En comunidad

¿Conocían la historia del jurista judío que se refugió en Uruguay?

Gracias al ilustrativo artículo del Ing. Roberto Cyjon

Antes de compartir el artículo de Cyjon, con el que hemos aprendido mucho, debemos hacer alguna otra puntualización sobre la tormenta desatafda el miércoles a raíz de lo que insistimos fue una mala interpretación de un tuit de nuestra colega Blanca Rodríguez , respecto a una entrevista en su programa en radio El Espectador. En el  tuit,al presentar la emotiva historia que contó en vivo el abogado Dr. Juan Ceretta, escribió que se trata de "un científico judío, el otro uruguayo". Fue calificada de inmediato por algunos tuiteros como antisemita-nos abstenemos de reproducir insultos y adjetivos agregados- estimamos que de parte de gente que en su mayoría ni siquiera escuchó la nota en cuestión.

Muchos-también gente que nos escribió por privado a raíz del editorial en el que defendimos a Blanca y refutamos las acusaciones en su contra-se preguntaban por qué hay que calificar a uno como judío y al otro como uruguayo, señalando que esas son dos esferas diferentes, y que por definición, el credo de una persona no contradice su ciudadanía o nacionalidad. Explicamos, como saben, que el gran jurista al que Blanca hizo referencia como judío, James Goldschmidt, no era uruguayo, mientras que quien lo recibió y dio refugio en nuestro país, el Dr. Eduardo Couture, sí lo era, por lo cual nos parecía apropiada la forma de presentarlos. 

Pero lo central-que ahora nos damos cuenta quizás no destacamos lo suficiente en nuestro editorial- es que tampoco habría sido lógico pretender que Blanca los presente por ejemplo como "uno alemán, el otro uruguayo", ya que lo que caracterizaba a Goldschmidt, lo que hizo que haya tenido que salir de su país natal, lo que amenazaba su vida, era precisamente su condición de judío. Era sí ciudadano alemán, pero llegó a nuestro bendito país donde se salvó, porque como judío tuvo que buscar refugio. El gran jurista uruguayo Couture que lo invitó a Uruguay, no invitó a un colega alemán, invitó a un colega judío que estaba en aprietos. Sí, de ciudadanía alemana, nacido en Alemania, pero que se hallaba en esa situación, por ser judío.

Y eso es precisamente lo que Blanca quiso destacar.

El jurista judío James Goldschmidt que se refugió en Uruguay
El jurista judío James Goldschmidt que se refugió en Uruguay
El jurista uruguayo Eduardo Couture que invitó a Goldschmidt a Montevideo
El jurista uruguayo Eduardo Couture que invitó a Goldschmidt a Montevideo

 

Estuvimos en contacto directo con Blanca también horas después de la tormenta. Y me permito reproducir unos párrafos de un correo electrónico que Blanca, amiga querida, me mandó anoche. No le pedimos permiso para compartirlo, pero nos parece importante hacerlo.

" Yo "no me expresé mal", yo dije lo que quería decir. A él lo echaron de Alemania por judío no por alemán. Si yo hubiera puesto en el título "uno alemán", era lo mismo?. No, no era lo mismo, porque no era esa la razón para salvarlo, ampararlo y destacar su elogio de la libertad y la acogida uruguaya.  Alemania no tenía derecho ni a ser nombrada en esta historia cuando lo persiguió como un perro. ( A propósito, unos cuantos me dijeron perra hoy).  Cuál es el problema que tienen algunos judíos con ese tema?. Es decir con ser judíos?. qué tiene de malo decir que alguien es judío? cuando esa es la razón de la historia en cuestión. Ana, decir  "judío" y 1940 es decir perseguido, desterrado, desgarrado, torturado, despreciado, solo, atemorizado, todo eso encierra la palabra "judío" y no la encierra la palabra "alemán!, acá aplica la frase "cuando nombrar alcanza".  Por lo tanto como yo no tengo doble intención y tengo que comunicar con claridad a mi audiencia, entre la que no están los que respondieron groserías soeces, utilizo los términos que considero comunican lo que quiero decir. En el imperio romano los perseguidos eran los "cristianos", nadie decía el lugar de dónde venían, no tenía sentido, porque no era eso lo que los identificaba. Se identifica a los perseguidos en este caso por la religión y esa atraviesa fronteras".

Y agrega más adelante, recordando la conferencia que dio en su memoria el propio Eduardo Couture, que  tituló "Un judío que murió por la cultura".  Dice Blanca al respecto, con cierto sarcasmo: "Claro,tal vez debió haber dicho "un hombre de nacionalidad alemán que profesaba una religión por la que lo echaron de varios países de Europa" para que no se ofenda nadie. Couture hizo como yo, comunicó lo que se debía entender".

Y ahora sí, el valioso artículo del Ing.  Roberto Cyjon, Magister en Historia Política. Ex presidente del Comité Central Israelita del Uruguay.

GRACIAS BLANCA RODRÍGUEZ



Una gran amiga, de las comprometidas con causas justas y nobles, además de afamada periodista de nuestro país, nos ha regalado una hermosa historia que la llena, y nos llena, de orgullo.
 

En una entrevista durante su audición radial, Blanca se entera que el jurista uruguayo Eduardo J. Couture acogió en Uruguay, en el año 1938, a un prestigioso jurista judío alemán: James Paul Goldschmidt. Pongamos la historia en contexto, así podremos entender por qué colma nuestro espíritu.

Goldschmidt nació en Berlín el 17 de diciembre de 1874 en un hogar judío. El joven se dedica a estudiar Derecho y obtiene su doctorado con veintiún años el 26 de noviembre de 1895 en la Friedrich-Wilhelms- Universität de Berlín. Forma familia con Margarete Lange en 1906 y tienen cuatro hijos.

Goldschmidt opta por la vida académica, y en 1908 es designado Profesor extraordinario de Derecho Penal en la Universidad de Berlín. En 1931 es nombrado Decano. Su periplo decadente comienza con la asunción de Hitler al poder en 1933. Primero lo trasladan de universidad y en el ínterin no puede dar cátedra; pasa de Berlín a Frankfurt y luego a Berlín, hasta que en 1935 disponen su retiro con una jubilación indigna. También le impiden dictar cursos ni conferencias. Su única salida, y no con poca suerte, consistía en emigrar. Su familia se va desintegrando, viaja con el hijo mayor a Italia, luego otro hijo se traslada a Suiza y otro a España. James Paul logra, a través de sus contactos académicos, ubicarse en España y dar cursos en la Universidad de Madrid. Estalla la Guerra Civil Española y vuelve a huir, esta vez a Cardiff donde se encuentra con su hijo mayor. Para entonces, estaba acorralado en una Europa prebélica, donde se impondría el imperialismo nazi y estaba instalado el más temible antisemitismo.

Es en esas instancias, que le manda una carta al Profesor Eduardo Couture de la Universidad de Montevideo y le escribe líneas estremecedoras: "(...) conozco sus libros y tengo referencias de Usted. Estoy en Inglaterra y mi permiso de residencia se vence el 31 de diciembre de 1939. A Alemania no puedo volver por ser judío; a Francia tampoco porque soy alemán; a España menos aún. Debo salir de Inglaterra y no tengo visa consular para ir a ninguna parte del mundo"[1] Se trataba de un hombre que clamaba por su vida, atrapado en una red maléfica de discriminación y virulento antisemitismo a nivel internacional.

Que un jurista de la talla de Couture le haya abierto en forma inmediata las puertas de nuestro país, y de nuestra Universidad, en la cual alcanzó a dictar dos clases antes de fallecer el 28 de junio de 1940 preparando la tercera, es de una dimensión superlativa. En aquellos años, de norte a sur, en EE.UU. y en toda América, ya se habían dictado limitaciones inmigratorias posteriores a la Primera Guerra Mundial. En Uruguay rigieron entre 1930 y 1940. El interés era frenar la inmigración "exótica" (fundamentalmente judíos), así como de "antisociales" (como percibían a los comunistas). La "ley de indeseables" N.º 8.868 del 19 de julio de 1932, se amplió con decretos más restrictivos el 13 de octubre de 1936, en la nueva ley N.º 9.604. Recién se abolió formalmente en el año 2007.[2]

Sostiene la Cátedra de Historia del Derecho de la Universidad Nacional del Litoral, de Santa Fe, Argentina: "Sin duda alguna James Goldschmidt pertenece a los juristas más prominentes de su generación (...) [esbozó] construcciones conceptuales complejas fundamentadas sobre la ética y filosofía jurídica. (...) Ello lo tornó en un jurista original y sensitivo."

Blanca Rodríguez realizó una entrevista muy fecunda al obsequiarnos con datos de este rescate, valiente y honorable de Couture, que no culminó ahí. Su hijo Robert Goldschmidt, también jurista, logró escapar con su madre a Córdoba, Argentina y dictar clases en la Universidad Nacional hasta 1951. Gracias a los contactos con Couture, fue contratado por la Universidad de Venezuela, hasta su muerte en 1965.

¿Cómo no habría de estar Blanca exultante de orgullo con este aporte?  Aun dolida por quien le haya faltado el respeto por tener una vista corta de miras, debido a que habló de un jurista uruguayo y otro judío, aclaro que la puntualización es muy correcta. Un uruguayo le salvó la vida a un judío, prestigioso como él en ámbitos académicos, por el único hecho, precisamente, de "ser judío". Extraordinario lo de Couture. Ojalá que Goldschmidt hubiese tenido una vida prolongada para nacionalizarse uruguayo. Habría sido un compatriota más en el podio de los grandes hombres de nuestro país.

 

 

 

En resumen: Gracias Blanca. Gracias Roberto.

 

 

Ana Jerozolimski
(05 Marzo 2020 , 04:21)

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