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MiSinai

Tenemos el honor de compartir con nuestros lectores MiSinaí No. 44. Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros.

No. 44
Tzav
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Horario de velas de Shabat en Montevideo, viernes 3/04 18.18
Demás localidades ver en  www.jabad.org.uy

VESTIRSE Y DESVESTIRSE

Por Elisha Greenbaum

En las últimas semanas hemos detallado los diferentes tipos de servicios que se realizaban en el Templo. A diferencia del servicio en una Sinagoga contemporánea, que principalmente consiste en recitar oraciones silenciosas intercaladas con cantos, tomar asiento y ponerse de pie, en el Templo los ritos eran mucho más emocionantes. Sacrificio de animales, la quema de incienso, ropa multicolor, rituales con un acompañamiento musical e interpretación coral formaban parte del espectáculo diario.

Después de que los sacrificios habían sido ofrendados y quemados en el altar, se pasaba a recoger las cenizas. Al Kohen (sacerdote) asignado para limpiar las cenizas acumuladas y transportarlas a la esquina correspondiente del altar, le fue ordenado lo siguiente: "y deberá quitarse la ropa (que había usado durante su servicio en el Templo) y ponerse otra ropa, y sacar las cenizas fuera del campamento" (Levítico 6:4).

¿Alguna vez has ingresado a una cocina de un fino restaurante? Las escenas de pánico y de caos que hay allí no guardan ninguna semejanza al decoro que gobierna en el restaurante. Del mismo modo, las ropas sucias y de trabajo utilitaria con que se visten los cocineros y lavavajillas son superadas por mucho por el atuendo formal que visten los mozos. Tiene sentido, después de todo, los mozos son los que se ocupan del servicio formal, cara a cara con el cliente, mientras que el rol de los otros, aunque vital, es preparar los platos para servir luego.

El Kohen no cambiaba de ropa por miedo a mancharla. Si no que cuando participaba en el servicio de D-os en el Templo, se vestía de lujo como un acto de homenaje a la Deidad en cuyo servicio estaba ocupado. Cuando se ocupaba con la tarea más prosaica de quitar las cenizas, aunque fuera algo vital, se cambiaba su atuendo formal y se ponía algo más funcional.

Sin embargo, a diferencia de la distinción entre el maitre y el cocinero, cada uno con un rol claramente delineado, en la casa de D-os el mismo kohen cumplía ambas funciones.

En el judaísmo no hay desconexión entre la "clase alta" y "los honestos trabajadores". No hay diferencia de clases, donde algunos habitan en las universidades y otros trabajan, sin ser vistos y subestimados, en tareas menos atractivas. El mismo sacerdote que ofrece los sacrificios es el que poco después se ensuciara removiendo las cenizas.

Todo el mundo disfruta del Séder, un momento único para el judaísmo. Participando con todas nuestras galas en la conmemoración de nuestra libertad. Por otro lado tenemos algo que no es tan agradable pero que también nos da energía, los preparativos para la festividad, algo que todos hacemos unas semanas antes de Pesaj. Es ineludible tener en cuenta que cuando limpiemos para Pesaj, moviendo cosas y lavando, nos estamos esforzando para hacerlo bien por el mismo D-os que nos ordeno hacer el Séder de Pesaj.

Cuando se trabaja para D-os, es importante el "cambiar tus ropas." Presentarse en público con una cara feliz. Demostrando que el judaísmo que amas y vives es algo funcional y confortable. No se quede envuelto en su capullo de formalidad, sino que relájese y muestre que cada tarea que D-os nos ordenó es al mismo tiempo un privilegio y un placer.

 

EL PROPÓSITO DEL SACERDOTE

Moshé le dijo a la comunidad: “Este procedimiento es lo que D-os [me] ordenó hacer.” (Vaikrá 8:5)

Aharón y sus hijos fueron instalados como sacerdotes por medio de dos tipos de ofrendas: , sacrificios específicos que Moshé ofrendó en nombre de ellos cada día durante una semana completa cuando el Tabernáculo fue erigido por primera vez, y una ofrenda de trigo que cada sacerdote debía ofrendar en el primer día de su servicio. El objetivo de dichos sacrificios era despertar dentro de Aharón y sus hijos las cualidades que les permitieran actuar como representantes del pueblo judío ante D-os, tanto para lograr la expiación por sus faltas como para elevarlos a mayores alturas de consciencia Divina.

Cada uno de nosotros tiene el poder interno de no sólo sobreponerse a la oscuridad espiritual sino transformarla también en luz. Pero este poder interno, por diversas razones, no siempre lo tenemos disponible. Por lo tanto debemos buscar personas que estén impregnadas de Torá y más avanzadas en el camino del refinamiento espiritual, para que podamos beneficiarnos de su inspiración y guía. Al mismo tiempo, también debemos desarrollar nuestro “sacerdote” interno, tanto para transformar nuestra oscuridad interna en luz, como para ayudar a otros a hacer lo mismo por sí mismos.

Likutei Sijot, vol. 7, págs. 39, 46-47.

Levítico (Vaikrá)  6:1 – 8:36

La segunda sección del libro de Levítico es la continuación y conclusión de la sección anterior, y abre con D-os diciéndole a Moshé que ordene (Tzav en Hebreo) a Aharón y sus hijos los procedimientos a seguir para la ofrenda de los sacrificios. La segunda mitad de la sección describe los ritos de la semana de instalación a través de los cuales los sacerdotes y el Tabernáculo fueron inaugurados.

LA MATZÁ EXTRA

Nuestros Sabios nos indican que la propensión a los actos de amor y bondad es una de las tres características básicas del alma judía. Quisiera compartir con ustedes una historia que me conmovió profundamente y que tiene una conexión con estas características de amor, bondad y mutua responsabilidad.

Rabí Eliézer Zushe Portugal (1896-1982), el Sculehner Rebe, era el Rebe de un pequeño pueblo, Sculeni, en lo que era el noreste de Rumania (hoy Ucrania). Cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial, en marzo de 1945, se encontró junto a un grupo de sobrevivientes y personas errantes, en Czernovitz, Bukovina, que estaba entonces bajo el gobierno ruso. Si bien Alemania no se rindió hasta el 7 de Mayo, Europa Oriental ya había sido liberada por el ejército ruso. Faltaban pocas semanas para la festividad de Pesaj. Si bien, algunos alimentos de Pesaj eran repartidos por instituciones de beneficencia, el Sculehner Rebe hizo considerables esfuerzos para obtener harina y poder hornear la tradicional y estrictamente custodiada Matzá Shemurá. A pesar de todos los obstáculos y la situación económica apremiante de los judíos, le fue posible hornear un número limitado de esas Matzot.

Entonces envió el mensaje a los Rebes jasídicos de la región, ofreciéndole a cada uno tres y nada más que tres, Matzot.

Una semana antes de Pesaj, Rabí Moshé Haguer, hijo del Seret -Vishnitzer Rebe, vino a buscar las Matzot que le fueron ofrecidas a su padre, Rabí Baruj Haguer. Después de recibir las tres Matzot, le dijo al Sculehner Rebe: "Sé que ofreciste sólo tres Matzot, pero mi padre, el Vishnitzer Rebe me pidió que le envíes seis Matzot". El Sculehner Rebe sintió que no podía rechazar el pedido, y entregó las seis Matzot, aunque reticentemente.

Un día antes de Pesaj, Rabí Moshé retornó a lo del Sculehner y le dijo: "He venido a devolverte tres Matzot"

- "Pero... no comprendo. ¡Entendí que tu padre necesitaba indefectiblemente seis Matzot!"

- "Mi padre me ordenó preguntarte si has guardado Matzot para ti."

Avergonzado, el Sculehner respondió: - "¡Cómo podía, si había tantos otros que las necesitaban!"

- "Mi padre supuso que eso sería lo que harías", explicó Rabí Moshé, "¡Estas tres Matzot las pidió para ti!"

EL SEDER DE PESAJ

La noche anterior a que saliéramos de Egipto, las familias se reunieron, comiendo matzá y hierbas amargas, contándoles a sus hijos boquiabiertos la promesa que D-os le hizo a sus antepasados, y como esta se estaba por hacer realidad. Y luego, a medianoche, la liberación comenzó.

Hoy nosotros, sus descendientes, aún nos reunimos alrededor de las mismas comidas, contando las mismas historias y anticipando una liberación aún más grande, cuando dejemos atrás la oscuridad y confusión del exilio de una vez por todas. Lo llamamos “el Séder”.

Lo Básico:

Disponga el plato del Seder como está ilustrado en la Hagadá, recite el kidush y beba la primera copa de vino kosher.

Notas: a) Debe beber al menos 45 cm3 en cada una de las cuatro copas de vino. b) Puede usar jugo de uva si no tolera el vino.

Lávese las manos sin decir bendición, remoje el vegetal (cebolla, papa o perejil) del plato del Seder en agua con sal, y coma un poco de él. Luego quiebre la matzá del medio en el plato del Seder y aparte la parte más grande para el afikoman.

Ahora es momento de leer la historia del Éxodo. Puede hacer que la gente se turne para leer, o leerla toda juntos. Siéntase libre para agregar sus propias historias y pensamientos. Esto es seguido por la segunda copa de vino.

Lávese las manos nuevamente, esta vez con bendición, y coma la matzá (30 gr. como mínimo por adulto). Para revivir la amargura de la esclavitud coma hierbas amargas (al menos 22 grs) suavemente sumergidas en jaroset. Luego coma matzá y hierbas amargas en sandwich.

Ahora viene la comida festiva. ¿Y de postre? Otro pedazo de matzá, el afikoman.

Diga la bendición después de las comidas, seguida por la tercer copa. Llene la copa del profeta Elias con vino y abra la puerta para invitarlo a entrar.

Finalmente, el halel (cantos de alabanza) es seguido por la cuarta copa. El Seder finaliza con la ferviente exclamación: “¡El próximo año en Jerusalem!”

MiSinaí es una publicación de Jabad Uruguay. Pereira de la luz 1130, Montevideo.
Artículos extraídos de www.Jabad.org.uy y www.Chabad.org, publicados con permiso.
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