Mundo Judío

MiSinai

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 40. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 40
Tetzahe-Zajor
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 6/03 18.56
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

LA PERSONALIDAD REMOVIBLE

Por Yanki Tauber

Un judío vagabundo llega a una pequeño hostal para vagabundos tarde en una fría y tormentosa noche.

“Está todo lleno”, le dice el posadero. “Dos o tres en una cama. Veamos... Tenemos un Cosaco de más de dos metros en unos de los catres del piso de arriba. Usted es pequeño, puede intentar subirse detrás de él.”

Aceptando agradecidamente la graciosa oferta, el judío vagabundo sube las escaleras a la buhardilla, no sin antes pedirle al posadero que lo despierte antes del amanecer. “Tengo que tomar un tren”, dice.

Antes de que se de cuenta, hay una mano moviéndolo para que se despierte. “Es antes del amanecer”, dice la voz, “Su tren.”

Se viste rápidamente en la oscuridad y sale corriendo a la estación de tren. En el camino a la plataforma pasa frente a un gran espejo en un marco ornamentado. Ve allí a un cosaco en uniforme.

“¡Este posadero idiota!”, exclamó consternado. “Despertó al cosaco en vez de al judío vagabundo. ¡Nunca voy a llegar a tiempo para despertarme y tomar el tren!”

Quienquiera se haya referido al ser humano como “el mono desnudo” entendió todo al revés. El hombre es la única criatura verdaderamente vestida, una criatura que se viste no sólo para calentarse o protegerse, sino para modificar, mejorar, incluso transformar su misma identidad.

De hecho, las identidades que nos confeccionamos a la medida tienen varias ventajas notables sobre la identidad congénita. Pueden mejorar nuestra personalidad natural acentuando nuestras buenas características, y desenfatizando, o incluso empleando para sacar ventaja, las menos deseables. Lo que es incluso mejor es que son completamente removibles: si no quedan bien, o si en primer lugar resultaron ser un error, las podemos reemplazar por otras diferentes.

La enseñanza jasídica se refiere a nuestras facultades de pensamiento, habla y acción como las tres “vestimentas” del alma. Las cosas a las elegimos dirigir nuestros pensamientos, las cosas que decimos y la forma en que las decimos, y la forma en que actuamos hacia los demás y hacia nosotros mismos, esas son las “vestimentas” que hacemos para nuestras almas.

Con estas vestimentas podemos proyectar nuestro carácter y personalidad en formas que amplifican nuestras características positivas, subyugan las negativas, e incluso expresan una cualidad negativa en una forma positiva. Vestimos un sentimiento abstracto en las palabras “te amo”. Cubrimos nuestra animosidad con comportamiento civilizado. Contenemos a un ego desbordado en el ímpetu de convertirnos en los donantes más grandes de la comunidad. Y si nos encontramos vistiendo ideas deshilachadas o feos patrones de comportamiento, nos recordamos que esas son solo vestimentas: tìrelas al cesto y consigase un guardarropa de mejor gusto.

Por supuesto, un método más básico de autosuperación es mejorar el “cuerpo” de nuestra alma, su carácter y personalidad. Pero es mucho más fácil comprar un lindo traje que ponerse a dieta. Además, quién sabe si la imagen de su alma en un lindo traje pueda ser lo que lo motive a poner su cuerpo en forma.

¿Hipocresía? Ciertamente. Imagine un mundo en el que todos actúan en una forma mejor, más sagrada y más compasiva de lo que son realmente. Quizás lo que nuestro mundo necesita es un poco más de hipocresía.

[D-os le dijo a Moisés] “[La túnica] debe ser vestida por Aarón para servir [como sumo sacerdote].” (Shemot 28:35)

La unidad del pueblo judío se reflejaba en las tres prendas principales del sumo sacerdote: Los nombres de las tribus que estaban grabadas en el Pectoral, apoyado en el corazón del sumo sacerdote, representaban a los justos entre nosotros. Los nombres de las tribus que estaban grabadas en las piedras del Efod, que cubría principalmente la espalda del sumo sacerdote, representan a los judíos anteriormente alejados que han regresado a la observancia judía. Las campanillas y granadas de la túnica representaban a aquellos judíos que aún están luchando con sus malas inclinaciones. Todos estos judíos deben estar representados cuando el sumo sacerdote entra al Santuario, porque debía invocar el mérito común a todo el pueblo.

Similarmente, cuando vemos a personas que necesitan un estímulo espiritual, debemos primero hacerlos conscientes de su valor inherente: que poseen un alma que es verdaderamente una parte de D-os. Al recibirlos de nuevo a la observancia judía, los ayudamos a reconectarse con su verdadero ser. Luego de esto, podemos ayudarlos a dejar cualquier negatividad que quede en sus vidas e incrementar su cumplimiento de actos de luz y bondad.

Likutei Sijot, vol. 21, págs. 184-189.

Shemot (Éxodo) 27:20 – 30:10

La octava sección del libro de Éxodo comienza con D-os diciéndole a Moisés que le ordene (Tetzavé en Hebreo) al pueblo judío que provea el aceite de oliva a ser usado para encender las lámparas del candelabro del Tabernáculo. Luego le describió las prendas especiales que los sacerdotes (Aarón, hermano de Moisés, y sus descendientes presentes y futuros) tendrían que vestir siempre que oficiaran en el Tabernáculo. Los hijos de Aarón se convirtieron en los primeros sacerdotes “comunes” que oficiaron en un uniforme compuesto de cuatro prendas; Aarón se convirtió en el primer “sumo sacerdote” que vistió un uniforme de ocho prendas y a quien se le confió tareas y privilegios más allá de los de los sacerdotes comunes. Luego de describir las prendas de los sacerdotes, D-os le ordenó a Moisés que cumpla un ritual de una semana para instalar a su hermano y sobrinos en su oficio de sacerdotes. Esto es seguido por la descripción del Altar de incienso, ubicado en la cámara externa del Santuario, cerca del Candelabro y la Mesa de doce panes.

EL DÍA QUE EL REBE DIJO "¡GRACIAS!"

Por Henya Laine

El día de Purim de 1988, nuestra familia estaba disfrutando de la cena festiva cuando se anunció que el Rebe de Lubavitch, que en paz descanse, estaba repartiendo dólares para que sean entregados a obras de caridad. Como nosotros vivíamos en Crown Heights, no solíamos desesperarnos por los dólares. Cuando el Rebe entregaba dólares, estaba de pie durante horas, y nosotros no queríamos que el Rebe siguiera de pie por causa nuestra. Por eso, únicamente asistíamos en ocasiones especiales, como una boda o un cumpleaños.

Siempre nos poníamos nuestra mejor ropa cuando visitábamos al Rebe, pero mi marido consideró que los niños, que tenían puestos sus disfraces de Purim, no estaban vestidos adecuadamente. Yo, por otro lado, creí que el Rebe disfrutaría de ver a los niños con sus disfraces. Después de todo, ¡era tradición vestirse así en este día! Finalmente, decidimos llevar a nuestros tres hijos más pequeños.

Para cuando llegamos al lugar donde el Rebe estaba repartiendo los dólares para dar a las obras de caridad, las puertas estaban cerradas. Decidimos esperar. Luego de unos minutos, las puertas se abrieron nuevamente. El asistente del Rebe dijo que él había esperado a que viniera más gente y había insistido para que se abrieran las puertas y se dejara entrar a aquellos que habían llegado tarde.

Mi hija Dobie, de diez años, estaba vestida como una mexicana y tenía un sombrero enorme. Cuando pasó por al lado del Rebe y recibió su dólar y su bendición, le agradeció. El Rebe la miró con sus ojos benditos y le dijo: “¡Gracias!”.

Cuando salimos, mi hija me preguntó qué le había dicho el Rebe. “El Rebe te agradeció en español”, le contesté.

Mashie, de siete años, estaba vestida como un soldado, con un enorme emblema que decía Tzivos Hashem en su campera. “Tzivos Hashem”, que literalmente significa “El ejército de D-os” es un grupo para jóvenes que el Rebe fundó en 1980. Ella recibió su dólar y el Rebe levantó su mano y tocó su sombrero para saludarla.

Rivkie, de cinco años, estaba vestida como una payasa. Luego de recibir su dólar, el Rebe le mostró una sonrisa enorme.

¿Valió la pena llevar a los niños a buscar los dólares del Rebe ese Purim? ¡Seguro!

Pero además, aprendí algo muy importante acerca del Rebe. Aprendí a ver y apreciar el esfuerzo que los demás ponen en cualquier cosa que hacen, hasta en el más mínimo detalle, y aprendí a mencionarles ese esfuerzo que hacen. El Rebe vio y apreció cada uno de los disfraces de Purim de mis niños y se aseguró de que nosotros lo supiéramos.

PURIM

Purim, celebrado el 14 de Adar, es el día más divertido y lleno de acción del año judío. 2400 años atrás, Hamán, el primer ministro persa, ordenó el genocidio de los judíos. Su plan fue frustrado por Esther y Mordejai, ¡y nosotros celebramos!

Así es cómo:

1. Escuchar el Milagro

Vaya a su sinagoga y escuche toda la Meguilá. La Meguilá, también conocida como el Libro de Esther, es el rollo que cuenta la historia de Purim. Escuche la lectura pública dos veces: una vez durante la noche de Purim y otra durante el día. Ponga atención, es vital escuchar cada palabra. Cuando se menciona el nombre de Hamán durante la lectura, los niños hacen sonar matracas y los adultos golpean el piso para erradicar su nombre malvado.

2. Compartir Comida

Purim es acerca de amistad y comunidad. Envíe un paquete conteniendo al menos dos tipos diferentes de comidas listas para comer o bebidas a al menos un conocido judío durante las horas del día de Purim.

3. Dar al Necesitado

Purim es acerca de ser compasivo. Dele comida o dinero a al menos dos personas necesitadas durante las horas del día de Purim. En caso que no pueda encontrar gente necesitada, su sinagoga probablemente recolecte dinero para este propósito. Por lo menos ponga dos monedas en una alcancía de tzedaká. La tzedaká es una mitzvá todo el año, pero en Purim le damos a todo aquel que pida.

4. Festejar y Regocijarse

Purim es acerca de compartir nuestra alegría. Durante las horas del día de Purim, reúnase con amigos y familia para una comida con vino. Cante, ria, diviértase con los demás. Tradicionalmente los banquetes de Purim duran hasta la noche.

5. Agradecer a D-os

Agregue V’Al Hanisim, un corta sección de agradecimiento por el milagro de Purim, a las plegarias diarias y a la Bendición Después de las Comidas.

En Purim tradicionalmente los niños se disfrazan, en alusión al milagro de Purim que estuvo disfrazado detrás de eventos naturales. Haga que sus hijos se disfracen con personajes buenos y alegres como Mordejai y Esther.

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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