dibujo, me dio hojas y lápices y me dijo "dibuja". Se ve que lo hice bien porque me aceptó. A mama no le gustó la idea, entonces hicimos una llamada transatlántica a Montevideo para hablar con mi padre. Lo convencí diciéndole que el bachillerato será como el de humanidades. Y así empezó mi interés serio y profundo por el arte, y mi pasión por aprender todas las técnicas y practicar. Los ejercicios que hacíamos en clase yo los repetía en casa. Después del liceo, como no hice ejército (no recibimos inmediatamente la ciudadanía israelí y fuimos por muchos años residentes temporales así que no estaba obligada a enrolarme, cosa que hoy me arrepiento) empecé mis estudios para ser maestra de arte en la "Midrasha", seminario de maestros de arte. Se suponía que al terminar empezaba a trabajar de maestra en escuelas y liceos. Pero las cosas fueron distintas.

 Me contas como es que no se te nota al hablar que sos uruguaya? ¿Cómo es que Alejandra Okret tardó en darse cuenta?

No sé cómo, quizás es porque vine a Israel a los 14 que no tengo el típico acento en hebreo de los sudamericanos. Con Alejandra hablábamos de arte, nos conocimos por Facebook. Me encanta practicar así mi español. Yo la seguía y un día me animé a llamarla. Participamos juntas en una exposición hermosa en Modiin (Manchas) y después ella me invitó a participar en dos exposiciones que ella era la curadora (La Hora de la Mimosa y Como un Susurro). Charlando una de las veces fuimos abriéndonos de a poco…una historia mía, una historia de ella y nos asombró de haber tenido un trayecto parecido, en la kehila de Uruguay: la escuela judía, la tnua y la Alia…

Contanos de la muestra que hicieron juntas.

Taller de Lucy con Alejandra

 

Después de conocernos un tiempo invité a Alejandra a exponer en mi estudio de Tel Aviv en los acontecimientos de estudios y galerías abiertas que organiza la intendencia de Tel Aviv todos los años. Es un evento importante de un fin de semana que es como un festival de arte, por el movimiento, la frescura y renovación. Tengo un taller grande y quise invitar a Alejandra. Cuando ella me vino a visitar yo estaba ya armando una obra que correría por las paredes. Eran cianotipos de fotos de familia, recuerdos, memorias, hojas y ramas de árboles que fueron transmitidas al papel con esta técnica que pinta todo en azul. Le mostré a Alejandra que espacio le doy y le dije que exponga lo que quiera. Pero nos pusimos a hablar y en la conversación salieron a muchas cosas en común que nos llevó a querer hacer algo las dos que demuestre esta conexión, algo que contenga a las dos. La base seria papel. Yo con mis azules y ella con soles amarillos. Trabajamos mucho también en invitar curadores y entendidos del arte, como artistas colegas. Entre ellos a la curadora de la galería municipal de Rishon Le Tzion que es considerada muy buena e importante. A ella le gustó mucho lo que hicimos y nos invitó a proponerle un plan de trabajo. Buscamos la forma de traducir lo que ocurrió en mi estudio a los dos espacios que ella nos dio en la galería. Decidimos que un cuarto sería el de Alejandra y otro mío y nos visitaríamos como dos niñas que se encuentran para jugar, se prestan cosas, sueñan y extrañan. Alejandra puso sobre en una mesa iluminada montones de tiras de papel, cortadas a manos, y pintadas en un oro desteñido, gastado y rosados y entre las tiritas como escondidas joyitas en forma de frutillas de cera blanca pintadas y manchadas con carbón, que son como detenidas en el tiempo. A mí me parecían fósiles, marcas del tiempo. Las frutillas son muy importantes en el vocabulario artístico de Alejandra. La imagen es de abundancia, de desbordes, de fragilidad, de emociones que no tienen palabras. En la sala expuso también una obra llamada Leji Laj (en vez del Lej Leja de Avraham Avinu) y fotos tomadas en un avión. En su cuarto la visite con una pequeña marioneta de cartón como una muñeca para jugar y dos imágenes de mis vestiditos de niña. En mi sala sus frutillas fueron pintadas de azul posando sobre un libro de mi infancia, traído de Uruguay, y rosadas sobre una imagen de cumpleaños. Un dibujo de la querida mama de Alejandra fue colocado sobre una pila de libros, enciclopedias de mi infancia, también fueron traídos de Uruguay. En mi cuarto armé nuevamente El Gran Arrastre, ese arrastre de recuerdos, pensamientos entreverados, un poco caóticos, o rizoma, que se van formando de forma asociativa en la mente. Un círculo del tamaño de un camalote aloja cianotipos amontonados, de fotos familiares como un pantano de recuerdos, o charco, o la fuente de la cual surge todo.

 Si te preguntara tus recuerdos de la infancia relacionados con Uruguay, ¿contame uno o 2? 

Recuerdo muchas cosas lindas de Uruguay, Si cierro los ojos puedo caminar por las casas, primero vivimos en Malvin y después en Pocitos. Fuimos a la Escuela Grecia, caminábamos por el parque Biarritz. Cruzábamos a jugar al parque en las hamacas y a treparnos a los árboles. De tarde íbamos a la escuela Ivria en la calle Ellauri. Paseábamos por la Rambla y a veces nos encontrábamos a jugar a la pelota en la playa. Recuerdo la heladería de la esquina, la feria semanal, el cine de barrio y la librería Eden. Estudiamos en el liceo Zorrilla de San Martin. Mi hermano fue el único que asistió a la Escuela Integral. Teníamos una casita en Las Toscas y después en Punta del Este en Arcobaleno. A Las Toscas íbamos con la abuela Fany a pasar el verano. El chalé se llamaba Gueula, mi abuelo sionista que era, lo propuso. La casa estaba cerca de la playa e íbamos caminando con la abuela. Era muy divertido porque Doris y yo nos inventábamos castillos en la arena, puentes, cuevas. El problema era que la abuela no nos permitía acercarnos al agua y decía que la arena húmeda nos traería reuma. ¿Comó se pueden hacer así salir el agua? Sobre eso escribí un cuento para niños ilustrados que salió en una revista digital de literatura infantil. En invierno recuerdo también íbamos al Hotel Nirvana en Colonia, teníamos ahí encuentros con amiguitos y hacíamos cadenas de coquitos de eucaliptos.

¿Qué vivencias te dejó la tnua? ¿Te marcó de alguna forma?

La tnua era un paraíso de aventuras, de amistad, de infinitas diversiones. Entre la Ivria y la tnua se formó mi sionismo, mi sueño de hacer aliya. Los campamentos de la tnua eran una forma de saborear algo de Israel, los juegos, las canciones, el estar en carpas y tener una rutina "militar", con banderas y puestos a cumplir. Botas, barro, luchas imaginadas, bandos y tener que ganar en grupo. Mi sueño era hacer el curso de madrijim y venir a majon a israel. Pero no salió por lo de mi padre.

 Te fuiste de Uruguay con tu familia porque tu padre fue perseguido por los militares, ¿cómo fue tu salida de Uruguay y tu llegada a Israel? 

Si, papa fue detenido por unos meses. Por una estúpida denuncia falsa que no existía,  sucedió en una época de oscuridad, miedo y mucha tristeza y nos sentirnos traicionados por nuestro país, por nuestra gente. Papá no guardo rencor, lo vio como algo pasado. Pero guardo documentos y cartas, testimonios de esa época, en una carpeta que la tituló "Recuerdos Amargos". El plan era, como el de todos mis compañeros en la Ivria y NCI terminar los estudios y hacer alia. Pero esto cambió todo. Después de liberarse papa de la cárcel organizó el viaje. Nosotros muy contentos, realizando un sueño. Hicimos el viaje en barco. Recuerdo la emoción antes de desembarcar en Haifa cuando los funcionarios del ministerio del interior israelí nos asignaron los documentos para ingresar al país. Fue impactante esa madrugada, ver la costa de Israel desde la borda del barco. Legamos a Ramat Gan. Sin mi papá, él se quedó en Uruguay para terminar asuntos de la oficina y venía a Israel cada tantos meses, al principio. Así que estábamos prácticamente con mi mama y al poco tiempo mi abuela Fany. Llegamos en marzo 1973 y después de unos meses empezó la guerra de Yom Kipur. Fue difícil para nosotros, recién empezábamos nuestras vidas en Israel. ¿Quien sabía lo que es un refugio? Pero yo me sentía orgullosa de poder ser parte de esos momentos tan duros para todos.

Gisel, Doris y Lucy Buka

 

 Si tuvieras que decir algo que extrañas del Israel de cuándo vos llegaste que ahora no existe más... 

Había más fraternidad, no había tanto conflicto entre las distintas partes de la población, había jalutziut que no era derechista, sino por el mismo amor a la eretz. Me preocupa tanta corrupción, falta de valores morales. No digo que son cosas que no existían antes del todo, pero hay como una nube gris y fea, sobre todo.

 ¿Cómo es tu familia hoy?  

Me casé con israelí de procedencia iraqui. Una familia con una historia muy interesante. El papa de Shlomo fue un gran músico que junto con su hermano renovaron la música clásica y tradicional de Iraq y la llevaron al siglo XX. Muchas melodías que son consideradas clásicos de Iraq fueron obras que compuso el papa de Shlomo, Salah Al- Kuwaiti. Eran un dúo que Salah tocaba el violín y componía la música y Daud que tocaba el oud y cantaba.Hoy día el nieto de Daud, el hermano de Salah es el famoso Dudu Tassa que interpreta esas obras y canciones dándole su estilo musical. Tiene éxito por todo el mundo hasta en Iraq y es así una forma de nuevo reconocimiento. En la época de Sadam Husein borraron su nombre de la historia musical, convirtiendo todo en música nacional. Después que cayó Sadam empezó un movimiento en volver a darles su puesto en la historia. Nosotros hicimos el primer paso publicando un cd de las grabaciones que teníamos en ese momento. Fue una sensación en todos los países árabes. Nos casamos en 1979 y nació Gil.

Gil se enfermó de cáncer a los tres años y después de un año de tratamientos muy duros se enfermó de meningitis. Quedo muy dañado, invalido por completo y con poca conciencia. Falleció a los 13. Nuestro segundo hijo vive en Londres. Es curador de una colección de antigüedades japonesas. Y la más chica, mi hija termino estudios de gastronomía, slow food y sostenibilidad en Italia y volverá a Israel. Papa falleció hace dos años y mama hasta los 120 con salud.

  ¿Cuando vas en familia de viaje, te acompañan a ver muestras, o te dicen, ya alcanzó después de un rato?

Mi mejor compañero para recorrer museos y galeras es mi hijo. Tiene muchos conocimientos y una perspectiva muy amplia del arte. Tenemos conversaciones muy interesantes. Mi marido aprecia mucho el arte, le gusta ir conmigo a museos, pero tiene su "capacidad". Y mi hija prefiere recorrer ferias de alimentos.

  ¿Tus museos preferidos del mundo?

¡Todos! Encuentro que todo es interesante, cada lugar te muestra algo distinto, cosas nuevas para conocer, distintas visiones de curadores, y espacios.   

Tu carrera

Taller de Lucy 2018 

 

Abanico y marioneta

 

Cianotipos

 

Mientra Guil estaba enfermo no deje de crear, pero eran más bien manualidades. Lo que yo llamo cosas que dan placer inmediato sin profundizar demasiado. La mente no me daba para más, pero las manos necesitaban sentir los materiales, los ojos y la imaginación, la creación. Hacía manualidades que vendía y me daba satisfacción saber que también aportaba algo al presupuesto familiar ya que no podía salir a trabajar. Durante diez años fue así. Después que falleció empecé a encontrarme nuevamente con el dibujo por intermedio de las ilustraciones. Publiqué tres libros infantiles que escribí e ilustré, ilustré también una obra musical para niños de un gran compositor israelí, Tzvi Avni. Esa pieza fue realizada en muchos países del mundo con mucho éxito. Pero yo sentía en mi corazón que no es eso lo que quiero hacer. Ilusré libros para otros escritores y participé en muchas exposiciones que organizaba la unión de ilustradores. Perdí el interés, pero eso me despertó el hambre por buscar otra forma de expresión. Pintaba en casa en un cuarto que asigné para mis creaciones. Los dibujos se fueron volviendo más abstractos y los colores más monocromáticos hasta llegar al blanco y negro. Deje los acrílicos y me dedique a investigar la tinta china sobre tela. Quizás relacionado, intuitivamente a la estética de lejano oriente. Así se formó mi primera exposición en 2006. Los tamaños de las obras fueron creciendo, y conquiste el cuarto de estar de casa para tener más espacio. En 2012 me mude a el estudio en Tel Aviv. El lugar tan espacioso y en el centro de la actividad artística de Tel Aviv, cambio mucho mi obra. Podía trabajar en formatos más grandes, empecé a dedicar más tiempo al estudio y me permití jugar y experimentar. Comencé con una serie de marionetas que eran las figuras imaginarias, biomorficas que salían de mis pinturas dándoles vida a las imágenes. Las marionetas son de cartón y papel, con una cuerdita para tirar. Recuerdos de manualidades que hacíamos con la abuela Pesche. Ese movimiento mínimo era una muestra de alegría, lo que marca la vida básicamente. De esas marionetas, de ese movimiento como de alas se desarrollaron dibujos de criaturas aladas, imaginarias y expresivas, sin ser realistas, pero con raíces en lo biológico. Y de esas alas llegue a los abanicos. El movimiento de las alas es de abanico. Hice una colección de casi cien y sigo haciéndolos porque se constituyeron en un idioma particular. En los abanicos escribo textos, pongo imágenes, el movimiento al abrir y cerrar los hacen cambiar. Las alas son abanicos y los abanicos son alas. Todo eso incluí en mi exposición Sensu Amplo. Quise expresar también la idea de que todo cambia, nada está en su estado final, todo tiene siempre mucho más de lo que se ve.

 ¿Cuáles son los pintores y las corrientes que más te inspiran?

En movimientos y corrientes, el surrealismo en su comienzo y en concepto, el movimiento DaDa que sigue siendo actual. El expresionismo abstracto, como vocabulario. Nombres de pintores puedo dar cientos…también israelíes como Aviva Uri y Arie Aroch, gigantes del arte. Y en otros medios, la poesía me fascina como dos hermanas que una usa materiales plásticos y la otra letra con una gramática parecida. La fotografía me encanta, principalmente de la lejana historia, técnicas antiguas como el cianotipo. En los cianotipos que hago siento que me conecto a mis antepasados, a mis queridos que ya no están y sus imágenes aparecen nuevamente gracias al sol y el agua, dos elementos básicos de la naturaleza. Revivo así las imágenes de nuestras abuelas y abuelos, que muchos se pueden identificar con esos judíos inmigrantes sufridos, así me enfrento y trato de encontrar sentido en la cadena femenina que nos une.

¿Venis seguido a Uruguay? ¿A vos Uruguay te aportó algo del punto de vista artístico?

La verdad es que no viaje a Uruguay desde 1980 con la enfermedad de mi hijo, y con una familia para cuidar, después que Guil falleció lo único que quería hacer es sentarme tranquila, lento, meditar y pensar sobre el "resto de mi vida", que realmente quiero hacer. Y eso es lo que hago. Tengo suerte que mi marido me apoya y contiene y mi familia alrededor también. Mis hermanas son artistas, Gisel directora de orquestas y Doris escultora. En Uruguay se sembró la semilla. El taller de Rubio era un paraíso de materiales, colores, emociones que llevo conmigo. Ahora, pensándolo, veo que mis padres no me llevaron a ver museos, por ejemplo, pero me dieron todos los medios para sentir una atracción a los materiales, a la imaginación y la inventiva. Había en casa libros de arte y una suscripción a una revista del arte. Lo demás es enseñanzas que adquirí más adelante.

Muchas gracias, Lucy por habernos concedido esta entrevista.

 

 

Janet Rudman
(31 Enero 2020 , 09:21)

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