Mundo Judío

Purim, cuerpo y alma

Por el Rabino Eliezer Shemtov.

Fotos de Purim en Jerusalem: Ariel Jerozolimski

Este lunes después del anochecer empieza la festividad de Purim en la cual festejamos y revivimos una de las salvaciones más grandes en la historia del pueblo judío. En el año 357 A.E.C. todo el pueblo judío se encontraba bajo el dominio del rey persa Ajashverosh y no había escapatoria del decreto de aniquilación perpetrado por su vil ministro, Hamán.

Gracias al inspirado liderazgo de Mordejai y Esther, el pueblo judío recapacitó y el decreto se neutralizó. “Para los judíos hubo luz, alegría, regocijo y honor.”[1]

 

Veamos algo del “backstage” de la historia.

Preguntaron los alumnos de Rabi Shimón bar Iojai[2]: ¿por qué mereció el pueblo judío un decreto de aniquilación? Y respondieron: Porque disfrutaron del banquete de aquel malvado [Ajashverosh].

El Rey había organizado todo una fiesta de ciento ochenta días para festejar el incumplimiento - según sus cálculos - de las profecías en cuanto a la finalización del exilio babilónico.

Para tal fin, sacó los utensilios del Templo de Jerusalén, saqueados por su antecesor Nebucodonosor quien había destruido el Templo y llevado al pueblo judío al exilio.

Ajashverosh invitó a los judíos a que festejen junto con él, ofreciéndoles inclusive comida Kasher del más alto nivel. Los judíos accedieron y fueron a celebrar sus excelentes relaciones políticas.

Surge la pregunta: ¿Acaso por eso se merece la muerte? ¿Cuál fue el pecado tan grave de participar de una cena con comida Kasher organizada por el rey?

El Rebe - que su mérito nos proteja - explica que la palabra clave aquí es que gozaron de la cena de aquel malvado. Se sintieron seguros por sus excelentes relaciones con el rey de la superpotencia de aquel entonces. Ya no necesitarían de los favores de Di-s para estar bien. Su amigo, el rey terrenal, se iba a ocupar de su bienestar y seguridad...

 

El decreto de aniquilación no fue un castigo, sino una consecuencia natural. El bienestar físico del pueblo judío depende de su bienestar espiritual. Apenas abandonaron su fe en Di-s y se sometieron a las buenas gracias del rey terrenal, listos a asimilarse, entró a jugar el sistema natural: odio hacia el judío y una orden por su aniquilación.

Apenas el pueblo judío recapacitó y reafirmó su dependencia de Di-s el decreto se neutralizó y el pueblo judío salió victorioso.

 

Cierre de un círculo milenario

Nuestros sabios explican que en la historia de Purim el pueblo judío canceló una “deuda pendiente”. Cuando recibimos la Torá, Di-s levantó el Monte Sinaí arriba de nuestras cabezas y nos dijo: “si aceptan la Torá, bien, y si no, aquí será su tumba.”[3] Desde entonces, el pueblo judío tenía una buena excusa para no cumplir con la Torá: “Fuimos coaccionados a aceptarla.”

En la historia de Purim el pueblo judío volvió a reafirmar - voluntariamente - su compromiso para con Di-s, reconfigurando así - retroactivamente - la genuinidad de su aceptación de la Torá en el Sinaí.

Las enseñanzas jasídicas nos dan un enfoque interesante sobre este concepto.

¿Qué quiere decir que Di-s levantó la montaña encima nuestra?

Explican que la montaña representa el amor, en contradistinción al valle que representa el temor. El pueblo judío que había experimentado tanto amor por parte de Di-s, las Díez plagas en Egipto, el cruce del mar, el maná que caía diariamente, las siete nubes de gloria que los acompañaban, etc., etc., ¿cómo iba a poder decir “no” ante un pedido de semejante benefactor?

Siempre quedaba la duda si realmente aceptaron cumplir con la Torá por convicción o si era simplemente porque les convenía...

En la historia de Purim, cuando parecía que Di-s los había abandonado y estaban por ser aniquilados por ser judíos, al optar por reafirmar su compromiso en vez de abandonarlo reafirmaron así la naturaleza de ese vínculo. Quedó claro que no era porque les convenía; era porque emanaba de la esencia de su alma.

Hoy en día sigue la lucha entre ambas filosofías de vida, la dependencia de Di-s vs. la independencia de Él. ¿Cuál es la realidad? ¿Hacia cuál de las dos realidades aspiramos? La tendencia del hombre es querer ser independiente y no deber nada a nadie. Purim celebra nuestra condición más íntima y deseada: dependencia total y constante de Di-sn. O sea, vivir una vida que gira en torno a la verdad y no simplemente en torno a nuestra verdad personal.

 

Ayuno de Esther

El lunes, víspera de Purim, es el Ayuno de Esther en conmemoración del ayuno que realizaron los judíos para invocar la ayuda divina antes de defenderse contra sus enemigos que los querían aniquilar. El ayuno empieza con la salida del alba y termina después de escuchar la lectura de la Meguilá al anochecer.

Majatzit Hashékel

Se acostumbra dar tres “media” monedas de plata a Tzedaká en recordación al censo anual que se realizaba por medio del medio shékel que cada uno daba para tal fin y con las cuales se compraban los sacrificios comunitarios ofrendados en el Beit Hamikdash.

Dado que no existe medio peso uruguayo, se utiliza tres monedas de medio dólar de plata. Se puede encontrar y usarlas en Beit Jabad.

Igual que cada precepto bíblico, también este tiene su “alma” o enseñanza que trasciende el acto a realizarse en un lugar y momento específicos.

El Shékel entero consistía en veinte unidades de Gueirá. Había que dar ni más ni menos que medio shékel que consistía de diez Gueirá.

La pregunta es: Siendo que hay servir a Di-s  con perfección, ¿por qué no dar un Shékel entero?

Una respuesta que los maestros jasídicos dan es que es para enseñarnos que por más que uno sirva a Di-s con su máximo potencial de diez poderes, es nada más que un “medio”. El otro medio es Di-s. Uno por sí mismo no puede lograr nada.

 

Otra respuesta es que el otro medio es el prójimo. La manera de lograr la completitud personal es por medio de unirse al prójimo.

De hecho las dos respuestas van de la mano. La manera de lograr que Di-s acompañe un emprendimiento es unirse al prójimo, buscar el beneficio de los demás, más allá del beneficio y satisfacción personales.

 

Las Mitzvot de Purim

Para recibir la energía especial del día de Purim hace falta cumplir con los preceptos “receptores” que  nuestros sabios han instituido:

1.    Escuchar la lectura de la Meguilá;

2.    mandar regalos de comida a los amigos;

3.    dar plata a los necesitados y

4.    participar de un banquete festivo.

Por más detalles, visite jabad.org.uy/Purim

[1] Esther, 8:16

[2] Talmud, Meguilá, 12a

[3] Talmud, Shabat, 88a

 

 

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